Capítulo 1-5: "El coronel rival. Parte V."

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Capítulo 1-5: "El coronel rival. Parte V."





Draka y Tresha continuaron avanzando por los sistemas de ventilación, hasta que en un momento, las dos cayeron a otra sala. Este nuevo lugar, tenía paredes de azulejos blancos, y suelo de cerámicos negros. Al contrario del cuarto donde Wernox se quedó para darle un freno a Garin, esta si estaba iluminada con luz natural, puesto que había grandes ventanales a una gran altura, algo imposible de alcanzar para cualquiera.

Ambas buscaban desesperadamente, alguna forma de escapar de ese lugar, pero era inútil. No había nada de puertas ni ventanas bajas, tampoco mas sistemas de ventilación. No se podía hacer nada por escapar. Pero pronto obtendrían una pequeña luz de esperanza, cuando unos soldados de D3ELITE, arrojan un cuerpo a la sala donde ellas estaban, buscando desaparecerlo de la vista del coronel. Ese cuerpo era, aparentemente, un hombre robusto, vestido con una armadura casi totalmente celeste, ya que el peto era blanco, y en la zona frontal del torso, se hallaba un sol dibujado finamente con pincel.

—Ayudémoslo. ¿Quien será? ¿Sabrás decirme algo? —preguntó Tresha corriendo a  asistir al hombre de armadura celeste y blanca. No presentaba herida alguna, o por lo menos, no sangraba por ninguna parte, lo que fué un gran alivio para ellas.

—No lo conozco, pero parecería ser un simple humano... —Draka se detuvo para tomar aire —...con algo sobrenatural en sus ojos. Me pregunto qué será. —Entre las dos, le quitaron el yelmo al hombre de armadura celeste, dejando a la vista su rostro de piel morena, y cabello algo largo negro. Tenía los ojos cerrados y sangraba un poco por la nariz y la boca.

—¿Está vivo al menos? —Tresha intentó sentir la respiración de ese hombre apoyando sus manos en el pecho, pero con el grosor y la dureza de la armadura, resultó imposible —. Mierda, no puedo saber si se encuentra vivo o no.

—Déjame ver —Con un suave movimiento de manos, creó un delgado hilo que conectaba su frente, con el cuello de la persona que estaba inconsciente en el suelo —. Su corazón aún está latiendo, de modo que todavía tenemos tiempo de hacer algo por él.

Cuando la demonio finalizó esa conexión con el hombre, este despertó tosiendo mucha sangre y, con muchos problemas, logró al menos, sentarse en el suelo. Parecía tener la mirada perdida, o estaba buscando algo en el techo.

—¿Qué hago aquí? ¿Donde estoy? —preguntó el hombre para luego mirar a las dos chicas —. Me dicen Capitán Argento, ¿quienes son ustedes? Ya se, seguramente trabajan para Ferx y ahora quieren matarme, ¿no? —Bajó la mirada para ver a ambas féminas con desprecio.

—Tranquilo, somos enemigas de estos tipos. ¿Quien eres y como llegaste hasta aquí? —Tresha inició lo que en un parecía que iba a ser un intenso interrogatorio. Ella intentó no intimidarlo mucho para que respondiera a la pregunta tranquilo.

—Yo soy...era, un mercenario que trabajaba junto a mis tres grandes amigos: Ojo Cazador, Capitán Uy, y Jessica Regins. Nos pidieron que cazáramos a algo peligroso, llamado Abeian, pero la D3ELITE nos impidió cumplir nuestro objetivo, encerrándonos en este lugar. —El hombre habló con un tono de voz muy decaído, como si estuviera muy deprimido por algo que le hubiera pasado.

Justo cuando Tresha estaba a punto de continuar hablando, fué interrumpida por la pared que estaba detrás de ella, como si hubiera una puerta oculta. Por ahí vió ingresar al joven coronel de la D3ELITE ingresando con una sonrisa malvada en su rostro.

—Ese iluso creyó que podía detener a Abeian, vaya estupidez. Como si fuera posible matar a una chica que vive en mis sueños y aparece en mis recuerdos —El coronel se acercó hasta el Capitán Argento, pero Draka y Tresha le impidieron continuar caminando —. ¿Crees qué es fácil convivir con alguien que es real a medias? ¿Les parece que pueden luchar contra algo totalmente irreal? Ni siquiera los putos psicólogos pueden con esto, solo queda seguir las enseñanzas que me transmite mientras duermo. —Luego de terminar de hablar, una pequeña llama se formó en sus puños por unos segundos, y luego se puso en posición de combate, doblando un poco sus piernas y colocando las manos cerradas en un puño, frente a su rostro.

—Déjenme esta pelea. Tengo que terminar lo que alguna vez empecé, y ahora nada me lo va a impedir —Con mucha vitalidad, el hombre que se presentó como el Capitán Argento, se puso de pie, dispuesto a enfrentar al coronel —. Ya basta, Ferx. Tus tontitos paramilitares no son nadie en realidad, el gobierno argentino te tiene en una mano, ellos y su militancia pueden destruirte como quieran. Podría alguien presentar una ley que te complicara, por ejemplo.

Aprovechando la situación que se presentó ante ellas, Draka y Tresha escaparon, corriendo hacia la abertura secreta que había sido abierta por el coronel, quien gracias al hombre de armadura, supieron que su nombre era Ferx. Ahora tenían conocimiento del repertorio completo de la D3ELITE: ese coronel, una mujer llamada Sherraide, y la bestia cánida que recibía el apodo de Garin. Pero había llegado el momento de saber otra cosa, ¿cuales eran los motivos que tenían ellos para secuestrar, y luego intentar matar a Tresha y Wernox?

En un mar de posibilidades, cabía toda oportunidad de que tan solo fueran gente que hiciera cualquier cosa por detener a todo lo que consideraban malvado, y si ellos sabían que los dos llegaron desde el infierno, no podían pensar que eran buenos debido a las malas ideologías con las que la iglesia apestó sus cerebros.

Aunque pensaran una y otra cosa, todo era tan solo teorías, no conocían nada con respecto a esta gente, y tampoco era algo muy bonito el seguir conociéndola. En Draka solamente estaba presente el deseo de ayudar a salir a Tresha para que escape lo antes posible de ese lugar y pueda continuar con su importante deber, proteger a Wernox. Claro que las dos no sabían absolutamente nada de él desde que se separaron, pero perduraban las esperanzas de que había sobrevivido a Garin.

***

—Amigo, ¿donde estás? —Un hombre de piel plateada y brillante, lloraba con unas lágrimas que parecían ser pequeños trozos de diamante, detrás de unas rejas que conformaban una muy oscura y sucia celda de máxima seguridad.



Continuará...

Equipo ARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora