Capítulo 23

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Sara

Se sentía mejor después de una semana que llevaba recuperándose. Pero faltaba una cosa, tenía que hablar con su madre.

Bajó las escaleras con cuidado, pues los golpes aún dolían. Se sentó en la sala y esperó a que su madre bajara. Cuando eso ocurrió, Sara no dudo en hablar.

—Mamá... Quiero disculparme por haberte dicho todas esas cosas en el hospital. Nada de lo que pasó fue tu culpa... Lo siento. —Dijo bajando la mirada.

—Sara, no tienes que disculparte por eso. No es tu culpa que Erick haya hecho algo así.

—Da igual, quiero disculparme.

—Sara... Voy a hablar con Alicia. Le dije que era algo serio e importante. Va a venir y quiero que estés aquí para que se dé cuenta de lo que ocurrió. La policía ya descubrió que en una de las grabaciones se ve el rostro de Erick y de su primo, así que esa es prueba suficiente para que no esté dispuesta a defender a su hijo.

—Espero que pueda ayudarnos...

—Sara... Lo siento.

—¿Qué?

—Es mi culpa. Nunca debí presionarte a estar con alguien a quien no querías. Es mi culpa que él te haya hecho esto.

—No es tu culpa. Las personas son malas sin razón.

Su madre se quedó en silencio y luego habló.

—En una hora vendrá Alicia. Fue difícil poder convencerla pero aquí está.

—¿Qué?

—Tengo que hacer las cosas bien después de todo el daño que he hecho.

Pasaron los minutos y Sara aún no sabía qué iba a pasar. Estaba creándose ideas sobre la plática que tendrían cuando Alicia llegara. En sus  ideas la veía defendiendo a su hijo de todo lo que se le acusaba, pero pensó que estaba en su derecho, pues era su hijo y tal vez hasta ella lo haría si tuviera uno.

***

Alicia había llegado. Estaban sentadas en la sala y se miraban sin decir nada.

—Necesitamos hablar sobre Erick. —Habló por fin la madre de Sara.

—¿De qué hablas?

—Mira a mi hija... ¿Puedes creer que Erick le hizo esto?

Alicia analizó a Sara y miró todas las heridas y golpes que tenía. Estaba muy seria. Tanto, que parecía que se negaría a aceptar que había sido su hijo.

—¿Pruebas? No sólo pueden decir que fue él sin tener pruebas. —Dijo Alicia.

—Las tenemos. En una cinta de las cámaras de seguridad puede verse que está Erick con su primo Daniel y otro chico del que no sabemos su nombre. Si no lo crees, te pueden mostrar el vídeo. —La madre de Sara estaba segura de lo que estaba hablando.

—No lo puedo creer. —Dijo Alicia y luego simplemente comenzó a llorar. —Erick me prometió que nunca golpearía a una mujer desde que supo que su padre biológico me golpeaba.

Y esa era la realidad. Alicia se había casado antes con un hombre violento que, como todos, primero se mostraba cariñoso y enamorado, pero luego esas caricias y palabras hermosas se iban transformando en golpes e insultos, al grado de que un día, Alicia terminó en el hospital. Erick tenía diez años cuando eso pasó y conforme fue creciendo le había prometido a su madre que nunca haría lo mismo, porque ser hombre no le daba el derecho de tocar a una mujer, de lastimarla de cualquier forma. Ahora Alicia estaba segura de que no pagaría para que su hijo no sufriera las consecuencias, después de que el chico la vio sufrir tanto, estaba haciendo lo mismo.

—Lo siento mucho, Sara. Erick pagará por todo lo que te hizo... No hay vuelta atrás. —Le dijo Alicia mientras limpiaba sus lágrimas.

—Muchas gracias, Alicia. Agradezco que hayas comprendido todo esto. —Dijo la madre de Sara.

—No sabe lo infinitamente agradecida que estoy por lo que hará. —Dijo Sara.

—No tienen que agradecer. No me gustaría que alguien sufriera lo mismo que yo.

Y finalmente, Alicia se levantó y se fue con un enorme sentimiento de tristeza y decepción. Seguía sin creer que después de todo lo que Erick sabía del sufrimiento de las mujeres ante los golpes, había caído en el mismo sentimiento de superioridad. Y lo peor, es que no solo él lo había hecho, sino también había involucrado a su primo.

Al final, Erick terminó pagando por lo que hizo.

***

Sara se recuperó y Atenas seguía a su lado. Sus familias se habían hecho muy unidas y al final todos se dieron cuenta de que fue muy graciosa la obra del destino de haberlas hecho coincidir por un oso de peluche. Ahora estaban ahí juntas, y Sara estaba muy alegre de que sus familias se llevasen bien.

Llevaban una relación perfecta. Sara amaba a Atenas y estaba segura de que nunca amaría a nadie de la misma forma. Estaba segura de que Atenas era ese amor que la iba a marcar para toda la vida.

Sara se sentía completa. Todos los restos tristes de su pasado se habían desvanecido, ya que ahora tenía mil motivos por los cuales sonreír, iniciando por su novia. Estaba feliz de que su familia se uniera de nuevo, de haber recuperado a su hermana, de que se llevara bien con su madre y de que la relación con su padre mejorarse. Estaba feliz por tener amigos de verdad, personas en las cuales sabía que podría confiar toda la vida.

Su corazón estaba lleno de amor. Sentía que todos los días podría vomitar corazones y arco iris.
Nunca se había sentido de esa manera, pero estaba segura de que quería que eso fuera para siempre.

—Te amo, Atenas. —No se cansaba de decir esas palabra.

—Te amo más, pequeña. —No se cansaba de escuchar esa respuesta.

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Sarenizers...
Solo dos capítulos más y se termina.

Voten mucho y comenten. 😊❤

Pd. Quise mostrar un poco más de realidad en éste capítulo.

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