Capítulo 14

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Atenas

—Anda, Atenas, vamos a pasarla bien esta noche. —Insistió Alex. —Quiero que la olvides, no me gusta verte así.

—Por última vez, Alex, no quiero ir a un bar contigo... Quiero olvidarla pero no de esa forma. —Dijo Atenas con una sonrisa.

—Pero mínimo tienes que hacer algo para distraerte. No puedes pasarte la vida pretendiendo olvidarla y quedarte aquí. Afuera hay muchas chicas que quizás morirían por estar contigo. Vamos, será algo tranquilo... Es más, si comienzas a sentirte mal y no te sientes cómoda, solo dime y yo te traigo de regreso... Al parecer matar zombies ya no funciona de nada.

—Pero es lunes, mañana tienes que ir al trabajo.

—Cariño, iba a clases con resaca. No es nada con lo que no pueda.

—Agg, bien. Iré contigo, pero solo esta vez. —Dijo apuntándolo con un dedo.

—Muy bien... Ponte algo casual, te dije que sería algo tranquilo.

—Bien.

—Bueno, vamos a tu casa. Te dejo, te arreglas y luego paso por ti.

—Está bien, Alex... Gracias. —Sonrió.

—Estamos juntos en la reparación de nuestros corazones, ¿lo olvidas?

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Atenas estaba en su habitación. Se había puesto ropa demasiado casual, pues la verdad no tenía ánimos de conocer a nadie. Aceptó ir solo porque Alex tenía razón, ahí en su cuarto no iba a solucionar nada.

Eran las 7:00 de la noche, cuando su celular comenzó a vibrar sobre el cajón que estaba junto a su cama.

—Estoy afuera. —Dijo Alex en la llamada.

—Bien, ya voy.

Cortó la llamada y bajó las escaleras. En la plática con su madre le habló sobre Alex y al parecer se lo tomó bien. Había pedido permiso y lo obtuvo fácilmente, pues su madre también pensaba que salir con amigos era parte de avanzar.

Entró al auto y Alex sonrió. —Intentas ser casual, pero la verdad es que nunca parece que estés desarreglada.

Avanzaron y cantaron juntos todo el camino. En media hora estaban frente al bar, Atenas estaba nerviosa, pues nunca había entrado a uno y no había bebido desde hace varios meses. Tenía miedo pero a la vez estaba un poco emocionada por el hecho de que quizás esa noche comenzaría a olvidar a cierta persona.

Entraron y se sentaron en una de las mesas del centro. Comenzaron a llegar muchos chicos saludando a Alex, al parecer ya era muy conocido en ese lugar. El chico presentó a Atenas con todas las personas que se acercaban, incluyendo varias chicas.

—Hey, Alex. ¿Quién es la chica tan linda que tienes a tu izquierda? —Dijo una chica con una sonrisa traviesa. Era linda, Atenas no podía negarlo. Era alta, de piel bronceada, tenía el cabello ondulado y su cuerpo era muy lindo.

—Abby —se levantó Alex y besó la mejilla de la chica. —Ella es Atenas. Se mudó aquí hace muy poco y quisimos venir a divertirnos un rato.

Sarenas: ¿Quién Soy? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora