Capitulo 16: celos

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Las horas pasaron, casi eran horas de la media noche y la luz de la sala aún estaba encendida, la habitación apartada llena de afiches y cama con un bulto encima y una suave luz celeste de un celular que recibía mensajes tras otros por un grupo de chat notificando el proceso que se daba dentro de aquel departamento, las malas noticias eran esperadas y la desesperación de ella era muy evidente hasta el grado de no saber qué hacer, coquetear le ya no era eficiente como antes y ya su tiempo en la familia estaba por acabar, entonces solo pensaba en su único método de conseguir la atención del moreno.

La mañana llegó lento, el silencio en el hogar era normal hasta que se levantan, ella estaba preparando el desayuno esa vez, miraba como todos iban al comedor a saludarse, aunque principalmente al moreno estuvo observando y saludando con una sonrisa, recibiendo el buenos días pero sin ser mirada, ella observaba como aquel tomaba algunas cosas del refrigerador y salía de la cocina con algo de rapidez antes de irse al comedor nuevamente.

Una vez todos estuvieron en la mesa, aprovecho de sentarse a su lado mientras desayunaban, era ahora o nunca de hablarle, por ende le sonríe mientras le mira.

“Buenos días joven Shuuya.”

*Buenos días.*

“¿cómo durmió esta noche?”

*Bien.*

“Me alegra.”

El silencio era incómodo, esperaba que le dijera ‘¿y tú?’ pero no fue así, así que decidió volverlo a intentar.

“¿va a ir al entrenamiento hoy?”

*sí.*

“Me alegra.”

Y de nuevo el silencio.

“y… ¿Qué harás más tarde?”

*¿Acaso eso te importa? Es obvio que iré a ver a Shirou.*

Bien, no le gusto eso, así que guardo silencio desviando la mirada con el ceño fruncido hasta terminar, raro que el padre no le haya reprochado por eso, así que no se rindió y mientras estaba en la puerta se le acerca.

“Disculpe joven Shuuya.”

*¿Sí?*

“¿sería posible que pueda ir con usted al ver al… Joven Shirou?”

Bien, eso no se la espero, enarcó una ceja ladeando la cabeza al mismo tiempo en silencio, la mujer estaba vestida elegantemente y como debe ser, aunque no le daba confianza del todo.

*¿Estás segura de querer venir?*

“Si, joven amo, quiero saber cómo se encuentra después de todo…”

Inseguridad, silencio y algo de desconfianza se montana en la mente del moreno, no estaba muy seguro si es buena idea tener que llevarla con al albino después de todo lo que pasó entre ellos tres, si no fuera porque su padre le dijo que si lo hiciera y no sea mal agradecido suspiro antes de poder darse la vuelta y abrir la puerta.

*Vamos entonces.*

La mujer sonriente le siguió por detrás en el silencioso camino hacia la cancha, ignorando las preguntas de los demás respondiendo con un “solo viene de visita” y bastó con que siguieran en lo suyo, la mujer miraba desde los asientos como entrenaban, era algo para distraer y el cómo se divertían como amigos que son, incluso el entrenador no estaba tampoco tan mal.

Cuando terminaron, con la noticia que en tres días será el partido, la emoción era todas mil palabras para expresar sin necesidad de decirlas, aunque en el camino para ir al departamento el silencio era lo contrario de aquella emoción de la noticia, ni siquiera cuando fueron a las tiendas a revisar algunas cosas el moreno no dejaba de hablar sobre si esto le gustará a albino, si esto estaría bien para el albino, y así sucesivamente hasta que ella optó por llevar alguna ropa que el moreno eligió para el albino, algo que le pareció raro.

“joven amo, ¿puedo hacerle una pregunta?”

*Dime.*

“¿Por qué le lleva ropa a él? Digo, a lo mejor no sea necesario.”

*No me parece buena idea que esté encerrado sin salir de ahí, así que si es necesario.*

“¿ya sabe en cuanto tiempo será liberado?”

*Si, dicen que será en dos días.*

“Ya veo…”

*por cierto, gracias por acompañarme.*

Eso si no se lo esperó, dio una sonrisa algo pequeña, ya que aún no la miraba. Ya para cuando llegaron les dejaron pasar para ver al menor quien dibujaba en el suelo como un niño de 5 años a la vista de la mujer, se quedó en la puerta observando como el abrazo de los dos se dio, y la pregunta era obvia.

*Viene de compañía.*

-ouh, entonces, hola de nuevo!-

“hola.”

No hay mucho por decir que entre esos tres la tensión era algo incómoda, más que todo la mirada de ella puesta en la pareja que no dejaba de abrazarse tan cariñosos, apretando los puños se quedó toda la tarde observando al menor, sigue sin entender el que tiene de especial para que el moreno le quiera hasta consentir tanto sin que le pidieran algo a cambio y esas cosas, y el hecho de que son amigos desde antes no cambiaba nada, para ella que el menor le hizo algo para tener al moreno loco y perdido por él.

Luego de pasar las horas finalmente regresaron a casa, el moreno estaba con una sonrisa en sus labios, aquel beso en la mejilla le ha dejado más ido de su realidad que anteriormente, como si fuera la gran cosa, al menos para ella no era más que una simple farsa para ilusionarlo, entonces ya adentro de la casa era igual como todos los días desde que empezó a salir con el albino, entonces viendo sus esperanzas morir se fue a encerrarse en su cuarto entre llantos amargos callados de manera fácil.

“ya no puedo con esto…”

Dijo para sí misma antes de tomar el teléfono y hacer unas cuantas llamadas toda la noche hasta la madrugada, pidiendo el día libre para descansar del trajín de ayer y también para quedarse encerrada mirando el techo y con el teléfono a un lado de ella esperando a que el mensaje le llegara y así revisarlo.

[La encontramos.]

Me arrepiento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora