Capitulo 8: malas juntas

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A la mañana siguiente, los dos chicos se levantaron con ánimos igualados a los de un niño, desayunaron como si nada y prepararon todo para el momento, al salir iban directamente a donde habían acordado la noche anterior, aunque el pelicrema estaba realmente emocionado de por fin contarle, salir de dudas de una buena vez, y lo hará bien hoy mismo.

Finalmente llegaron al parque, a esa hora no había tanta gente, era perfecto, solo faltaba estar debajo de un árbol y ya nada les podría detener, ni siquiera el miedo que podría tener con saber su respuesta estaba decidido a respetarle y seguir a su lado para protegerlo entre las sombras.

*al fin, solos.*

-Si, entonces… ¿qué era lo que tenías que decirme?-

*Oh, sí, Shirou… Es algo realmente importante para mí… Aunque… Suene difícil de creer viniendo… De mi…*

Se rascó la nuca desviando un poco la mirada notándose de apoco un sonrojo algo carmín que hasta el albino abrió los ojos de par en par por la sorpresa de verlo tan rojo, sin embargo no era todo, le tomo con delicadeza las manos entrelazando los dedos mutuamente sin dejar de ver sus ojos fijamente dando poco a poco una sonrisa tenue y adorable haciendo que el corazón del albino latiera con fuerza y nerviosismo por cómo le miraba tan fijo y detenido, el silencio no ayudaba en nada.

*Shirou, ha-hace mucho tiempo estuve pensando esto y… En verdad no creo poder aguantar mucho tiempo… Desde ese día en que me di cuenta de mis sentimientos no quiero pensar que no sería suficiente para ser correspondido…*

Respiraba hondo para calmar sus nervios que estaban a flor de piel, el menor le observaba aun con la sorpresa de escuchar tales palabras del famoso “goleador de fuego” que solo iban dirigidas hacia él, en verdad el sonrojo de ambos era muy notable, el silencio solo las hojas lo rompían, las respiraciones se aceleraron un poco.

*Shirou… Quería decirte que… Yo… N-no te vayas a asustar por favor… Solo… Quisiera… D-decirte que…*

-¿s-si?-

Nuevamente tomó aire, demasiado al decir verdad, para solamente sostener firmemente las manos se volvieron a tomarse firmes pero el jalón del mayor hacia sus brazos le hizo dar un gran sobresalto casi que quedando como paralizado como cuando en el campo de juego congelaba a la gente con su técnica de ángel de nieve, tembloroso colocó las manos sobre los hombros del mayor mirándole a los ojos.

*Shirou… Eres importante para mi… Y por eso… Cada momento que pasamos juntos es inolvidable, al menos para mí…*

Ya no eran necesarias más palabras, el silencio de los dos lo decía todo, aunque el albino gustaría de escuchar como esos palpitares enloquecían mutuamente con una enorme fuerza, los ojos no parecían despegarse para nada, era como si una fuerza de gravedad les envolviera alrededor como la luna a la tierra, sus respiraciones estaban a nada de fundirse en una sola.

-Goenji…-

*Shirou… Quieres… Quedarte conmigo… Por siempre?*

Ya estaba, la gota que derramo el vaso, el menor asintió con la cabeza llenando de brillo los ojos del mayor que abrazándolo por la cintura sin dejar de verlo se acercaba más y más a tan solo quedar a milímetros de distancia hasta terminar por…

¡Ahí están!

Eso les hizo sobresaltar de la sorpresa, pero sin separarse del abrazo voltearon a ver que eran dos tipos de traje y armados quienes se les acercaban, el pelicrema abrazó con fuerza al menor quien también se aferró con fuerza a los brazos del mayor, lo necesario debido a que los hombres lo tomaron del brazo intentando separarlos.

Me arrepiento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora