Capítulo 17

199 23 2
                                    

Sara

La chica estaba pasando muy bien navidad, ya que por primera vez se sentía increíblemente feliz. Pero como todo en su vida era un subir y bajar, en un momento de la cena, su madre se dirigió a ella.

—Sara, ¿se puede saber el motivo por el que terminaste con Erick? Porque claro, tú lo hiciste. —Dijo sin mirarla, el drama estaba a punto de comenzar.

—Porque no quería estar con él. —Respondió seria, levantó la mirada buscando la de su madre y apretó los labios. A su lado, Arelis estaba esperando a que la pelea comenzara para apoyar a su hermana si lo necesitaba. La verdad es que no le agradaba que su madre quisiera controlar su vida.

—Y entonces solo estabas jugando. —Dejó sus cubiertos y miró a Sara.

—No.

—¿Entonces? Explícame porque no lo entiendo. Erick te podía dar todo, no entiendo si la otra persona puede darte más de lo que él puede.

—¿Crees que soy una interesada?

—Estoy pensando en tu futuro.

—Ah, entonces ya decidiste mi vida entera. ¿Cuándo me preguntaste si quiero estar con él?

—¿Entonces con quien? Alicia me dijo que hay alguien más en tu vida. Agradecería que me dijeras quién es.

—Alguien... Y si te digo algo de esa persona, es que no tiene una madre entrometida.

Arelis sonrió ante ese comentario. Al parecer se sorprendía de que Sara pudiese responder de esa forma. Su padre simplemente observaba con seriedad, ya que pensaba que era algo sin sentido.

—No hables así de Alicia, Sara... Estábamos hablando de Erick y de aquella persona por quien lo dejaste.

—No tengo porqué darte explicaciones, es mi vida.

—Sara, no me parece lo que estás haciendo. ¿Cuándo te convertiste en esto? Seguro el chico con el que estás es una mala influencia.

—¿Por qué insinúas que cambié por esa persona?

—Con Erick no eras así.

—Con o sin él, siempre he sido así.

—No es verdad.

—Que sí. Pero gracias a mi madre controladora nunca he demostrado quien soy. Así que agradecería que dejes de meterte en mi maldita vida y te concentres en la tuya. —Apretaba los puños. Estaba a punto de explotar.

—¡Sara! —Exclamó su madre.

—Okay, ya fue mucho. —Está vez fue Arelis quien habló. Miró a su madre y luego bajó la mirada y negó con la cabeza. —Mamá, quiero decirte que arruinaste la cena que estaba llena de felicidad. ¿No entiendes que tu hija está enamorada? Da igual de quien sea, pero déjala ser feliz. Ya viviste tu vida, ahora deja que ella viva la suya.

—¿Tú le llenaste la cabeza de esas ideas? —Ahora iba a pelear también con Arelis.

—No. Pero ya no es una niña, mamá. Ya deja que viva y no te metas en su vida. Deja que haga lo que quiera, tú no tienes que decidir por ella.

—¿Y que termine como tú? —Golpe bajo. Los ojos de Arelis se llenaron de lágrimas y una oleada de enojo se apoderó de ella. Sara quiso detenerla, pero no podía y lo sabía.

—Maldición, ¿puedes olvidar el pasado de una vez? Ojalá Sara nunca termine como tú. Espero que si ella tiene hijos en un futuro no sea la madre que tú fuiste, tan egoísta y acomplejada. Deseo que tome decisiones por ella misma para que no termine como tú, que también dejaste que te controlaran y por eso quieres lo mismo para los demás. ¿Sabes algo? Eres la peor persona de este maldito mundo. Odio que quieras ser feliz por medio de los demás. Sí, y como conmigo no lo lograste, quieres hacerlo con Sara. Bien, pues lo siento, pero ella no puede hacer nada por ti tampoco. —Río porque sabía de que estaba hablando. —En fin, feliz navidad. La has arruinado, una vez más como todo. Felicidades, tienes el premio navideño a la peor persona del mundo. —Se levantó y subió a su habitación. Sara fue tras ella y antes de salir del comedor se giró hacia su madre y le dijo:

Sarenas: ¿Quién Soy? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora