Capítulo 25

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Sara y Atenas

Esa fue la primera vez que se entregaron una a la otra.
Ambas estaban nerviosas, pero el amor entre las dos fue suficiente para que las cosas fueran bien.

Sara no se sentía muy bien con su físico... Atenas no se veía como una obra de arte.
Pero ambas pensaban que la otra había sido hecha por los mejores escultores. Las dos se sintieron amadas en ese momento, sintieron por primera vez que eran lo suficientemente buenas para alguien. Y eso era algo que estaban buscando durante años sin saberlo. Buscaban que alguien las mirara de esa manera, con los ojos brillantes y una sonrisa tierna. Buscaban a alguien que les demostrara su amor con cada acto que hacía.

Y ahora ahí estaban, con la persona a la que consideraron la correcta para compartir un momento tan importante.

—Te amo...

***

Después de unos meses, estaban cumpliendo un año juntas.
Se sentían felices, y la verdad es que ninguna pensó que llegarían tan lejos juntas. Pero ahí estaban; una frente a la otra, felices.

Sara y Atenas se sorprendieron de que, aún después de que había pasado un año, se seguían amando y mirando de la misma forma que al principio.

Sara seguía sonrojándose con cada comentario que su novia hacía sobre ella. Constantemente se preguntaba si todo era real o si simplemente era un sueño, y si se trataba de la segunda, rogaba no despertar nunca. Ese era su lugar seguro. Con Atenas podía ser ella misma con la certeza de que amaría cada cosa que los demás verían como defecto. Siempre se daba cuenta de que Atenas estaba dispuesta a acompañarla en sus locuras y aventuras. Se sentía agradecida con la vida por haberle puesto a una chica tan maravillosa en su camino. Porque con ella había encontrado comprensión, amor, todo lo que siempre había deseado. Había encontrado una amiga, a una persona que la amara a pesar de todos sus miedos e inseguridades, que la amara con locura a pesar de todos sus defectos y actitudes de niña a veces. Había encontrado la estrella que faltaba en su constelación para que ésta brillara como nunca. Encontró a la persona con la que se sentía segura ante todo, a esa persona que tomaba su mano y le decía que todo estaría bien cuando lo necesitaba.

Atenas pensaba que no merecía a una persona como Sara. Ella la veía como una obra de arte, pues la hacía sentir cosas que no podía explicar. Al verla sonreír sentía que estaba en el cielo. Cuando tomaba su mano seguía sintiendo tener su pedacito de cielo, seguía sintiendo que al besarla podía tocar las nubes con las manos. Cuando Sara la veía, Atenas se daba cuenta de que si sueño se había cumplido: Al fin alguien mostraba estrellas en sus ojos al mirarla.
Pensó que Sara era alguien irreal, por el simple hecho de sentir que nunca podría devolverle lo que había hecho por ella. Le gustaba pensar que Sara era la mejor persona del mundo, y la verdad es que para ella los era en verdad. Amaba su forma de ser, la manera en que trataba a las personas, que nunca se quisiera sentir superior a nadie... Que simplemente fuera una persona diferente al resto. Amaba que fuera quien le diera apoyo y ánimos cuando los necesitaba, cuando E tía que ya no podía más. Amaba con locura cada una de las virtudes y los defectos que tenía.

Se amaban. Se amaban cada día como si fuera el último de sus vidas.

La relación con sus familias y amigos iba mejor que antes. La verdad es que todos se habían vuelto tan unidos que cada semana se juntaban a pasar el día godos juntos. Ésta vez ninguna de las dos se sentía incómoda, pues ahora sí amaban a la persona con quien estaban, y se alegraban de ver juntas que las cosas entre ellas iban bien.

Estaban en casa de Atenas. Su madre había organizado algo por el motivo de que su hija estuviera cumpliendo un año con su novia, invitaron a Alex y a otros dos de sus amigos.

—Bueno, me gustaría decir algo a las dos personas por las que estamos aquí hoy. —Dijo Alex levantándose de su asiento. —Hace más de un año conocí a Atenas... Sara había roto su corazón. —Todos rieron ante el comentario. —Y la verdad es que desde ese momento me di cuenta de que lo que sentía por Sara era algo tan inmenso y sincero que hasta yo pude sentirlo. Sara, a tu lado tienes a la mejor persona que pudiste haber conocido. Espero que se cuiden mucho una a la otra, las quiero.

Todos tenían unas sonrisas sinceras. Estaban felices de verlas juntas a las dos. Luego de eso, cada uno les dio unas palabras muy lindas por cierto. Al final, las últimas palabras fueron por parte de la madre de Sara, quien había estado esperando hasta ese momento para decir algo importante.

—Bueno... Comenzaré diciendo que aún lamento las cosas que hice mal con ustedes, chicas. Sara, la verdad es que a tu lado tienes a una muy buena persona. Gracias a ella, me di cuenta del daño que les había hecho a Arelis y a ti. Es una buena chica, y se ve que tiene un enorme corazón, que solo es para ti. Atenas, lamento si al principio las cosas no fueron bien, y agradezco que a pesar de eso siempre fuiste una buena persona conmigo. Quiero decirte que en verdad eres una muy buena persona y me alegro de que estés con mi hija. Feliz aniversario, chicas... Que viva el amor.

De nuevo todos sonrieron. Sara tomó la mano de Atenas. Ambas estaban felices, seguían sintiendo esa electricidad con el simple contacto de sus manos y eso era algo bueno, ya que sabían que las cosas no habían cambiado entre ellas.

Pasaron la tarde todos juntos. Pusieron música y comenzaron a bailar. Sara miraba a su novia bailar. Atenas cerraba los ojos al hacerlo, pues era una de las cosas que le encantaba hacer, y Sara a su lado la miraba con una sonrisa llena de amor. Se preguntaba cómo era que su novia podía verse tan perfecta con el hecho de hacer algo tan simple como bailar.

Atenas miraba a Sara bailar y pensaba que era la persona más increíble del mundo. A pesar de que estaban bailando, en medio de una fiesta, se puso a pensar en cada una de las virtudes que habían en su novia, y terminaba cada vez más enamorada.

Se aman como nunca habían amado a alguien.
Ese momento era suyo. Era uno de los mejores momentos de sus vidas y estaban felices de compartirlo una con la otra.

Estaban tan felices de tenerse y se sentían tan afortunadas de encontrar amor verdadero y hermoso. Ya que es algo que casi no se ve.

Tenían sus pequeñas peleas, y sus enojos que solo duraban un par de minutos. Pues ante todo, primero estaba su amor y sus ganas de no dejarse los nada.

Vivían aventuras juntas. Amaban conocer lugares nuevos, viajar, hacer locuras sin importar lo que los demás pensara. Se apoyaban en todo lo que podían. Sus corazones se complementaban uno al otro.

—Te amo, Sara.

—Te amo, Atenas.

Quizás serán felices juntas toda la vida.

FIN

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Bueno, queridas personas que me leyeron... Espero les haya gustado ésta historia.
La verdad es que se quedará como mi bebé de Fanfics.

Muchas gracias a las personas que votan, comentan o que simplemente leen. En verdad agradezco mucho que se tomen el tiempo de hacerlo.

Gracias a las páginas que hicieron que la historia llegara hasta Sara y Atenas. En verdad, muchas gracias. Fue un sueño hecho realidad para mí.

Gracias a Sara y Atenas por alegrar mis días con sus vídeos, por compartirme un poco de su vida a través de sus vídeos o redes sociales. Creanme que muchas veces me han ayudado bastante. ❤

Voten y comenten mucho. :3

Sin más, me despido. Muchas gracias por el apoyo. 💕
Si te gustó, compartela con la familia de Sarenizers. :3

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