Capítulo 9-10: "El Equipo AR. Parte X."

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Wernox parecía estar sumamente concentrado en algo. Unas ascuas leves empezaban a invadir las escamas de su espalda, sus ojos abandonaron el color naranja que los hacía parecer un par de ópalos de fuego, para pasar a tener un negro profundo. Su tamaño aumentó levemente, y lo seguía haciendo, a una velocidad casi imperceptible.


—¿Cuánto tiempo más crees que necesites? —preguntó Draka preocupada al ver como todos sus enemigos se acercaban a la vez.


—Sólo algunos minutos. Deben resistir como sea. —respondió Wernox rápidamente, sin perder la concentración en lo que estaba realizando.


El primero en acercarse al grupo mientras rodeaban al dragón para protegerlo, fue Garin, quien se lanzó sobre Tresha para abrirse camino hacia su objetivo y evitar que concrete el ataque que estaba preparando, pero una bola de fuego arrojada por la misma alabardera lo envió muy lejos. En segundo lugar, Coraline, preparó su espada y cargó contra Titán. El gigante intentó usar sus poderosos puños para destruir su arma, pero no logró hacerle ni un rasguño. En cambió, ella si logró hacerle algunos cortes en el cuerpo, pero le respondió a tiempo con una patada fuerte que la alejó varios metros.


El Capitán Argento se encontraba nervioso, sólo le quedaba una bala para sus dos pistolas. Sólo una oportunidad para disparar. Él creyó que había llegado el momento de usar ese disparo cuando vio a Ferx acercándose hacia su posición. Rápidamente la preparó y apuntó una de aquellas armas contra el líder de la D3ELITE. Tras algunos segundos, finalmente disparó.


—¿Qué hiciste? —Ferx observó su pecho, el lugar a dónde había apuntado el hombre de armadura celeste, y vio la marca de aquella bala, la cual había rebotado y caído al suelo. —Ups, creo que me salió mal la jugada. —comentó el Capitán.


—Ese era tu último disparo y lo desperdiciaste. Sabes que no me puedes matar con los métodos convencionales. No me harás nada. Tengo la bendición de Abeian, y parte de su poder. Soy un semi-dios. —Ferx empezó a reír por el inútil intento de aquel hombre para eliminarlo.


—Tienes razón, yo me equivoqué. Pero, de todas formas, quería agradecer tu fanfarronería. Eso me permitió darle tiempo a mi amiguito. —El hombre de armadura celeste, señaló a Wernox, quien ya había crecido enormemente, y emitía un brillo negro.


—Allá voy. —Wernox abrió su boca y empezó a emitir un fuerte brillo negro.


—¡No! —gritó Draka, pero al parecer, el dragón no la había escuchado.


Aquel brillo negro se apoderó por completo de la poca luz que había en ese lugar. No se veía absolutamente nada. En medio de la oscuridad, algunos fragmentos de luz roja, se sumaron al espectáculo, seguidos por un aturdidor ruido que sonaba como un montón de almas en pena, probablemente, más de un millón.


De pronto, un silencio repentino y una fuerte explosión que hizo temblar el suelo tan fuerte que hizo caer al suelo a todo el mundo. Todos los sonidos se detuvieron, los fragmentos de luz roja desaparecieron, y el brillo negro se disipó. Wernox había regresado al tamaño de un perro mediano, pero ahora se encontraba tirado en el piso, en un estado que podría considerarse moribundo.


—Ja, ¿crées que eso alcanza para detener a Abeian y a mí? Somos superiores, no nos pueden matar con cualquier cosa estúpida. —exclamó Ferx muy furioso.


—Mi intención no era usar eso para eliminarlos, sino para guiar los refuerzos hasta aquí. —expresó el dragón con las últimas fuerzas que le quedaban.


—¿Qué refuerzos? —Justo cuando terminó de decir eso, un agujero se abrió en el techo de aquel parque cubierto. Desde ahí bajó primero el Capitán Uy, quien arrojó al suelo a Ferx con una patada y luego lo inmovilizó, y después descendió Jessica, quien solamente se paró frente a Abeian con su pistola Taser preparada.


—Ahora sí, ya me enteré de tu debilidad a la electricidad. Adiós para siempre, Abeian. —comentó la chica apuntando su arma de electrochoque hacia el rostro de su objetivo.


—Al menos, preséntate, ¿quién eres? —contestó la fémina con alas de fuego.


—Mientras venía hacia aquí, me inventé un nombre bonito, ya que me encanta la electricidad, desde hoy, me llamo 'Electroshock'. —Abeian empalideció fuertemente al oír ese nombre.


—¿E...Electroshock? Así se llamaba tu abuela...ahora que lo pienso... —se detuvo a mirar los rasgos faciales de Jessica con detenimiento—...si...tu no te llamas como mi abuela, eres ella.


—¿¡Qué!? —Jessica no entendía absolutamente nada de lo que estaba escuchando, y algo similar le sucedía a todas las personas alrededor.


—Si, te gusta la electricidad, porque esa es tu especialidad. Recuerdo que una vez, accidentalmente, le tiraste una descarga eléctrica a un hombre y le curaste la esquizofrenia. En tu honor, se inventó la terapia psiquiátrica por electrochoque.


—No tengo ni idea de qué me estás contando.


—Por favor, abuela, debes escucharme.


—Yo no vine a hablar, yo vine a actuar. —Sin darle tiempo a nada, Jessica disparó su Taser, golpeando a Abeian con el proyectil eléctrico. El cuerpo de la chica con alas de fuego, empezó a retorcerse y grandes heridas se abrieron por todas partes. Finalmente cayó al piso y explotó, salpicando toda el área con sangre, trozos de piel, y vísceras.


Algunas lágrimas se escaparon de los ojos de la chica uruguaya.


—¿Estás llorando? —preguntó Tresha al verla en aquel estado.


—Para nada, es sólo que con el disparo, el arma esta largó algo de humo y me hizo arder un poco los ojos. —respondió rápidamente.


Ferx logró quitarse de encima al Capitán Uy, y ponerse de pie para hablar.


—Aunque Abeian ya no esté, y yo ya no disponga de su poder, no crean que la van a tener muy fácil. Nosotros vamos a dar pelea. —dijo el líder de la D3ELITE en un tono muy amenazante y desafiante.


El Equipo AR, a pedido del mismo Wernox, se formaron para luchar una última vez contra todos ellos.



Continuará...

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