Capítulo 5

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Sara

Por fin llegó el sábado. Para nuestra querida Sara iba a ser una tortura tener que ir a esa fiesta con su madre. Esa fiesta donde seguramente la iban a encerrar a propósito en una habitación con Erick para que se conocieran y se enamoraran.

Hizo su rutina de salir a correr por las mañanas de los fines de semana. Esperó un poco por si Atenas pasaba por ahí, la verdad es que tenía muchísimas ganas de verla.
Pero no. Atenas nunca apareció y Sara salió de casa con un vacío que sentía en su interior. ¿Acaso Atenas se había molestado cuando le dijo que era linda? ¿Atenas lo dijo esa vez sin pensarlo? Ahora la que tenía la cabeza llena de preguntas era Sara.

Regresó a casa después de una hora. Desayunó rápido con sus padres y luego fue a ducharse. Cuando terminó, se puso un vestido que su madre le había comprado dos semanas antes (era más que obvio que la señora sabía de la fiesta desde antes).
El vestido era negro, corto y muy hermoso, no dejaba mostrar de más, pero mostraba lo suficiente para atrapar la mirada de algunas personas. Sara se sentía incómoda, pero no quería decirle nada a su madre, no quería pelear con ella otra vez, así que prefirió callar.

Se estaba maquillando cuando su celular sonó. Le había llegado un mensaje.

"Buenos días, Sara.
Quise verte hoy, pero mis padres hablaron de algo importante conmigo antes de irse al trabajo. Lo siento."

Sara sonrió. Al menos, Atenas quería verla. Al instante de hizo algunas preguntas. ¿Qué era lo importante de lo que hablaron? ¿Se mudarían de muevo? ¿Le consiguieron otro novio rico, educado y apuesto?
No quería quedarse con la duda, así que escribió.

"¿Puedo saber qué es eso importante?"

"No, aún no."

"¿Por qué no?"

"Aún no estoy lista... Solo diré que no tienes que preocuparte. Estoy bien, incluso estoy feliz."

"Eso ya suena mejor. Por un momento me asustaste..."

"¿Por qué?"

"Porque me importas..."

Atenas no respondió.

Sara terminó de arreglarse y bajó a la sala para esperar a su madre, quien bajó solo quince minutos después. Cuando vio a su hija simplemente suspiró y sonrió.

—Te ves hermosa. —Le dijo a la chica aún sonriendo.

—Gracias, mamá.

—Cualquier chico se moriría por ti.

—No empecemos... Mejor... solo vámonos, ¿sí?

—Claro.

Salieron y se subieron al auto. El padre de Sara no iría, pues tenía que ir al trabajo, ya que estaba en medio de un proyecto importante.
Dieron vuelta en donde estaba la casa de Atenas. Sara estaba enojada, porque la chica no había respondido cuando le dijo que le importaba. Se sentía muy herida, pues le había dicho algo sincero y la chica ni siquiera respondió.

Su enojo aumentó cuando la vio, sentada en la entrada de su casa con una chica alta, de piel blanca y ojos verdes. No podía negarlo, la chica con la que Atenas estaba era muy atractiva. Las vio tomarse de las manos y luego tomarse una selfie donde la chica besaba la mejilla de Atenas.
Se formó un nudo en su garganta... Así que esa era la razón por la cuál no respondió: a ella le importaba alguien más.
Se le salió una lágrima y la limpió enseguida. Cegada por el enojo y los celos, preguntó algo a su madre.

Sarenas: ¿Quién Soy? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora