Whisky, vodka, y cualquier otro tipo de alcohol existente

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Candice no dejaba de llorar y sus amigas comenzaban a desesperarse sin saber qué hacer para calmar a la chica. Acababan de terminar el último año de preparatoria y ya iban a entrar en la universidad.

Estaban a tan sólo un día de irse cada una por su camino, y sin embargo, la rubia estaba a punto de colapsar. Kourtney ya se había ido de la ciudad, Emily estaba a unas horas de hacerlo, ya que su universidad quedaba a una hora de la ciudad pero vendría de visita todos los viernes, sábados, y domingos, Sasha era la única que se quedaría ya que su universidad quedaba cerca a la de Candice.

Ya, Candy. Ya lo superarás, sólo era un idiota...

¡No es así! interrumpió ella a Lydia, su hermana—. Saben que... saben que él era especial, yo no entiendo por qué. Por qué...

Las lágrimas la interrumpieron, y continuó sollozando como si del fin del mundo se tratase.

Siempre demostró que no era una relación seria. Acotó Sasha, logrando que todos los ojos menos los de Candice se posaran en ella, con cara de pocos amigos—. ¿Qué? Es la verdad.

Candice siguió sollozando cada vez más triste y, Lydia rodó los ojos antes de decir:

Ese imbécil merece una paliza, ¿quién me acompaña a su casa?

¡Yo! Sasha levantó la mano enseguida.

Emily suspiró y se dejó caer en el pequeño puff que tenían las Finnstone por sofá en la habitación de Candice. Su hermana, quien estaba en su tercer año de preparatoria, se tendió en el hombro de su amiga, sin saber qué hacer para calmar a la rubia despechada.

¿Qué tal si...? No, mejor no.

¿Qué? ¿Qué tal si qué? cuestionó la rubia quien ahora se recostaba en las piernas de su hermana.

Iba a decir que fuéramos a una fiesta en la disco Monroe, pero... no creo que sea buena idea, quizás no te sientas bien, Candy. Aclaró Emily.

Pasaron unos minutos. El resto de las amigas no decían nada, sólo pensaban en qué responder, en si era una buena idea. Candice, sólo pensaba en el maldito de Jay. El mismo que le había prometido la Luna y el Sol, ahora la dejaba porque su universidad quedaba lejos y, se negaba a una relación a distancia, a pesar de que la carrera de su novia duraba sólo tres años.

¿Ir a una fiesta? Sonaba como un chiste de mal gusto considerando que la muchacha no estaba celebrando absolutamente nada. Una relación de cuatro años: rota.

Call Me or Fuck YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora