Parte 3: Regalo

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Sungmin aceptó con gusto tener un hermano temporal, como le gustaba decirme cuando me mudaba a su casa por varios días. Lamentablemente, solía pasar más semanas en su casa que en la mía. Su padre, que trabaja en Busan, suele bromear con su madre, diciendo que parió a otro niño a sus espaldas y cada tanto descubre su mentira. Son muy agradables. A veces me pregunto si ellos son la excepción al mundo.  

Al enterarse de las novedades, mi amigo no pudo quedarse callado.

-¡QUE DESPERDICIO! ¿Por qué todos los buenos hombres son rectos?

-¿Acaso has escuchado algo de todo lo que he dicho, Minnie?

-Claro que si, Haehae. Me has dejado en shock. Ahora dime, ¿Que vas a hacer con las competencias? Sabes que si tu madre va a acompañarlo, estarás en problemas.

-Tendré que hablar con Yunho. Ya no podré competir.

-¡Pero si tu amas hacerlo!

-Amo mi paz y tranquilidad también.

-Eres terco. No te hablaré más si lo haces. - estupendo, hazlo más difícil si puedes.

-No lo haces por mi, solo por perderte su cuerpo "tallado por los mismísimos dioses" moviéndose frenéticamente, ¿verdad?

-Mm.. ¿quién sabe? Aun así, no dejaré que lo hagas.

Y me hablaba de terco a mí. Odiaba esa situación. Odiaba tener que dejar de competir. Odiaba que mi madre pensara que la danza era algo que demostraba que era un gay encubierto. Odiaba que el señor Lee fuera a casarse con ella. Odiaba que mi amigo babeara por él. Odiaba al mundo.

Para el jueves, había completado mis actividades en el club, cuando intenté hablar con Yunho. El martes no fue a ordenar el ensayo y nos había dejado bajo el mando de Sataemin, que nos había obligado a comer una hormiga por cada vez que equivocábamos los pasos. A sus quince años, era todo un experto de la danza y del mal.

Casi había logrado terminar mi rutina sin cometer errores, cuando lo vi entrar. Su cara era una mezcla de enojo y preocupación. Al verme, una tercera emoción lo recorrió. Parecía más relajado. Llamó a Yunho a un costado y pese a mis intentos, la música del salón me impidió escucharlos. Apenas podía ver la figura de mi entrenador, que gesticulaba lo que parecía una descripción y luego su expresión pasaba por la furia. Asentía rápidamente a algo que le pedía. Despidiéndose de él, lo vi salir por la puerta sin saludarme. Bien, si eso era lo que quería, ¿por qué dolía tanto?

-Donghae, ven un momento por favor.

-Yunho, yo quería hablar contigo. 

-La respuesta es NO. Vas a seguir compitiendo. Hyukjae ha estado aquí. Me ha comentado la situación. No presentará a su equipo en los torneos que participes. - Demonios, él amaba bailar, como iba a suspender su vida por mí. - Si me das a elegir, preferiría que ninguno de los dos dejara de bailar. Asumo que tu odiosa madre tiene que ver con esto.

-Si. Pero no puedo hacerlo. Solo seguiré entrenando a la par del resto. Si no estoy en las competencias, será divertido de todos modos.

-Donghae. ¿A quién le dices eso? ¿A mi o intentas convencerte de eso?

-No es como si tuviera otra opción. No quiero meter al prometido de mi madre en mi infelicidad. Debo manejarlo solo.

-¿Sabes que vi el día que te obligué a unirte al club? - ¿A que venía eso? Era una etapa de mi vida que había dejado atrás hace tiempo. 

- Un idiota con problemas con el alcohol.

- Un chico con futuro que estaba a punto de explotar. Al menos me aseguraría de hacerte sonreír tres veces por semana y te daría un motivo para levantarte cada mañana. He visto cientos de partidos infantiles. Mi hijo Jinki, que es mayor que tú, fue el capitán durante años y, jamás, necesitó TANTOS litros de alcohol para sobrevivir a una fiesta de esas. Eras el más responsable, la figura del equipo, pero siempre mirabas a esa maldita tribuna. Ella no coreaba tu nombre y tu sonrisa no estaba. - las lágrimas habían empezado a salir en algún momento de sus palabras y no podía pararlas. Era verdad que Yunho había hecho las veces de padre para mí. Un hombre derecho, que me apoyaba en todas mis decisiones.

-No se que hacer. - odiaba como sonaba mi voz cuando lloraba, me hacía sentir demasiado débil.

-No pido mucho Hae. Son las últimas tres competencias antes de que tengas que marcharte a la universidad en Seúl. Acepta este regalo de Hyukjae. Es noble de su parte. - sonaba sincero cuando hablaba de su rival - Solíamos ser amigos hasta que su hermano y yo tuvimos una aventura y no terminó bien. Pero es un buen hombre, no haría nada para perjudicarte.

-¿Heechul es su hermano? - eso sí era una sorpresa.

-Sh.. Changmin puede escucharte y no le gustará que estemos hablando de esto.

-Gracias Yunho. Sabes que eres lo más parecido a un padre que he tenido desde entonces.

-No me agradezcas, ganen el campeonato y me daré por recompensado. -Quería decirle que podríamos hacerlo, pero mi vida era un día a día. No solía comprometerme con cosas que sabía no podía cumplir. 

Me bañé rápido y salí del club, pensando en pasar un rato con Dara. Con todo lo que había tenido en la semana, no había podido verla más que en el almuerzo y extrañaba pasar el rato con ella.

Dije pensando porque desde un auto tan negro como sus ojos, Hyukjae me miraba inquisitivamente. No me ignoraba cuando salió, para qué iba a saludarme si pensaba verme luego. Debería haberlo sabido.

***

-Sube al auto.

-No lo creo.

-Acabo de renunciar a los eventos más importantes del año por tí, creo que me merezco un paseo. No te pido que vuelvas a casa, puedo llevarte donde quieras.

-Vale. - dije subiéndome al auto. - No tenía que hacerlo.

-Quería hacerlo. Es tu último año. Llevo veintitrés años compitiendo, uno más no hace a la diferencia.

-¿Que edad tiene?

-¿Te preocupa que tu madre esté cometiendo abuso de menores? - mierda. El era brutalmente más chico que mi madre, ella estaba pisando los cuarenta. Aunque parecía de veintitantos.- tengo treinta. Compito desde los siete.

-Supongo que entonces no le vendría mal un descanso.

-Para nada. - su sonrisa de encías se asomó, justo cuando unos pequeños pliegues se formaban junto a sus ojos. Algo dentro de mi se rompió. Asumía que los estantes dentro de mi corazón seguían en orden o quería pensar en ello. Piensa en Dara, lo linda que se verá cuando te vea. Ella es dulce, ella te acelera el corazón y nadie más, Donghae. No el novio de tu madre. -Bien. ¿A dónde te llevo?

-A casa de mi novia, solo conduzca, lo guiaré mientras tanto. - me pareció ver una arruga en sus labios pero no estoy seguro.

Siguiendo mis indicaciones, llegamos en menos de quince minutos. Agradecía el viaje, esto me daría más tiempo para estar con ella antes de largarme a casa de Sungmin, que suerte, quedaba a pocas cuadras de aquí.

-Cuidate, Hae. Vuelve a casa, ella te extraña. -Yo lo dudaba, esa mujer nunca me echaba en falta. Creo que el día que me marche a Seúl, va a ser el día más feliz de su vida.

-El domingo, después de verlo, estaré allí para la cena. - quitándome el cinturón de seguridad, gire a buscar mi mochila en el asiento trasero y antes de abrir la puerta, sentí sus labios en mi mejilla.

-Estaré esperando.

Y sin saber cómo sucedió, estuve ansioso por volver a casa, por primera vez en muchos años.


~~~~~ 

¿Quién podría resistirse a un Hyuk pidiendo el regreso a casa? Yo por supuesto que no..

Les dejo un nuevo capítulo, espero que lo disfruten! ^^

Cayendo por mi padrastro [Eunhae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora