Zack y Ray: Nuestros Días Juntos.

Vainilla

Zack

Tal vez debía esperar más. Tal vez debía preguntar. O tal vez debía no hacerlo.
Desde aquél día mi mente no dejaba de pensar en todos los momentos que habíamos vivido juntos. Era un sentimiento extraño. Pero me hacía sentir reconfortable.

Rachel y yo dormíamos juntos, abrazados el uno al otro. De esa manera podía sentir su dulce olor.

Respiré hondo.

Vainilla.

Ese era su olor, algo natural que ella tenía.

No había asquerosos químicos de plr medió.

Me preguntó... ¿Qué sabor tendrán... Sus labios?

El solo pensamiento hacía que mi cara se sintiera caliente.

Esto no puede estar pasandome.

— ¿Zack? ¿No puedes dormir? — los grandes y azules ojos de Ray se abrieron, mostrándome una cara de preocupación.
— Dime, Ray... ¿Por qué te has quedado conmigo por tanto tiempo?
— Porque te amo.
— Ugh, lo sé. Pero, quiero decir... ¿Por qué conmigo?
— Porque contigo me siento cómoda. Me haces feliz. — Rachel me abrazó más y hundió su cara en mi pecho.
— Ray... ¿Puedo pedirte algo? — Mi cara ardía y mi voz temblaba ligeramente.
— Dime
— ¿Puedo...?
— ...
— Agh... No se como decirlo... — estaba atascado. Realmente quería hacerlo y estar aún más unido a ella.
— ¿Zack?
— Mierda... Sabes... No soy una persona cursi ni nada de eso. Así que no esperes nada lindo.
— ¿...? — abracé más a Rachel, tratando de protegerme a mi mismo, evitando que mirará mi estúpido rostro.
— Rachel... ¿Puedo... Besarte?
— ... — Estúpido. Así era como me sentía, tal vez ahora me odie, tal vez ahora traté de alejarse de mi, tal vez no quiera esto, tal vez ella — Si.

Sin poder reaccionar ella subió su rostro hasta llegar al mío.

Y junto sus labios contra los míos. Formando un suave y ligero beso.

Suaves.

Así se sentían sus labios.

¿Su sabor?

Vainilla.

Sabían a vainilla.

Supongo... Que mi nuevo sabor favorito será ése de ahora en más.