El domingo llegó rápido. La tarde con Dara había sido diferente. Le había contado las novedades y no paraba de reír sobre mi desgracia. Me había abrazado fuerte y luego, había preparado uno de esos batidos de chocolate que tanto me gustan. No mentía cuando decía que era la mejor del mundo.
Como siempre su odiosa amiga, había llegado tiempo después diciendo que tenían tarea pendiente y, literalmente, me echó de casa de la casa. Estúpida CL. Que tan mal podía caerle un chico como yo, que todo lo que quería era la felicidad de Dara y nunca la había hecho llorar, en dos años de relación. Llevábamos todo un récord sin pelearnos.
Sungmin decía que lo nuestro nunca llegaría más allá, pero yo podía imaginarnos casados con tres bebotes castaños, iguales a ella. Aburrido. Mi concepción de familia pasaba por ser un padre genial como el mío, casarme con una mujer lo suficientemente buena como para no enloquecer el día de mi muerte y que adore a los niños con toda su alma. Ella cumplía todos los requisitos ¿Quién me haría feliz, sino?
Papá se hubiera reído de mi forma de contarle todo aquello, sabía que estaba nervioso y hablaba a toda velocidad, moviendo mis brazos sin parar. Era el único momento de la semana en el que podía ser yo. Por eso lo disfrutaba tanto, a pesar de lo triste del contexto, podía sentir la conexión con mi padre intacta.
Llegar a casa me había tenido ansioso. Por un lado, quería que el señor Lee me ignorara y por el otro, al recordar mi decepción cuando salió sin saludarme en el gimnasio, deseaba una sonrisa de su parte. Solo eso me mantendría contento y a salvo de la ira materna, o eso esperaba. Con mi madre nada es seguro.
-El señorito se dignó a volver a la casa.
-Hola mamá. Hola Hyukjae. - todavía me resultaba extraño llamarlo por su nombre.
-Hola Hae.- ahí estaba, esa sonrisa tan agradable, tan plena - Sube a cambiarte, la cena estará lista en un momento.
Corrí a mi habitación. No quería devolverle el gesto. Eso había sido casi extremo. Ya que me dijera Hae, va a ser un problema más tarde. Como que mi madre se llama Jessica Jung, lo tengo completamente asumido.
Bajé al primer llamado y ayudé con la mesa. Incluso lavé los platos y por supuesto, un grito para que los seque y guarde en su lugar, no se hizo esperar. Podían secarse por la noche. Bufando me dispuse a completar la tarea, aguantando el desagradable espectáculo de coqueteo que llevaba mi madre frente a mis ojos.
Podía sentir a Sungmin resoplar a mi lado, diciéndole "zorra" por mostrar que ese hombre era suyo, delante de mí. Tenía que dejar de pasar tanto tiempo con él, de verdad le estaba quemando las pocas neuronas que le quedaban.
-Jess, está Hae aquí.. no ahora.
-¿Más tarde me lo compensarás, cariño?
-Claro. - dándole un casto beso en la mejilla, se sentó en el sofá a leer un libro sobre la importancia de la danza en la sociedad.
Por el sonido del agua corriendo, mi madre optó por una ducha antes de dormir. Yo me había bañado en la mañana, podía saltar en mi cama y soñar con el día en que Seúl se apiade de mi alma y me refugie en una de sus universidades.
***
Una hora después una risa me despertó. Qué tan entretenida podía estar mi madre a las diez de la noche, un domingo. El señor Lee. Rezándole a todos los santos, intenté volver a dormirme pero me fue imposible con los sonidos provenientes de la habitación contigua.
-Oh.. bebé.. - mi madre gimiendo no era algo que quería escuchar. ¡Que asco! - Más.
-Sh.. vas a despertar a Donghae. - lejos de calmarla, ella gritaba el doble. De golpe, el ruido cesó. Escuché el ruido de la puerta del baño y a mi madre refunfuñar. Unos minutos después Hyukjae, volvió a la habitación. Pobre hombre, yo no quisiera estar en sus zapatos ahorita.
-Me vas a decir por qué cortaste un polvo buenísimo a la mitad.
-¿Será porque tienes un hijo al otro lado de la pared y de seguro debe estar poco feliz de escuchar a su madre tirándose a un tipo?
-El ya es grande. Su novia también debe gemir. No veo la novedad.
-Dormiré en el sofá. No quiero seguir hablando de esto. Te desconozco cuando eres así de desagradable con tu propio hijo, Jessica.
Con los auriculares a todo volumen, volví a intentar dormirme. Conociéndola, lo perseguiría hasta el fin del mundo para obtener lo que es suyo. Mostrarse dueña y señora del bello hombre que iba a ponerle un anillo en su dedo, por segunda vez en su vida y esta vez, se aseguraría que su molesto hijo lo entendiera a toda costa.
Solo esperaba que al despertar, pueda seguir pensando en sentarme en mi sofá favorito sin morir del asco en el intento.
***
Varios días después, mi madre llegó a la casa con una noticia un tanto agradable. Le habían asignado un nuevo puesto en la empresa, algo así como un ascenso. La mala noticia, para ella, era que debía irse durante el próximo mes a la capital a capacitarse y luego una semana al mes, tendría que establecerse allí, para tratar con los jefes.
Para mi, un notición. Para su incipiente convivencia, un baldazo de agua fría. Sin embargo, el señor Lee parecía estar muy calmo. Había intentado convencerla que todo estaría bien, que podrían hablar todos los días por Skype y eso aminoró a duras penas, el berrinche que mi madre había iniciado. Además, el dinero extra era considerable. Podría construir la pileta que ella había deseado desde siempre, en menos de un año.
-Lee Donghae, compórtate. Todo lo que hagas, llegará directamente a mi casilla. No molestes a Hyukjae, tiene una vida mucho más importante que tus míseros problemas como para ocuparse de ti.
-Si mamá. - levanté mis brazos para darle un abrazo, bajándolos rápidamente a su cintura para evitar rodear su cuello y estrangularla. ¿Podía sacar lo peor de mi cada día? La respuesta es SI, absolutamente SI.
-Yo cuidaré de él. Ve con cuidado. - besándola con un beso insípido, se despidió y la acompañó hasta la puerta.
Haciendo un bailecito del triunfo, me dejé llevar por la música que salía de la televisión. PSY decía que moviera mi cuerpo al ritmo de Gangnam y nunca pensé que quisiera hacerle caso a un viejo verde, pero ahí estaba en su living, festejando su libertad momentánea.
-Al fin solos. - la voz del señor Lee sonaba juguetona.
-La bruja salió de la casa. No se como la soporta, es realmente insoportable. Todavía está a tiempo de salir corriendo despavorido. - una carcajada se escapó de sus labios rellenos, que se curvaban, dejando al descubierto sus encías. Un pequeño color golpeó sus mejillas y bajó la mirada.
-Es un poco.. territorial. Al menos podemos hacer vida de hombres por unos días, que placer.
-Claro. Mientras ella no se entere no es ilegal dejar la ropa sucia amontonada en el baño.
-O comer en el sofá mirando la televisión.
-O pedir comida chatarra.
-Dejar los platos secando toda la noche.
La lista seguía y podía sentirme tan relajado con él. Un mes sin mi madre ya me sonaba a poco. Casi convencido que las semanas que ella partiera se convertirían en las mejores de mi aburrida vida. Quizás si.. una idea terrible cruzó por su cabeza.
-Mm.. Hyukjae.. ¿podría pedirle un favor?
-¿Aun con formalismos Hae?
-Vale. ¿Puedes ayudarme con unos pasos que me cuestan? No quiero comer una centena de hormigas inocentes en el próximo ensayo.
-Tregua con el enemigo, eh.. claro. Enséñame los pasos y te ayudaré a pulirlos.
-Gracias. Ahora debo irme, llegaré tarde a clases. Te veré para la cena.
-Suerte. - desacomodando su cabello, Hyukjae lo dejó solo en la cocina. Esperaba que no hubiera visto cómo de repente, la sangre copaba sus mejillas y la confusión hacía un golpe de estado en sus sentidos.
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Les dejo un nuevo capítulo! Hae y Hyuk se libran de Jessica y empiezan a conocerse. ¿Las clases particulares con el señor Lee, serán productivas?
Ya pronto lo sabrán ^^
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Cayendo por mi padrastro [Eunhae +18]
FanfictionA Donghae, nada en la vida le sale bien. Desde que perdió a su padre, convivir con su madre se ha vuelto imposible. Cuando ella le presenta a su nueva pareja, la vida de Donghae, tal como la conoce, dejará de tener sentido.