Capitulo 33: Depresión otra vez

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En el siguiente día la gente dentro de la casa estaba muy movida, sobre todo con la parte del moreno que iba de un lado a otro vaciando maletas y metiendo cosas en bolsas de diferentes lugares preparado para salir sin no fuese porque su padre le detuvo suavemente.

Padre: ¿irás a esa casa tu solo?

*Tengo que hacerlo.*

Padre: ¿quieres que te lleve? En auto puedes llevar más cosas.

*No creo que necesite más cosas, pero estará bien ir en auto.*

Padre: está bien, espera termine los papeles y voy contigo.

*Solo una pregunta.*

Padre: ¿si hijo?

*¿Cuándo fue que cambiaste de opinión?*

Los dos se quedaron mirándose mutuamente.

Padre: cuando me confesaste que él era quien tiene tu corazón, al principio fue difícil pero viendo tu afán no hay mucho que pude hacer al respecto, así que viéndolo mejor desde otra perspectiva esto es lo menos que puedo hacer.

*¿Entonces significa que lo aceptas?*

El hombre asintió con la cabeza, de hecho no era que pueda hacer mucho, si era la decisión de su hijo y estaba seguro de sobrellevar eso no tenía porque tenía que ponerle altos en la vida si o más bien consejos de cómo llevar una relación estable y sin errores, pero con todo lo que pasó hasta él mismo quedó impactado. Terminando la firma de los papeles subieron al auto y partieron a la casa "abandonada" del albino que seguía como estaba pero ahora vacía, fría, con falta de un dueño que le pueda dar cariño como antes.

Una vez que entró el pelicrema puso manos a la obra, dejo las cosas en sus lugares y se puso a ir limpiando la casa quitando las telarañas y demás polvo, tomándolo con calma retiraba toda basura encontrada en la casa hasta que 3 horas después estaba reluciente y pintada de nuevo animada por el cuidado recibido, luego fue al baño a limpiarse la suciedad antes de echarse en la cama del albino, cuyo aroma emanaba de todas partes por eso mismo se cubrió de pies a cabeza con la sábana.

*Realmente es como si estuvieras aquí.*

Susurró para sí mismo antes de caer en un sueño profundo después de tomarse una pastilla para ello pues el cansancio no le fue suficiente al parecer, donde extrañamente estaba en un lugar semi oscuro y semi iluminado, extrañado miraba y nada que había alrededor por lo que avanzando a paso lento esperaba al menos ver algo, lo que no sabía era que en cada paso sentía el pecho estrujarse cada vez más, casi se detuvo cuando llego a una casa totalmente nueva, dudoso miró a los lados y no había nadie, entro con cuidado después de tocar sin recibir respuesta, el interior era realmente nuevo, la recibida de un gato en sus pies no fue de mucho sino hasta escuchar un tarareo... Que le hizo helar hasta los huesos aparte de que su corazón palpitaba con una fuerza que literalmente se iba a salir de su pecho como bala.

Por instinto siguió ese tarareo hasta la cocina y sus ojos tan abiertos como platos quedaron al ver aquella silueta, ni borrosa ni tenebrosa, igual como la vez última que le vio estaba con esa sonrisa tan igual como la recordaba secando los platos con la mirada azul zafiro tal cual como la recordaba, lo que lo saco del trance fue el gato que empezó a maullar en sus pies.

-¿Quién es?-

Nuevamente su cuerpo se erizo de frío, su voz era tan igual como si nunca hubiese pasado nada, un nudo enorme en la garganta se le formo incluso después de pasar saliva con el pecho latente de golpes además de ser estrujado y la sangre se le detenía por segundos, la respiración le fue agitada por pocos segundos hasta que obligo a su mente y a su orgullo calmar la situación.

*Shirou...*

El mencionado sobresalto dejando caer el palto rompiéndose al instante una vez impacta el suelo asustando al gato que salió corriendo, lentamente giro tanto la mirada como la cabeza encontrándose con aquellos ojos oscuros que desde el inicio le atraparon, su garganta enmudeció, su pecho se detuvo por unos segundos al igual que su cuerpo antes de dejar caer las cosas e ir corriendo directamente a los brazos del joven que inmediatamente correspondió.

-Si eres tú, ¿verdad?-

*Por supuesto que si...*

Apretaba más el abrazo, se sentía tan real...

-¿Dónde has estado? Estaba muy preocupado...-

*No te imaginas cuanto lo siento...*

-¿De qué?-

Suavemente se separó. El moreno tomó aire y le contó todo.

-Entonces... ¿No fuiste tú?-

El negó con la cabeza, antes de desviar la mirada.

*Pero lamento no haberlo sospechado antes...*

-Debiste decirlo aún cuanto tenías tiempo...-

*Lo sé, fui un idiota y está bien que me lo digas... Pero no esta vez...*

Sujetó las manos del menor para verle a los ojos fijamente aunque éste trató de separarse del agarre inútilmente que terminó por ser acercado a su cuerpo, poco a poco el lugar se iba desapareciendo extrañamente en pequeñas partículas de polvo.

*Volveré pronto.*

-¿Lo prometes?-

*Lo prometo.*

Dolía, dolía mucho no poder hacer nada más que solo observar como nuevamente el menor se alejaba de su lado antes de que esa luz cegara sus ojos encontrándose segundos después el mismo lugar donde pudo quedarse dormido. Una mirada apagada se quedó fija en el techo por unos minutos antes de ser removida por el cuerpo que literalmente era obligado a trasladarse de sitio terminando así la trayectoria en el jardín.

Con cuidado regaba las plantas y arrancaba las hojas marchitas al igual que las malas hierbas que estaban empezando a crecer, corto a mano algunas ramas a pesar de que se cortaba con las astillas no dejaba salir sangre ni por gotas. Terminando todo fue a tomar su mochila caminando directo al cementerio no sin antes de pasar por una confitería a comprar variados dulces y algunos huevos sorpresa de chocolate, pero muchos macarrones de diferentes sabores que eran los favoritos del albino, y nuevamente postrarse frente a la lápida a repartir lo mencionado.

Así era día tras día, la gente empezaba a mencionar y a deducir que estaba más tiempo en el cementerio reflexionando sobre lo ocurrido en los días y noches, sin embargo se hacía más frío y distante con ese paso, algunos comentaban que era producto de la nueva depresión que le ha dado el saber que pudo prevenir la tragedia pero sin saberlo no lo hizo, la culpa la carcomía por dentro y el entrenamiento no ayudaba en nada a pesar de que sus compañeros trataban de animarlo su corazón roto no daba respuesta alguna y cada vez era pero, ya no quería ver a nadie ni hablar con nadie hasta ausentarse del instituto por varios días, no respondía llamadas ni mensajes... Solo quería estar en soledad...

Un día, despertando de la rama de un árbol cuyas hojas al moverse provocaron un sonido cascabelico que zumbado a sus oídos obligaron a los ojos a abrirse de un profundo sueño, el sol estaba suave y el viento fresco, ganas de levantarse de esa rama e ir a dar un paseo podrían rodearle si no fuese porque pensamientos hundieron su mente ¿Y si Shirou estaba preocupado?, ¿Lo estará haciendo sentir mal por su condición? Poco le importaba si le odiaba, se lo merecía después de todo pero... Si fuera así... ¿Por qué ese momento fue directamente a abrazarlo sin golpearlo? Acaso puede ser que ¿también lo extraña tanto? Inquietudes le invaden en el paso de los días, las palabras de sus amigos rebotaban como eco tras las paredes de una cueva.

Bajando con cuidado de aquel árbol miró alrededor y algunas personas pasaban cerca del cementerio a saludar y fueron respondidos de igual forma, tal vez estaba un poco mal en abandonar a sus amigos y a quienes le quieren, al albino nunca le hubiera gustado ver esas escenas reales pues se sentiría mal, a lo que decidió ir al instituto para disculparse con los muchachos y ponerse al día aunque ese vacío de no tener a esa persona a su lado, disfrutar de sus labios, de su piel tan suave... Realmente no tenía ni idea de cuantas veces debe aguantar esta tortura...

//doble capitulo porque mi internet anda del pedo :) //

Me arrepiento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora