Capítulo 8

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Atenas

Al ver aquella escena, la chica estaba cegada por el enojo y los celos. Sara estaba tan bien con aquél chico que quiso aparentar estar igual. Miró a Alex, quien le ofreció una mirada de complicidad.
Tomó su mano y el chico se acercó para besarla, ella enredó sus manos en el cuello de Alex, y él puso sus manos en la cintura de Atenas. El beso se veía tan tierno y lleno de amor.

Al separarse, se sonrieron tratando de aguantar el ataque de risa... Era extraño ser lesbiana y besar a un chico gay.

Atenas miró hacia donde estaba Sara y el auto ya estaba saliendo del estacionamiento. Luego simplemente rieron a carcajadas y fueron adentro al cine y a jugar juntos como la vez anterior. Juntos se la pasaban increíble, se habían vuelto muy buenos amigos en tan poco tiempo. Atenas estaba segura de que nunca encontraría una amistad como esa.

Pasaron un buen rato juntos. Se sentaron a comer pizza en la zona de comida y miraron a las personas. Unos iban en pareja, otros solos y algunos con amigos.

—Atenas, gracias por ser mi amiga. —Alex le ofreció una sonrisa al terminar de decir eso.

—¿A qué viene eso? —Sonrió.

—Las personas se han alejado de mí en cuanto les contaba sobre mis preferencias. Y tú has sido de las pocas que se han quedado y que resultó ser igual que yo.

—Es gracioso pensar en eso... un día los dos llegamos con el corazón roto y entre los dos estamos haciendo algo por repararlos... Como salir, por ejemplo.

—Me alegra ser tu acompañante en este camino rumbo a la reparación de nuestros corazones.

—Prometamos algo.

—¿Qué cosa?

—Que aunque salgamos con alguien, no nos dejaremos a un lado... Y que cuando todo termine, estaremos aquí el uno para el otro, levantándonos el ánimo, comiendo pizza y jugando videojuegos.

—Lo prometo.

Hicieron la promesa con el meñique y luego sonrieron. Atenas bajó la mirada y luego el chico dijo:

—Eres una buena persona Atenas. Pienso que cualquier persona se podría enamorar de ti cuando te conozca. Bueno... yo no porque, obvio no me gustan las chicas. Pero siento que cualquier otra persona se quedaría encantada al tomarse el tiempo de conocerte.

—Quisiera que esa persona fuera Sara. —Dijo entristecida. Alex sonrió con dulzura y la miró aún sonriendo.

—Sabes, Atenas... Pienso que deberías decirle a Sara lo que sientes por ella. No es bueno que te guardes tus sentimientos, tampoco que te quedes con la duda de lo que podría pasar si le dijeras lo que sientes. ¿Qué más da? Igual ya no se hablan.

—No lo creo, Alex... Seguro me odiaría. Ella es hetero, ya la viste con su novio hace rato.

—Sé que no solo yo me di cuenta de la tristeza que ella mostraba estando con él.

—¿Tristeza?

—Ay, por favor, Atenas... Sabes de lo que estoy hablando. Sabes que ella no es feliz.

—Bueno, está bien... Pero primero necesito volver a hablar con ella. Necesito que vuelva a conocerme y que volvamos a ser las mismas de antes.

—¡Así se habla! Bien... ¿Qué esperas? Tienes su número, envíale un mensaje ahora. —Dijo entusiasmado.

Atenas sonrió, tomó si celular y buscó el número de Sara. Sus manos temblaban, pero Alex la sostuvo y de nuevo le ofreció una sonrisa que demostraba que estaría allí para sostenerla por si llegaba a caer.

"Holaaa. Sara, soy Atenas, este es mi nuevo número."

Envió el mensaje y miró a Alex, quien seguía sonriendo y tomando su mano. La respuesta llegó en menos de tres minutos.

"Hola, Atenas. Está bien, guardaré este número."

"¿Qué tal estás?"

"Bien... Salí con mi novio hace rato."

—Demuestrale que estás bien... Haz como si nada pasara, así tienen que empezar, deben dejar el drama a un lado. —Alex tenía la razón.

"Hacen muy linda pareja, Sara... Me alegro mucho."

"Tú y tu novio también."

"Oye... Salgamos algún día... Necesito a una amiga."

"¿Cuándo?"

"Tú dime... Yo estoy disponible siempre."

"Mmm... ¿Te parece en tres semanas? Es que los siguientes fines tengo algunas reuniones familiares, y los domingos no puedo porque mi madre y la madre de mi novio acaban de inventar algo a lo que llaman Día de Reunión de las Suegras."

—Tranquila, Atenas... Todo va a estar bien, solo ignora el último comentario. Acepta, en tres semanas saldrás con ella. —El chico era muy bueno para ayudarla a tomar buenas decisiones. Seguro si fuera por ella, ya habría cambiado de número de nuevo.

"Bien, vayamos al cine o no sé..."

"Vemos. :)"

—Listo, ya está... No es un cita pero vas a salir con ella y eso es algo muy bueno. —Alex estaba sonriendo.

—Sí, eso supongo. —Dijo Atenas con una media sonrisa.

—Ya, quita esa cara... Vámonos ya.

—Lo siento... Es que tengo que esperar mucho y...

—Sigan hablando por mensajes y llamadas, hagan como que nada pasó —la interrumpió. —Atenas, hay muchas formas de hablar con Sara.

—Siento que volveremos a estar mal.

—Por eso tienes aquí a tu bello amigo Alex, que te ayudará a no cagarla de nuevo.

Atenas sonrió y él le devolvió la sonrisa. Se sentía tan agradecida de haber encontrado a un chico tan lindo como Alex. Se sentía afortunada de que ese chico se haya convertido en su mejor amigo, de tener alguien en quien confiar y en quien apoyarse cuando su mundo se estuviera yendo abajo.
Se levantó y abrazó al chico con fuerza, quien le correspondió el abrazo.

Una duda le surgió a Atenas al separarse y él lo notó.

—¿Qué pasa, nena?

—¿Tengo que decirle que tú y yo...

—Dile la verdad. Seguro no le gustan las mentiras y es mejor que te evites problemas... No le digas que fue debido a tu ataque de celos, obviamente. Pero dile que tú me estabas ayudando a mí con mi ex. Dile que ese día en tu calle estábamos bromeando sobre nuestro supuesto noviazgo.

—¿Y sobre ese día en la plaza?

—Dile que mi ex estaba en uno de los autos que estaban ahí.

—Eres tan bueno planeando cosas. —Dijo sonriendo.

—Lo sé. —Sonrió triunfante.

—Te quiero, Alex.

—Te quiero, Atenas.

Al final, Alex fue a dejar a Atenas a su casa y luego él se fue.

Al día siguiente, Atenas habló por mensajes con Sara y se pusieron al corriente de lo que había pasado en esos días sin hablar. Le contó la verdad sobre Alex y al parecer Sara se lo tomó muy bien.

Hablaron y hablaron durante varios días. Sara seguía yendo a clases y entre semana no tenía tiempo de hablar con Atenas, pero los viernes por la noche hablaban mucho. Los Días de Reunión de las Suegras, Sara se desaparecía casi todo el día, pero siempre llegaba a contarle a la otra chica sobre lo mal que la había pasado, y eso le daba una esperanza a Atenas.

Se acercaba Navidad, y llegó aquella época del año en que todas las casas se llenan de luces y alegría.

Al fin, habían pasado esas semanas. Era viernes, lo que quería decir que Atenas tendría su esperada salida con Sara.

Sarenas: ¿Quién Soy? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora