Capítulo 2-3: "El aullido del lobo. Parte III."

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Capítulo 2-3: "El aullido del lobo. Parte III."




Luego del fuerte abrazo, el musculosos hombre, hizo un chasquido de dedos, con el cual  apareció de la nada misma, una mesa con una botella y una copa llena de un líquido amarillo. Los dos se acercaron hasta allí para beber un poco y poder tener una conversación mas tranquilamente.

—¿Te apetece beber? Es algo que inventaron mis súbditos de Tenochitlán. Se llama tequila. No se que cosas le meterán, pero el jodidamente delicioso. —Quetzalcóalt tomó la copa y volteó para quedar de frente al hombre lobo que miraba el líquido servido con un poco de asco.

—No me gusta el tequila, yo prefiero un buen vodka bien frío. —Con la mayor amabilidad posible, Sebastian rechazó la bebida que el hombre dios, le había ofrecido.

—De acuerdo —Con otro chasquido de sus dedos, el amarillento líquido de la copa, se volvió de un color gris claro. Este suceso sorprendió enormemente a Sebastian, a quien le costaba mucho comprender lo que había sucedido—. Ahora si, ¿le apetece un trago, Garras? —Quetzalcóalt entregó la copa al hombre lobo, que no dejaba de observar la bebida muy  confundido.

—Por cierto, ¿como es eso de que estabas esperando por mi visita? ¿Acaso sabías que vendría aquí hoy? —Sebastian empezó a beber algo desconfiado, aquel líquido gris que, efectivamente, era vodka, y una muy buena, con un sabor único.

—Hay una antigua profecía en Tenochitlán donde se habla de un grupo de gente que protege a toda Latinoamérica, esas personas se llaman el 'Equipo AR'. Tu, amigo mio, te pareces mucho a uno de ellos. —Quetzalcóalt empezó a hablar de una manera muy seria. Sin lugar a dudas, esa tonalidad de seriedad, era equivalente a la cantidad de verdad que se hallaba en esas inquietantes palabras pronunciadas, aun así, al hombre lobo le costaba mucho entender todo eso, le parecía muy fantástico.

—No sé si creer en eso. La verdad, es que soy bastante escéptico. Por cierto, un amigo me habló de que podías ayudarme a buscar rivales mas fuertes. Estoy harto de, tan solo, enfrentar a simples ladronzuelos de barrio. Quiero algo grande. —comentó Sebastian. Esas palabras pusieron al dios, muy pensativo. ¿Acaso tenía algo ideado?

—Para empezar, ¿como puedes ser escéptico cuando tu ni siquiera eres humano? En segundo lugar, creo que la creación del Equipo AR, podría darte lo que buscas. Piensa esto: Dedicarte a combatir criminales que llegan desde otros mundos, ¿no suena genial? Es el sueño de cualquier persona...o licántropo. —Las palabras de Quetzalcóalt, sonaban de verdad, convencedoras. Al final, Sebastian empezó a meditar la idea de ese grupo de personas, logrando darse cuenta que eso le traería lo que tanto estaba buscando, entre otras cosas que le encontraba a esa idea.

—Supongo que tienes razón. Bien...te haré caso con eso del grupo de personas, ¿como consigo juntar a esta gente? —De pronto, Sebastian empezó a mostrarse muy interesado en la idea propuesta por el dios.

—Primero deberás demostrarme que sirves para esto —Quetzalcóalt, hizo aparecer una mujer vestida con un jumpsuit rosado, y de cabello rubio. Todo su rostro estaba cubierto por una máscara roja, y en sus manos, sostenía un dúo de subfusiles —. Te presento a la 'Vengadora Roja', ella será una futura integrante del Equipo AR. Enfréntala para decidir si estás apto para este desafío. —El dios regresó a sentarse en su trono, para observar la batalla que tendría lugar frente a sus ojos.

El hombre lobo dejó la copa que cargaba sobre la me mesa donde, alguna vez, hubo una botella de tequila, que ahora era de vodka, igual a lo sucedido con aquel vaso que sostenía en la mano. Luego de haberse liberado de esa bebida, y que desapareciera nuevamente, junto a la mesa de la misma forma en que había desaparecido, dejó salir las garras del interior de los peludos dedos que tenían sus manos. Unas pequeñas hojas muy brillantes, además de filosas y plateadas, eran el arma predilecta de Sebastian, esa arma natural que era parte de su propio cuerpo.

Finalmente, fué él quien dió inicio a la pelea, lanzándose sobre esa mujer que había sido aparecida por Quetzalcóalt. Esto debió de haber cortado el cuerpo de la chica en dos, si no hubiera sido porque ella apoyó el dedo índice de su mano derecha, sobre el lateral contrario al izquierdo, de la frente, generando con eso, un aura morada que rodeó al hombre lobo y luego lo lanzó con fuerza, haciendo que impactara contra la pared que tenía por detrás. Sebastian se recuperó, poniéndose nuevamente de pie y volviendo a intentar atacar a la mujer con sus garras, pero tan solo ocurrió lo mismo, una y otra vez. Por mas que lo intentara, el resultado era siempre el mismo.

—¿Qué mierda está pasando? ¿Por qué no puedo atacarla? —Sebastian se levantó de su último lanzamiento, completamente furioso por no poder ser capaz de atacarla. Siempre era derrotado con un simple movimiento de ella que repetía en cada intento de ataque que hacía el hombre lobo.

—¿Es que no lo viste bien? Fíjate en que ella, para atacarte, debe llevar una de sus manos hasta la cabeza. Eso es porque estás frente a una usuaria de poder psíquico. Puede saber tus pensamientos, tus movimientos. Ella puede leer tu mente y hasta ver tus recuerdos, al igual que hacer que te acuerdes de algo olvidado. Se sabe que incluso, puede curar la amnesia. Si piensas derrotarla, debes hallar la forma en que no ingrese a tu mente. —comentó el dios sentado en su trono, y observando atentamente todo lo que ocurría.

Luego de pensar mucho algún método, se preparó para un nuevo ataque. Esta vez, era completamente diferente. No estaba pensando en absolutamente nada, tenía la mente en blanco. Ya con su cabeza en total desuso, se dispuso a atacar a la mujer, y esta vez lo logró. Debido a que él no pensaba en nada, ella no pudo lograr acceder a su mente, de forma que su cuerpo fué alcanzado por esas garras que la desmembraron, y le provocaron la muerte a causa de un profundo zarpazo en el torso, que dejó muchas tripas y órganos vitales desparramados por el suelo.

—¿Lo logré? —preguntó Sebastian, totalmente sorprendido por lograr vencerla, mientras observaba el cadáver de la mujer que había enfrentado.

—Exacto. Puedo decir con seguridad, que estás mas que listo para iniciar con la formación del Equipo AR, incluso, sin mi ayuda. Ahora serás devuelto a la Tierra. Buena suerte, amigo mío. —Quetzalcóalt hizo un extraño movimiento con sus manos, similar a esos que hacen los ninjas para efectuar sus habilidades.

—Espera...ella... —El hombre lobo estaba a punto de decir algo, pero una brillante luz celeste lo envolvió, llevándoselo lejos de ese lugar.




Continuará...

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