Capítulo 22

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Atenas

—¿Puedes decirnos lo que recuerdas? —Un policía estaba frente la chica haciéndole muchas preguntas.
Estaban en el hospital, Sara estaba en mal estado.

—Yo... Solo recuerdo que salimos de ahí y... —No podía parar de llorar. —Llegó un grupo de tres tipos y se fueron encima de ella. Comenzaron a golpearla y yo quise defenderla, pero a cambio solo recibí golpes.

—Revisaremos las cámaras de seguridad, seguramente puede verse algo en las cintas.

—¿Y después?

—Las autoridades se encargarán de eso. ¿Usted reconoció a algún tipo?

—No.

—Entonces tenemos que realizar la investigación correspondiente para dar respuestas y hacer justicia.

Dicho eso, el policía se fue.
Atenas estaba con Arelis, Alex y la madre de Sara. Esperaban las noticias sobre la chica.
Luego de un rato, el médico encargado de Sara salió y dio informes.

—Buenas noches. Luego de la revisión, me alegra decir que no fue nada grave. No tiene huesos rotos, solo unas cuantas heridas y moretones. Es una chica muy fuerte. —Cuando el médico dijo eso, todos soltaron un suspiro de alivio.

—Muchas gracias... —Dijo la madre de Sara. El médico se fue y la señora se giró para ver a Atenas. Ambas tenían lágrimas en los ojos. —Atenas, lamento que todo haya terminado así de mal.

—Yo no sé qué decir... Yo debía cuidarla. —La chica volvió a llorar.

—No fue tu culpa, eran más que ustedes.

—Lo siento... En serio fue mi culpa, debí cuidarla, debí...

—No, Atenas. No fue tu culpa, nada es tu culpa.

El médico regresó y miró a las personas ahí. Miró su reloj y luego habló.

—Está despierta, pueden pasar a verla únicamente dos personas, debido a que ya no queda mucho tiempo. Los demás pueden venir a verla mañana. —Al terminar de decir eso, se fue.

—Entren tú y mi mamá, mañana pasamos Alex y yo. —Le dijo Arelis a Atenas.

Primero entró la madre de Sara, quien salió luego de quince minutos. Se veía preocupada y algo triste. Luego miró a Atenas y fingió una sonrisa.

La chica entró y cerró la puerta. Al verla, Sara sonrió y levantó su mano para saludarla.

—Hola, pequeña. —Le dijo Atenas a su novia. Y se acercó para darle un beso en los labios. —¿Cómo te sientes?

—Fuera de todos los golpes y eso... Estoy bien. Estoy feliz por que estás aquí. —Miró a Atenas y se preocupó. —¿Qué te pasó en el ojo? ¿Te golpearon ellos?

—Eso no importa, Sara... Lo siento, fue mi culpa yo...

—No fue tu culpa, Atenas. —La interrumpió su novia y tomó su mano. —Yo sé quién fue.

—¿Le dijiste a tu madre?

—Sí... Pero me siento mal, la culpé a ella de todo y salió enojada y algo triste.

—¿Por qué? ¿Qué tiene que ver ella?

—Fue Erick...

—¿Qué? —Estaba furiosa, quería ahorcar a ese chico con sus manos. —¿Estás segura?

—Sí... Lo reconocí y escuché su voz. El problema es que fácilmente puede pagar para que no le hagan nada. No sé qué hacer.

—Primero tienes que hacer algo... Tienes que hablar con tu madre para que ella hable con la madre de ese tipo. Seguro ella sabe algo que puede servirte en esto.

Sarenas: ¿Quién Soy? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora