Capítulo 36: El Bebé

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Ámbar

Estaba en el pasillo del centro comercial junto a Jazmín y Delfina. Jaz se fue a una tienda de ropas y Delfi siguió caminando sin decirme nada. Yo fruncí el ceño y resolví caminar. Me detuve en una tienda de ropa de bebés al ver una espalda conocida. Él adentró en la tienda y yo me pregunté si debería o no seguirlo. Elegí la primera opción. Lo seguí y me detuve detrás de un pilar, mirándolo. Simón caminó por la tienda y sonrió en dirección a una mujer rubia con un carrito de bebé. Los encaré confundida y volví a esconderme detrás del pilar. ¿Simón tenia un hijo? Respiré profundamente y me tapé los ojos. No quería creer en aquello. Balanceé mi cabeza negativamente, estando claramente en negación y me preparé para irme de la tienda. Antes que yo pudiera salir, algo hizo con que yo me quedara. Me volteé para mirar a la persona y no pude verlo. El chico se alejó y abrió espacio para que yo viera el bebé. Antes que yo pudiera verlo, la rubia se detuvo delante de mí. Yo levanté la cabeza y antes que pudiera ver el rostro de la mujer de Simón, escuché mi nombre siendo gritado por alguien.

- ¡Ámbar! – La persona gritó y yo abrí los ojos. Había sido solo una pesadilla.

- ¿Qué pasa? – Cuestioné, mirando a Jazmín, que estaba parada frente a mí.

- Estabas rara. – Delfi me contestó. – Un poco nerviosa y pedí a Jazmín que te despertara.

- Gracias. – Agradecí, confundida. – Yo tuve una pesadilla. – Puse la mano en mi cabeza, estaba con mucho dolor. – La misma pesadilla de siempre.

- ¿Del bebé? – Delfina preguntó y yo asentí. Ella miró a Jazmín y las dos sonrieron.

- No empiecen con eso. – Pedí, levantándome de la cama. – No estoy embarazada.

- No sabés. – Delfina cruzó los brazos. – Aún no hiciste la prueba de embarazo.

- Ni lo haré. – Rodeé mis ojos. – Estoy segura que no estoy embarazada. No hay posibilidades.

- Siempre hay posibilidades. – La pelirroja encogió los hombros. – Delfi, te compró el test, ¿Por qué no lo hacés?

- Porque no estoy embarazada. – Repetí. – Quiero que ustedes entiendan eso de una vez. No estoy embarazada.

- Entonces, ¿Por qué esa pesadilla? – Fue la vez de la morocha decir algo. Yo me quedé callada. También no entendía la razón de tener siempre la misma pesadilla. – Es muy raro, Ámbar. De la nada empezaste a soñar con Simón y un bebé.

- Pero no soy yo en el sueño. – Bajé la cabeza. – Quizás sea una advertencia.

- ¿Crees que él pueda haber embarazado a otra chica? – Jazmín interrogó y yo forcé una sonrisa.

- No lo sé. – Fui sincera. – Hace mucho no estamos juntos.

- Dos meses no es tanto tiempo. – Delfi me respondió y sonrió. – Pero no pienses en eso.

- Por favor, Ámbar, hacé el test de embarazo. – Jazmín pidió. – Solo para que no nos quedemos con la duda.

- Sí, Ámbar, porque si estás embarazada, tenemos que cuidarte. – La morocha se justificó. – Por favor. No quiero que te lastimes o lastimes a otra personita.

- Ok, yo haré ese maldito test porque ustedes ya no me dejan en paz. – Bufé y las dos conmemoraron. – Pero yo estoy segurísima del resultado.

Me encerré en el baño, leí una y otra las instrucciones y respiré profundamente. Estaba segura del resultado, pero las chicas tenían razón. Aún teníamos la duda y teníamos que sacarla de una vez. Volví a leer las instrucciones y me preparé para hacer la prueba de embarazo. Jamás en mi vida pensé que haría algo así, pero allí estaba yo. Seguí todas las instrucciones e hice tres pruebas de embarazo. Aguardé el tiempo necesario para el resultado y todos tuvieron el mismo resultado. Abrí y cerré mi boca sin saber que decir. No podía entender lo que estaba sintiendo en aquel momento. Asentí con un movimiento de cabeza y me encaré en el espejo. Era el resultado definitivo para todo. Era definitivamente el fin. Cerré los ojos y abrí la puerta. Las chicas vinieron en mi dirección y yo no les dije nada. Ellas fueron hasta el baño y me quedé sentada en el borde de mi cama. Mis mejores amigas salieron del baño sin decir nada y me abrazaron. En el fondo, ellas sabían cuál era mi verdadero deseo.

- Todo va a estar bien. – Delfi prometió y yo cerré los ojos.

Meses después.

Estaba acompañando a Jazmín y Delfina en un paseo por el centro comercial. Algo dentro de mí estaba raro. Jaz se detuvo en una tienda de ropas sin decirnos nada. Delfina me dijo algo que no entendí y corrió hasta algún lado. Estaba sola. Intenté no preocuparme y busqué algún lugar para quedarme hasta que ellas regresaran. Vi un chico pasando por mi y me volteé para mirarlo. Creía que era Simón. Como en el sueño, resolví seguirlo en un instante de segundo. Fui detrás de él y vi cuando Simón adentró en una tienda de ropas de bebé. Fruncí el ceño sin poder creer que mi sueño estaba haciéndose realidad. Me detuve, escondida, detrás de un pilar y lo miré. Él estaba junto a una rubia. Exactamente como en mi sueño. Balanceé mi cabeza negativamente entrando en estado de negación. No podía creer que era verdad. Algo me hizo no salir de allá y me volteé para mirarlos. Él se alejó de donde estaba para jugar con su hijo y abrió espacio suficiente para que yo viera el bebé. La mujer rubia se detuvo frente a mí y yo no me quedé allá para mirarla. No quería. Salí corriendo de la tienda y sentí un impacto muy fuerte. Había topado con alguien y caído en el suelo. Era demasiada humillación.

- ¿Estás bien? – La persona preguntó y yo me congelé. No era posible.

- Sí. – Contesté y bajé la cabeza. No quería que él me viera en aquella situación.

- ¿Ámbar? – Simón cuestionó y yo le forcé una sonrisa.

- Hola. – Me volteé para mirarlo y él sonrió.

- ¿Cómo estás? – Simón interrogó mientras me sonreía. Yo supe inmediatamente que tenía que salir el más rápido que podía conseguir.

- Bien. – Mentí y él se levantó del suelo. - ¿Y vos?

- Bien. – Él respondió y extendió su mano para ayudarme a levantar. Cuando nuestras manos se tocaron, hubo como una descarga eléctrica y yo resolví levantarme sola. - ¿Qué estabas haciendo en una tienda de ropas de bebé?

- ¿Yo? – Hice la desentendida. No era Simón ni en la tienda, ni en mi sueño, era otra persona. Era una pareja que no tenia nada que ver con la historia.

- Sí, te vi. – Él cruzó los brazos y yo sonreí irónicamente. - ¿Tienes algo para decirme? Hace mucho tiempo que no nos vemos. No sé, como, ¿casi un año?

- ¡Ámbar! – Jazmín gritó interrumpiendo el intercambio de miradas entre Simón y yo.

- Jaz. – Sonreí al ver mi mejor amiga. - ¿Ya hiciste tus compras?

- Sí. – Mi amiga contestó y miró en la dirección de Simón. – Pero puedo esperarte si tenés algo que hablar con...

- No. – La interrumpí. – Ya hablamos hasta demasiado.

- Pero... - Simón me encaró. – Aún no terminamos de hablar.

- Sí, ya terminamos. – Asentí, forzando una sonrisa. – Chao, Simón. Nos vemos. – Dije y agarré el brazo de Jazmín, intentando hacerla caminar más rápido y alejar a Simón de mi vista. Respiré profundamente intentando recuperar la normalidad de mi respiración y vimos Delfina hablando con uno de sus amigos de trabajo.

- ¿Pasó algo? ¿Llegué a tiempo? – Jazmín preguntó y yo asentí. La abracé y cerré los ojos.

- Sos mi heroína. – Sonreí mientras abrazaba a mi mejor amiga.

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 Esto es como el piloto de la segunda parte de Fake Love. Una muestra de lo que viene. Espero que les guste. Gracias por leer, comentar, dejar sus teorías y su  ⭐

Fake Love | Fanfic Simbar (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora