Capítulo 0-1: "Prólogo de una historia que se escribe con sangre. Parte 1"

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Capítulo 0-1: "Prólogo de una historia que se escribe con sangre. Parte 1"





Sus ojos se abrieron. Lo primero que su perpleja mirara contempló, fué una prolija pared de ladrillos de color púrpura. Su cuerpo, vestido con una remera blanca y un pantalón de jean, presentaba algunos vendajes sucios por distintas partes de su cuerpo, las cuales tenían, ademas, pequeñas manchas rojas que significaban, sin lugar a dudas, que eran utilizadas para cubrir heridas.

La chica intentó levantarse con algunas dificultades, pero el dolor que sentía en casi todo su cuerpo, hizo que cayera al suelo, quedando nuevamente sobre el caliente piso de piedra rojiza.

Giró levemente su cabeza y logró alcanzar con la vista a una extraña que se encontraba algunos metros a su costado derecho. Varios ladrillos amarillos estaban colocados formando una letra 'W' gigante con una antorcha de tamaño considerable en su centro. Junto a la base de esa edificación, yacía un bebedero de animales lleno de lava.

Con su cuerpo muy dolorido, se arrastró por el suelo hasta estar tan cerca que aquella lava empezaba a calentar todo su cuerpo. En el techo, hecho de algún material similar al algodón, de color rojo, se hizo presente una sombra que aterró a la chica. Una criatura reptiliana con grandes e intimidantes alas se hacía presente en el cielorraso en forma de obstrucción de la luz.

《Voy a morir, voy a morir》pensó la chica, al no poder ponerse de pie para huir de aquella terrorífica escena.

—Ni se te ocurra moverte, tu te quedas ahí. —Aquella criatura finalmente, se hizo presente. Un aterrador dragón de piel naranja y una profunda mirada amarilla, se posó sobre la gran letra 'W' construida en ladrillos amarillos.

—¿Qué pasa? ¿Quien eres? ¿Qué quieres de mí? —preguntó nerviosa la chica cuyo cuerpo estaba ya demasiado caliente por su cercanía al bebedero con lava.

—Son muchas preguntas, con calma jovencita. Responderé de a una a la vez, y solo si lo veo necesario. —El dragón parecía querer ir despacio.

—¿En donde estoy? —La chica intentó, una vez mas, levantarse inútilmente.

—Oh, ¿qué modales son esos? Déjame presentarte a mi hogar. Bienvenida a Xenygard, la ciudad donde vivo, nosotros estamos ahora en el templo de Wernox. —El dragón se mostró muy respetuoso al hablar de la ciudad del templo.

—¿Y quien es Wernox? —Misteriosamente, el dolor en el cuerpo de la chica se había aliviado, por lo que no dudó en levantarse para alejarse un poco de la alta temperatura que emanaba la lava.

—Wernox...bueno, soy yo. —El dragón se señaló a sí mismo.

—Con que eres un dios o algo de eso, supongo que ahora me tendrás como tu esclava. —Las palabras de la chica, sorprendieron al dragón.

—¿Qué? Para nada, ese asunto ya lo tengo resuelto. Lo que a tí te pido es mas bien una responsabilidad muy grande —Wernox tomó aire para hablar —. Mi poder es algo codiciado por muchos. La gente se mata por obtener lo que yo poseo, por eso quiero pedirte que seas la guardiana de mi poder.

—¿Y eso en qué consiste? —preguntó la chica intentando acercarse un poco al dragón.

—Todo a su tiempo, por ahora no revelaré mucho mas, sabrás todo cuando sea necesario. —Wernox realizó lo que pareció un silbido, y una mujer apareció por detrás del la gran 'W'.

Esta fémina tenía su cuerpo desnudo y lleno de moretones, marcas de latigazos inundaban su pecho y su espalda. Sus manos y pies estaban encadenados y con el movimiento limitado, alas negras similares a las de un murciélago se expandían tras ella. Su cabello, de una tonalidad negra como el cielo nocturno, caía lacio sobre sus hombros y terminaba a la altura del estómago, cubriendo levemente sus senos, aun que sus pezones lograban ser visibles.

—Y ella es... —La chica miró con repugnancia el deplorable estado de la mujer desnuda.

—Es Draka, una de mis tantas esclavas, no es la mas fiel de todas, pero si la mas poderosa. —El dragón empujó a la esclava para acercarla un poco hacia la chica.

—Mi amo me pidió que le entregara esto. —La mujer hundió sus manos en el bebedero con lava y tomó de allí, una alabarda que le entregó a la chica ajena a ese lugar.

—¿Y esto? —preguntó confundida la chica.

—Es tu nueva herramienta de trabajo. No te despegues de ella, la necesitarás. —respondió el intimidante dragón.

—¿Qué será de mí ahora? ¿Me quedaré aquí para siempre? —La chica no dejaba de observar la alabarda que le fué entregada.

—No. Si protegerás mi poder, me servirás mas si estas en la Tierra. Ahora Draka se encargará de tu regreso. —Wernox estiró una de sus patas delanteras para empujar a su esclava, haciendo que la mujer encadenada cayera al suelo.

—Venga, señorita. Acompáñeme. —Juntas caminaron hasta una gran sala dentro del mismo templo que contenía un imponente marco de algún tipo de roca negra, que en su interior, un gran manto violeta luminoso, rellenaba todo el rectángulo negro.

La sala era bastante acogedora, las paredes eran de piedra blanca, y el suelo, de unas baldosas pintadas para parecer lava. El techo estaba hecho con prolijamente colocados ladrillos púrpuras.

—¿Por qué usan ladrillos en el techo? —preguntó la chica con la alabarda en su mano.

—Es porque allá arriba está la sala de gravedad invertida, asi que eso es una de las paredes de ese lugar. —respondió la esclava inmediatamente.

—¿Qué será de mí ahora? — La nueva guardiana del poder de Wernox miró confundida aquel marco negro inundado por esa fuerte luz violeta.

—Debes proteger el poder de mi amo, Wernox. Mientras hagas eso, no importa que otras cosas lleves a cabo, siempre que no sea algo que no lo dañe a él ni a nuestro mundo. —Ella asintió ante las palabras mencionadas por la descuidada esclava.

—¿Y ahora como vuelvo a mi mundo? —preguntó de una manera algo intensa, pero que provocó el miedo en Draka.

—S...si, ca...camine hacia el portal, señorita. —La esclava estaba muy aterrada y hablaba de manera entrecortada.

—¿Por qué te pones así? ¿Acaso te hablé mal? —La chica no entendía la reacción que tuvo la mujer con alas de murciélago.

—Ah, lo siento. Es que habías usado un tono de voz similar al que utiliza mi amo cuando se enoja. Me disculpo. —Draka realizó algo similar a una reverencia y acompaño a la chica hasta el gran marco negro.

—Bien, llévame de vuelta a mi mundo, la Tierra. Estoy mejor allá. —La chica de la alabarda cruzó sus brazos.

—Como digas. —Draka tomó a la chica de la mano y las dos caminaron juntas hasta el portal, lo que las dejó cegadas algunos segundos. Cuando ambas pudieron volver a ver, estaban en una fábrica abandonada, y detrás de ellas, el mismo portal por el cual habían pasado.

—¿He vuelto a mi mundo? —Tras realizar esa pregunta, la chica de la alabarda, quien miraba anonadada todo el lugar, volteó para ver a la esclava del dragón, pero ella ya no estaba, y el portal había comenzado a desaparecer transformándose en un montón de ceniza que se voló, perdiéndose en la inmensidad del cielo.

Sin poder comprender el lugar donde se encontraba, caminó lentamente observando con detenimiento la maquinaria oxidada que seguramente, estaría ahí sin uso hacía mucho tiempo, tal vez, varios años. Ratas y arañas de todo tamaño abundaban en ese lugar, y la suciedad reinaba ahí.

Entre el incómodo silencio, la chica con alabarda escuchó un llanto que le erizó la piel, parecía el sonido de un bebé llorando a punto de morir. Ella intentó seguir ese ruido, llegando a una puerta verde que tenía el aviso de peligro radiactivo, al girar la perilla, no sucedió nada. No podía abrirla de ninguna forma, por suerte, una patada solucionó el problema, haciendo que la puerta se salga de las bisagras que la sostenían, y cayendo al polvoriento suelo de cemento. Sin esperar, ingresó a esa sala muy oscura, no se lograba ver casi nada.

—¿Hay alguien ahí? —preguntó ella manteniendo su alabarda lista para atacar y caminando con mucha cautela.





Continuará...

Equipo ARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora