Capítulo 71

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DALAS P.O.V

Hoy era el día de nuestro aniversario. 6 meses juntos a ella, mi rojiza, mi ___ Hunter. La quería tanto...Le había comprado una pulsera de plata que se llama Pandora, siempre me repetía que le gustaría tener una.

No la había visto desde la semana pasada, cuando me dijo que había quedado con Cheeto. Confieso que me puse un poco celoso, pero tampoco tengo derecho en detenerla y no compartirla con nadie, al fin y al cabo, los dos tenemos una vida.

Habíamos quedado en mi casa, le decoré con velas y rosas, muy romántico y cursi, lo sé, pero a ella le gustaba esto y por una vez, mi corazón debía ablandarse un poco por una vez. Toda la casa tenía una iluminación muy pobre y misteriosa, al igual que elegante. Me vestí con traje y corbata. Quería que fuera una noche especial y feliz.

Estaba muy nervioso. Comprobé el reloj y segundos después llamaron al timbre. "Es la hora", dije. Me dirigí hasta la puerta y la abrí con una sonrisa. Allí estaba ella, con un vestido púrpura impresionante muy fino.

-Felices 6 meses - besé su mejilla y la abracé.

Ella me correspondió, pero cuando me fui a separar, ella hizo que el abrazo fuera mucho más largo, dejándome un poco desconcertado, pero no le di ninguna importancia. Nos miramos.

-Igualmente, Dalas - Sonrió un poco y volvió a agachar la vista.

Le cogí la mano y nos dirigimos al comedor. La miré de reojo al abrir la puerta de éste y vi que estaba llorando. Me asusté.

-¿Rojiza te encuentras bien? - ella intentó secarse las pequeñas lágrimas sin que se corriera el maquillaje. Asintió la cabeza.

-Sólo que....Es precioso, gracias. - me volvió a abrazar.

La notaba muy extraña y frágil, como si se fuera a romper en momento a otro. Cogí su cara con mis dos manos y seguía sin mirarme, tenía la cabeza mirando hacia el suelo. Obligué que me dirigiera la mirada, pero no.

-Rojiza, mírame.

Y por fin lo hizo. Mi corazón se encogió. Sus ojos expresaban tristeza, algo malo pasaba. Algo muy malo para que ella no pudiera ser feliz en nuestro aniversario. No quería saber el motivo de esa tristeza, pero era mi deber.

-Hey rojiza, por favor no llores. - La miré directamente a los ojos. - ¿Qué pasa? Sabes que puedes confiar conmigo.

-Lo sé, ¿cenamos? - cambió de tema brutalmente. Se giró dándome la espalda y yendo hasta la mesa y sentándose.

Me quedé quieto los primeros segundos, pero luego imité su gesto. Serví el único plato, macarrones con salsa bolognesa, una especialidad mía. Comimos en silencio, alguna vez le acariciaba la mano pero ella no respondía. Terminamos de comer y fui a buscar el postre. Al volver de la cocina me la encontré llorando de nuevo mirando un puesto fijo, nuestra primera foto enmarcada. Sonreí al ver la fotografía, pero la sonrisa se desvaneció al centrarme en rojiza. ¿Qué le pasaba? La miré con preocupación y me fui a sentar.

-¿Quieres? - le pregunté intentando que dejara de llorar.

-No-no, gracias - respondió.

Yo me serví mi cachito de helado con frambuesas y empecé a comer en silencio. Parecíamos dos extraños, pero éramos pareja. La situación era muy incómoda y mucho más con los silenciosos sollozos de rojiza. Aparté el pelo bruscamente y la abracé de golpe. Le acaricié el pelo y noté que mi camisa se estaba humedeciendo. Resbusqué en mi bolsillo el regalo y se lo di cuando la aparté de mí, con una gran sonrisa esperando ser devuelta. Pero no fue así.

-Dalas....No puedo aceptarlo...- rechazó.

Reí irónicamente.

-¿Por qué? - me levanté. - ¿Qué rayos está pasando Rojiza? Primero, lloras, no me explicas porqué - conté con los dedos.- Segundo, ni me miras a los ojos. Tercero, me rechazas el regalo. - puse mis manos en la cabeza, desesperado. - ¿Quieres cortar conmigo? ¿Es eso, verdad? - di una patada a la silla rabioso - ¿¡NO DICES NADA?! ¡ASÍ QUE ES VERDAD! - Le grité.

Ella volvió a llorar, pero esta vez más fuertemente.

-Dalas, para ...- dijo ella.

-¿¡POR QUÉ?! ¿¡TE SIENTES MAL?! ¡YO SOY EL QUE DEBERÍA SENTIRSE MAL!

Soltó un gran sollozo y se arrodilló en el suelo con las manos tapando su cara. Me acerqué lentamente hacia ella, triste y apenado. ¿Por qué ahora...?

-Yo nunca te dejaría, Dalas - consiguió decir

Me arrodillé mirándola. Estaba apunto de llorar también

-¿Entonces? - pregunté apartándole un poco el cabello.

Me abrazó y le correspondí.

-Me voy, Dalas, eso es lo que pasa. - Dijo llorando en mi pecho.

Quedé serio, sin palabras. ¿Se.... iba?

Acercándome Al Amor (Dalas y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora