Capítulo 24

175 17 1
                                    

Atenas

Aquí estaba Atenas con Sara.
Había pasado un mes más y estaban juntas en la sala de Sara viendo películas mientras comían palomitas. Atenas ya se había acostumbrado a llenar de caramelo la mitad de las palomitas, pues era cosa que su novia siempre hacía. Por alguna razón le parecía muy tierno que Sara se comportara de ciertas maneras y le encantaba su inocencia, sus locuras de niña pequeña y la sonrisa inocente que tenía cuando hacía alguna maldad.

Hace un rato estaban haciendo galletas y las cosas terminaron mal, pues Sara empezó una guerra de harina y luego cuando metieron las galletas al horno se quedaron dormidas. El resultado de ambas cosas fueron unas galletas quemadas y una cocina por limpiar.

Atenas disfrutaba cada momento que tenía con Sara. Era como si su relación nuca se volviera una costumbre, ya que cada día se iban conociendo más, iban descubriendo cosas nuevas de la otra. Cada vez Atenas descubría nuevas razones por las cuales su amor por Sara no se terminaba. Iba descubriendo más gustos, más historias de su infancia, miraban sus fotografías de niñas y Atenas terminaba cada vez más enamorada de su novia.
Era como si se hubiera enamorado de ella mucho antes de conocerla.
Pensó en aquello a lo que las personas llaman una vida pasada, y se permitió imaginar que en esa vida había conocido a Sara y se había enamorado perdidamente de ella. Una vez, un compañero de su trabajo le preguntó si repetiría su vida, con todo lo bueno y lo malo, a lo que ella respondió que sí. La justificación de la respuesta no la dio, pero sabía que esa respuesta se basaba en su novia, en que le gustaría volver a conocerla, volver a enamorarla, volver a besarla por primera vez, volver a luchar por ella y por su felicidad. Le gustaría volver a todo, repetirlo una y otra vez, pues estaba segura que nunca se cansaría de eso.

Ahora simplemente se ponía a pensar en todo por lo que tuvieron que pasar para llegar hasta ese momento. Sonrió al darse cuenta de que después de todas las cosas malas, al final logró algo bueno.

Se le hizo graciosa la forma en que se conocieron. Recordó con amor la primera vez que se vieron, cuando se besaron por primera vez, cuando el tacto de sus manos se había convertido en algo que quería que no se acabara nunca.

—¿Qué piensas, amor? —Sara interrumpió sus pensamientos.

—No... Nada —sonrió. —Solo me estaba acordando de nuestra historia.

—¿De qué parte de nuestra historia?

—Desde el principio.

—Mmm... ¿El oso de peluche? —Sonrió con ternura.

—Quién diría que ese oso fue el comienzo de nuestra felicidad.

—Tienes una letra muy bonita. Gracias por devolverme a mi oso.

—Ese día me dijiste señora. —Rió.

—Es que ese día sólo vi a tus padres. —Sonrió.

—¿Cuál ha sido tu parte favorita de nuestra historia?

—Creo que no tengo una favorita... Es decir, todo contigo es especial. Desde la forma en cómo nos conocimos, la forma en que me enamoré de esa sonrisa que justamente estás haciendo en estos momentos; la manera en que tus ojos se iluminan cuando hablas de algo que te gusta, tus gestos, tus abrazos, tus sonrisas... Todo de ti ha sido mi parte favorita. Cada uno de los momentos contigo ha sido increíble hasta el momento. Eres la persona que me enseñó que debía hacerme feliz, que debía aprender a hacer a un lado las opiniones de los demás y no tienes idea de lo agradecida que estoy por eso. Creo que me estoy desviando del tema pero no importa, es algo que quiero decir justo ahora. Sé que no es una ocasión especial, no cumplimos mes hoy, ni es San Valentín o algo por el estilo... Pero quiero decirte que estoy agradecida porque te quedaste a pesar del daño que pude llegar a hacerte. Estoy agradecida por el hecho de que me hayas abrazado con todo y mis defectos, de que incluso te hayas enamorado de cada uno de ellos. Estoy agradecida porque llegaste a darle sentido a mi vida, porque sin ti seguramente estaría siendo infeliz con alguien a quien no amo y seguramente por quien nunca iba a sentir nada. Atenas... No tengo palabras para describir cada una de las cosas que me encantan de ti, porque seguramente nunca terminaría.

Atenas tenía los ojos vidriosos. Su corazón parecía que en algún momento iba a estallar de amor. En ese momento se dio cuenta de que Sara era la persona que iluminaba sus días grises. Supo que su corazón ya le pertenecía a Sara y eso de cierta forma la asustaba, pero era su momento y quería disfrutar de ese amor que se tenían.

—Sara... Me dejaste sin palabras. Solo... Eres la persona más linda que he conocido en la vida. Me enamoré de cada parte de ti, me enamoré de esos detalles que nadie nota. Amo que cuando te pones nerviosa comienzas a hablar un poquito más bajo. Amo tus defectos, tus inseguridades, cada una de las historias buenas y malas que me has contado sobre ti. Eres mi motivo para sonreír. Si antes los tenía, contigo sé que tengo uno más para sonreír y ser feliz. Eres la razón por la cual quiero ser una mejor persona. Sara, sé que aún no llevamos mucho tiempo, que somos jóvenes y que el destino puede cambiar nuestras vidas en un abrir y cerrar de ojos, pero quiero decirte que te amo y eres el amor de mi vida. Sé que quizás las cosas cambien al pasar el tiempo, pero quiero permitirme soñar con que tú serás quien se quede conmigo para toda la vida. Este momento es nuestro, y quiero decirte que si algo llegase a pasar no me arrepentiría de todo esto, de lo que hemos pasado juntas. Te amo y solo diré eso, porque no encuentro otra palabra que describa esto que siento cuando te veo, cuando ríes, cuando te escucho hablar....

Esas palabras terminaron con un beso dulce, lleno de amor. Las dos sabían que se amaban, ambas tenían un par de lágrimas en los ojos y sus corazones estaban en sintonía.

Atenas amaba a Sara.
Sara amaba a Atenas.

Poco a poco el beso fue subiendo de tono, pero sin perder la ternura que tenía al comienzo.
Ambas chicas estaban seguras del amor que se tenían y no hizo falta que hablaran primero. Era algo de lo que las dos estaban seguras.
El beso era intenso, lleno de amor y de sentimientos encontrados.

Sara se abrazó al cuello de Atenas y ella puso sus manos en la cintura de Sara. Se permitieron disfrutar de ese momento tan tranquilo y lleno de emociones diferentes.
Finalmente Sara se levantó y tomó a Atenas de la mano.

La chica estaba muy nerviosa, pues estaba segura de lo que iba a pasar. La verdad es que en algún momento mientras se conocían se hicieron la pregunta de si habían estado o no con alguien antes. Ambas dijeron que no.

Estaba nerviosa porque no sabía qué hacer, porque no tenía ni idea de lo que haría. Estaban subiendo las escaleras hacia la habitación de Sara y se dio cuenta de que su novia estaba temblando mientras abría la puerta de su habitación. Entraron y Sara cerró. Se miraron y Atenas habló.

—Sara... No sé qué hacer... quiero que si hacemos algo sea la mejor experiencia que tengas y es tu primera vez al igual que la mía y la verdad estoy nerviosa y...

—Yo tampoco sé exactamente qué hacer, pero quiero y estoy segura de lo que haré... Quiero que esto sea nuestro.

Su frase fue interrumpida por un beso que no se detuvo. Ahora Atenas estaba segura de lo que ambas querían.

----------------------------------------------------------------------------------------------------

Un capítulo más. 💕

Gracias por leer.

Sarenas: ¿Quién Soy? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora