Capitulo7: mi compañía

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Era de día, los pájaros cantaron pocos, las nubes cubrían el cielo y algunos relámpagos sonaban de manera suave, el día de hoy no llovería en unos minutos y eso daba señal que hoy no había entrenamiento, pero no impedía que el menor saliera acompañado por sus amigos buscándolo con la mirada, para cuando el encontró se le acerco corriendo, pero ver su cara…

-¿Qué sucedió?-

*Hable con mi padre anoche y con esa mujer…*

-¿sí?, ¿Y que dijeron?-

*En primera no les agrado la idea, en segunda ahora es peor que antes…*

Dijo con las manos en sus bolsillos señalando con la mirada como la mujer estaba acercándose detrás de él, a lo lejos.

-Ouh, que mal… Lo siento.-

*No te preocupes, al menos si se los dije y me siento bien por hacerlo.*

Le sonrió dulce mientras miraba al albino, de hecho estaba feliz de haberle hecho pensar a su padre sobre aquello que le dijo, aunque no duro mucho ese momento juntos porque la dicha mujer se puso enfrente de los dos para replicar que no era momento de estar perdiendo el tiempo con “alguien” como el menor, cosa que le hizo enojar.

*Dije bien claro ayer que no vas a poder decir que debo hacer y que no, así que mejor déjanos en paz.*

Tomo la mano del albino antes de que dijera algo y lo jalo con él lejos de la mujer, quien berrinchaba desde la distancia, así era el resto del día, el albino también daba su parte aprovechando que el mayor estaba de su lado para pasar le mayor tiempo posible, ahora si se sentía con mucha fuerza y confianza, dejándole el claro a esa mujer que no serán dominados por nadie y menos con alguien que no es nada de uno, así que pasando el resto de la mañana hasta terminar con el entrenamiento donde los dos se las ingeniaron para escaparse de la vista de la mujer para quedar en la ciudad tranquilos y pasear un poco.

*Al fin, creo que la perdimos.*

-sí, jajaja fue algo divertido.-

Los dos sonrieron mutuamente mientras que en el paso miraban algunas tiendas para distraer sus mentes, hasta detenerse en una donde los animales estaban en la vitrina acercándose a ambos animados de saber si los llevarán con ellos o no, aunque miraron enternecidos a cada uno.

-¿no son hermosos?-

*Supongo que sí. Aunque si se trata de lindura puede que muchos vayan a competirte.*

-¿estás comparándome con un animalito?-

Dijo entre risas antes de ponerse de rodillas frente a la vitrina para verlos más de cerca, segundos después le siguió el mayor.

*¿Por qué no? Capaz y en Halloween te identifiquen como un lobezno.*

Riendo levemente provocando que el menor inflara sus mejillas y le diera un suave golpe en la cabeza pero no fue nada para el mayor, que le rodeo el cuello con el brazo para despeinarle más el cabello de juego sin importarle las miradas puestas en ellos, solo la risa del menor era que resonaba en su mente.

*Bueno, hablando en serio… ¿Cuál de ellos te gusta más?*

-Mmh… Está difícil… Aunque… Creo que este.-

Señalo a un pequeño gatito que estaba lejos delos demás acurrucado y mirándolos tranquilamente, aunque en parte sus ojos eran unas hermosas gemas azules parecidas a las del albino por lo cual el pelicrema sonríe.

*Gran elección.*

Se alejaron de la tienda de animales siguiendo el paso moderado entre las calles pasando de tienda en tienda con tal de distraerse y con cualquier tontería reírse pero al final salía todo bien, con el único lío que cuando van a decir algo importante siempre se le atoraban las palabras, sobre todo al albino, ¿por qué no puede decirlo? Tan sencillo que lo hacen sonar “solo dile lo que sientes” sin saber cuál grande es el miedo que se tiene por las dudas de si será correspondido o no, pero lo bueno es que se pueden estar juntos sin importar que suceda.

Transcurriendo la tarde los dos acordaron en ir visitando la casa del mayor, pues aún deben dejar en claro a la mujer que no tiene nada de malo estar juntos… Como amigos… A pesar de que el padre no dejaba de hacerle preguntas al menor en las cuales tímidamente respondió, costosamente le convencieron de quedarse el tiempo que quiera, con una de las razones es que vive solo en una casa que está como a 4 horas de la suya, y con la condición de que ayude en la casa con los quehaceres, cosa que el menor acepto sin dudar ni un minuto, bueno él sabe hacer miles de cosas, cocinar, lavar, tejer, coser, limpiar, sacar la basura, ordenar los cuartos, además yuuka fue quien tuvo la palabra final porque le agradaba el albino.

-¿está bien si lo pongo más arriba?-

*solo un poco, tampoco es para tanto.*

-bien, avísame cuando detenerme.-

*Un poco más, sigue… Ahí!*

El menor soltó el cuadro mientras que iba bajando con cuidado de la silla para hacerse para atrás y ver con una sonrisa el hermoso cuadro.

-Es hermoso.-

*Si, muy hermoso. Gracias por la ayuda.*

-de nada, ¿algo más en que les ayude?-

*no, ya es tarde, mejor vayamos a lavarnos que la cena estará lista dentro de poco.*

Como si no fuera poco debieron escoger donde dormiría el menor, optaron por votos que dormirá en el sofá del cuarto del mayor, así que se apresuraron en tomar un baño, ambos entrando con solo en bañarse con boxers puestos pues… La tensión de ambos era infernal. Al terminar todo se encontraron mirando la ventana como si nevara, pero las gotas de lluvia caían una tras otra empañando la ventana desde afuera.

*Hey, Shirou…*

-¿sí?-

*No sé si es mucho pedir pero… ¿Mañana te levantas de madrugada?*

-Pues sí, ya me acostumbre obviamente… ¿por qué?-

*Es que mañana quería pedirte que… Si gustas de salir conmigo al parque unos minutos… Es que… Hay algo importante que debo decirte…*

La curiosidad carcomía su interior, pero dándole una sonrisa asiente con la cabeza apoyando la mano en su hombro, para luego los dos acostarse, el pelicrema le insistió que durmiera a su lado ya que el sofá era pequeño, el menor se negaba por las condiciones de su padre aunque terminó cediendo ante el suave jalón del mayor para atraerlo y enredarse entre las sábanas cómodamente.

Mientras tanto, en la sala de la casa se escuchaban unos sollozos, una botella estaba en la mesa a medio beber, las luces medio encendidas pero sin llamar la atención aquella figura femenina miraba aquella hoja arrugándola entre sus manos terminando por arrojarla en el cesto de basura, casi atinándole, tomó su celular esperando la llamada de uno de los suyos, y lo que obtuvo fue un mensaje.

[“Encontramos la información.”]

Eso la puso al menos sonriente, apagó las luces y tomó la botella para subir a su habitación antes de pasar frente a la del pelicrema donde desde la rejilla observó con desagrado la escena, desvió la mirada y en su habitación, al prender las luces tras cerrar la puerta, tenía miles de posters del pelicrema pegados a su pared, si, era una fanática del pelicrema, por eso mismo al trabajar en su familia lo quería solo para ella, como toda fanática.

Me arrepiento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora