Capítulo 7-3: "Familia en guerra. Parte III."

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Capítulo 7-3: "Familia en guerra. Parte III."


—¿Pero qué...? ¿Cómo que impostora? ¿Acaso hay algo que no sepamos? —preguntó Draka muy confundida por la situación. Desconfiaba totalmente de sus palabras, pero al menos la escucharía. Si había alguna probabilidad de que eso fuera verdad, la batalla se tornaría mucho más extraña de lo que ya era.


—Por supuesto. Aquella Abeian que ven allá —La desconocida señaló a la mujer con alas de fuego—, es el mismo Ferx poseído por ella. Como si Abeian hubiera logrado poseer su cuerpo. En mi caso, yo morí durante un accidente y recibí su poder. No fui poseída por ella, pero mi apariencia pasó a asimilarse mucho a la de ella, además de obtener todos sus poderes. —comentó levemente enfurecida.


—Entonces no es una impostora. Aquella es la verdadera Abeian. —respondió Tresha intentando asimilar todo lo escuchado.


—Sí lo es. Aunque habla ella, y es el cuerpo de ella, quien controla todo es Ferx. Él maneja todo el cuerpo, los pensamientos, y mueve la boca para que Abeian pueda hablar. Es una posesión bastante extraña pero totalmente posible. —Para comprobar que ella no mentía, la desconocida se quitó los lentes para que todos pudieran verificar. Efectivamente, su rostro era exactamente igual al de la fémina con alas ígneas que habían visto antes, como si fuera una gemela. Solo variaba en que su tono de piel era un poco más oscuro. —Mi nombre verdadero es Luciana Kiestroff. Una ex-militar que ahora pertenece a las fuerzas policiales. Vaya vida la mía. —La mujer que se quitó los lentes, caminó unos metros hasta que pudo ver al Ferx poseído por Abeian con toda claridad.


«Sí, efectivamente, ese es Ferx. No puede ser de otra forma. » pensó la recién presentada al ver la batalla que estaba empezando.


Sherraide y sus hermanas decidieron acercarse finalmente, a Tresha y compañía, intentando proteger al Capitán Argento mientras continuaba disparando al aire. La chica de cabello rojo se movía lentamente y con cierto nivel de temor, razón que facilitó mucho que Draka pudiera aproximarse hasta donde ella se encontraba. Cuando la tenía a unos pocos centímetros, la súcubo mordió el cuello de su objetivo y con un rasguño, desgarró toda su ropa y dejó una herida en su viente que sangraba en una gran cantidad.


—Ahora tú, dejarás toda existencia normal y pasarás a ser la simple sirvienta de quien te habla. Tu cuerpo servirá únicamente como un depósito para mi existencia. A partir de ahora, yo formo parte de tí. —Al mencionar esas palabras, Draka se transformó en una nube negra que se metió dentro del cuerpo de la pelirroja a través de la herida que le causó. Acto seguido, la hermana de Aberraide tuvo algunos cambios físicos. Su busto se había vuelto muy prominente, el cabello se volvió negro, y los ojos dejaron su tonalidad roja original, para ser cafés. —Oigan, creo que Draka ya se encargó de una de ellas. Ahora será fácil deshacernos de las demás. —exclamó Tresha, invitado a los demás a dar todo de sí para terminar con la batalla lo antes posible.


Garras atacó a la chica con cuerpo de sirena haciendo uso de sus zarpas y colmillos. Ella no duró mucho tiempo hasta que, muy herida, terminó inconsciente y siendo lanzada por Sebastian muy lejos de ahí.


Sombra y Lau Runner se encargaron de la embarazada con cabello plateado. Ambas le repartían puñetazos y patadas por todo el cuerpo a la hermana de la rubia, pero ella, de alguna forma, siempre lograba cubrirse a tiempo, aunque a veces por priorizar la protección de su vientre, recibía algunos golpes en la cara.


La tenista empezó a hacer uso de su gran velocidad para que la futura mamá la perdiera de vista y se mareara buscándola. Tal plan funcionó tal y como le esperaba, dándole a Sombra, la oportunidad perfecta que no fue desaprovechada. Ella le asestó un golpe con todas sus fuerzas en el rostro y dejó a la peliplateada desmayada.


Wernox continuaba con el ritual, el cual le estaba haciendo que aumentara su tamaño muy rápido, pero algo lo detuvo haciendo que regresara a su tamaño de perro chihuahua. Una granada cayó cerca y sin seguro, explotaría muy pronto. Abandonó su círculo mágico para alejarse, salvándose de volar por los aires por muy poco. Luego de la detonación, volteó rápidamente a mirar por los alrededores, pero solo veía algunas sombras moverse, sin mucha claridad, no podía saber muy bien qué era, aunque la más cercana era perfectamente reconocible.


—Volvemos a vernos, dragoncito. Nosotros dos tenemos algo pendien... —Entre la oscuridad, apareció Garin, el perro de la D3ELITE, pero mientras caminaba hacia Wernox, tropezó con una piedra y su hocico impactó contra el duro asfaltó.


—Estás algo cambiado de la última vez que te ví. Pareces más agradable, pero también, mucho más torpe. —respondió el dragón en un tono burlesco.


—Exacto, soy más agradable, y también... —El can se detuvo a pensar algo—...¡Oye! No soy torpe, a lo sumo seré un tonto, estúpido, inútil y torpe, pero nunca seré un...¿qué me habías dicho? Es que ya se me olvidó.


—Mejor olvídalo. Viniste a luchar, ¿verdad? Pues, empecemos. —Wernox y Garin se miraron fijamente a los ojos durante un rato antes de lanzarse a pelear.


La noche ya estaba cayendo. La ciudad, o al menos esa zona, estaba totalmente desierta. La electricidad no funcionaba a causa de la disputa que había tenido lugar allí desde el mediodía. Los edificios a los alrededores se encontraban con graves daños y liberando grandes cantidades de humo. El lugar entero parecía como si una guerra hubiera sucedido recientemente.


Ahí, en medio de ese mar de escombros y personas muertas, un perro peculiar y un dragón único, estaban a punto de enfrentarse en un duelo que, a cualquiera que conociera bien a ambos, le resultaría imposible tomarse en serio, pero en los ojos de ambos, se veía claramente que esto no era un juego. Esa pelea iba a ser algo puramente real.




Continuará...

Equipo ARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora