Capítulo 6

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Atenas

La chica se encerró en su habitación y lloró. Se sentía mal, herida, triste... ¿Cómo pudo ilusionarse con Sara? Ni siquiera sabía las preferencias de la chica. Nunca se preguntó si Sara era heterosexual o no.

Se sentó en su cama, mirando hacia el suelo, tapando su boca con la mano para que no se escuchara su llanto. Se sentía tan rota que sentía que todo el mundo podía escuchar cómo se desmoronaba.

Enterró sus uñas en sus piernas, mientras sollozaba, apretaba los dientes para no ser escuchada y maldecía en un tono muy bajo por el hecho de haberse fijado en alguien en tan poco tiempo, y que ese alguien no le correspondiera.
Se recostó y miró el techo. Las estrellas brillaban y volvió ese nudo en la garganta que dolía... Los ojos de Sara nunca mostrarían las estrellas al verla.

Lloró y lloró hasta quedarse dormida.

Al día siguiente se levantó de mal humor. Le dolía la cabeza y sus ojos estaban hinchados. Apagó su celular, pues no quería recibir mensajes de Sara contándole cómo besó a su crush la noche anterior.
Sus padres ya se habían ido a trabajar, por lo que tuvo que desayunar sola. Tomó sus llaves y fue a la plaza a la que había ido con sus padres hace unos días. Tenía que distraerse, no podía estar así de mal.

Cambió su número de celular, pues no quería saber de Sara en un largo tiempo, aunque sabía que sería difícil, ya que vivían muy cerca una de la otra. Aún así, guardó su número... "por si acaso".

Entró al lugar de los videojuegos y cargó su tarjeta para empezar a jugar. Atenas no era muy fanática de los videojuegos, pero le servían de distracción algunas veces. Entre tantos juegos hubo uno de zombies que llamó su atención, pero era para dos personas, se dio la vuelta cuando escuchó una voz.

—Puedo jugar contigo si... quieres. —Atenas se volvió hacia donde escuchó la voz. Un chico alto, con cabello negro y ojos grises la miró sonriendo. Era muy guapo, no había forma de negarlo. Tenía facciones muy lindas y cada parte de su cara lo hacía ver atractivo. Tenía una piercing en el lado izquierdo de la nariz, y una más en su labio inferior. Su sonrisa era simplemente perfecta.

—Ah... sí... Claro. —Atenas fingió una sonrisa.

Se acercó pasar la tarjeta, pero el chico se adelantó y pasó la suya. Tomaron sus armas y comenzaron a dispararle a los zombies. Atenas sonreía y el chico también.
Cuando el juego terminó, la chica agradeció y el chico le devolvió una sonrisa tierna.

—Soy Alex. —Le extendió la mano y Atenas sonrió.

—Atenas. —Apretó su mano sin dejar de sonreír.

—Tienes un nombre raro.

En ese momento la chica recordó cuando Sara no hizo ningún comentario sobre su nombre. Se volvió a sentir mal por ello.

—Bueno... ¿Qué haces por aquí? Aparte de venir a jugar, claro. —Al parecer el chico notó la rara expresión de Atenas.

—Quería distraerme, es todo.

—Bueno, al parecer ambos estamos igual. —Dijo bajando la mirada.

—¿Qué pasa contigo, Alex? —Preguntó curiosa.

—Bueno... Quizás después de esto me dejes de hablar o quieras alejarte y está bien, cada persona piensa como quiere... —Hizo una pausa y miró a Atenas. —Tenía novio pero me dejó anoche.

Atenas se sintió aliviada por el hecho de que el chico no querría nada con ella. A la vez se sintió mal por el chico.

—¿Por qué? —No pudo evitar preguntarle.

—Porque se cansó de mí...

El chico no pudo contener las lágrimas y Atenas lo abrazó. Era extraño abrazar a alguien a quien acababa de conocer, pero estaba segura de que el chico estaba pasando por un momento similar al que ella pasaba.

Le contó lo que había pasado con Sara... Bueno, le contó lo que sentía por ella y lo que la chica había dicho para que se sintiese de esa forma.

Estuvieron juntos toda la tarde. Se conocieron y al parecer se hicieron amigos muy pronto. Atenas tendría por fin un amigo en esa nueva ciudad y conocería a más personas. El chico se ofreció a acompañarla a su casa, pues le dijo que le quedaba de paso. Salieron de la plaza y seguían platicando. La chica se sentía muy cómoda con él, pues no en todas partes iba a encontrar a alguien tan sencillo y simpático como aquel chico.

Iban caminando por la calle en la que Atenas vivía, cuando apareció la persona menos esperaba.

—Mierda... Es ella... —Atenas estaba en shock.

—Tranquila, sé qué hacer...

El chico tomó la mano de Atenas y entrelazó sus dedos. La chica lo miró con los ojos abiertos como platos y luego comprendió que Alex quería vengar a su nueva amiga.
Sara se acercó y los miró.

—Atenas... —La chica se escuchaba muy seria.

—Hola, Sara. —Dijo sonriente.

—¿Qué haces? ¿Quién es él?

—Salí un rato a la plaza... Él es Alex...

—Su novio... Bueno, lo sería si ella me aceptara. —Interrumpió el chico. Atenas se tensó de inmediato. Mientras que Sara seguía seria.

—¿Hace cuánto se conocen? —Sara parecía molesta.

—Yo... —Atenas no podía hablar.

—Su padre trabaja en la misma empresa que el mío, son amigos. —Alex salvó el momento. —Nos conocemos desde hace tres años y bueno, Atenas y yo nos encontramos en esta ciudad por arte de magia. Pero dice que no quiere nada conmigo.

—Eso se nota. —Dijo Sara mirando las manos de los chicos. Luego miró a Atenas quien sonreía nerviosamente. —¿Por qué no respondes mis llamadas? —Se cruzó de brazos.

—Atenas, será mejor que te deje en casa. Tu madre seguro está preocupada. —De nuevo, Alex salvó a Atenas. —Adiós, Sara, fue un gusto.

—Sí, ya es... ya es hora de ir a casa... —Atenas concluyó y miró a Sara. —Nos vemos después.

—Claro... —La chica se dio la vuelta y se fue sin mirar atrás.

Esperaron a que desapareciera y luego se soltaron y se echaron a reír.

—La traes loca, Atenas. —Dijo Alex mirándola.

—No es verdad... —Respondió la chica bajando la mirada.

—Por Dios... Esa escena de celos no fue nada más porque sí.

—No fueron celos...

—¿Entonces?

—No lo sé.

—Sé lo que te digo... Deberías hablar con ella si en serio quieres llegar a algo.

—¿Y qué hay de su estúpido crush?

—¿En serio te creíste lo del crush?

—Pues...

—Atenas, está clarísimo que todo lo hace por su madre y no por ella. La traes loca, pero su madre quiere que esté con ese chico.

Y quizás Alex tenía razón. Quizás Sara solo estaba con Erick para complacer a su madre.

Sarenas: ¿Quién Soy? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora