Capítulo XIV

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- Muy bien dormilones. –Helga se giró para ver a sus agotados compañeros de viaje- Ya sé que son las cuatro y media de la mañana en Hillwood. Pero por eso no durmieron ayer y descansaron en el avión hacia Ámsterdam. Así que dejen de arrastrar los pies ¡Son las once y media de la mañana en Berlín! Despiertos y alertas, soldados.

Will bostezó abiertamente, apenas cubriéndose la boca y se rascó la mejilla, mientras jalaba su maleta con él.

- ¿No deberían ser las cinco y media? –Arnold se contagió del bostezo del pelirrojo aunque no se sentía tan cansado.

Por supuesto, él si había dormido en el avión a diferencia de Will que había estado... conociendo profundamente a una azafata.

- La mayoría de los países europeos, en verano, se adelantan una hora. Así que... son las cuatro y media de la mañana para ustedes. –Gretel sonrió de costado, tomando la mano de Lila con una enorme sonrisa, casi infantil.

- ¿Qué le pasa? –susurró Arnold a Helga, sorprendido por la emoción de la alemana ante un gesto tan pequeño.

- Aquí nadie conoce a Lila. Su padre no puede enterarse de que son novias. –la rubia rodó los ojos pero una pequeña sonrisa se formó en sus labios- ¿Entiendes? Pueden actuar como novias en público.

- Oh... -Will rodeó con uno de sus brazos los hombros de Arnold y se recargó sobre él, conteniendo otro bostezo- Eso es tierno. –se forzó a parpadear un par de veces para enfocar mejor- Entiendo que Gretel y tú, Pataki, no tengan maletas, pero ¿Por qué Lila no tiene?

- Ya vas a ver... -Helga sonrió de lado y observó a los dos chicos- Ya van a ver ustedes dos.

- Bien, esa es la frase que no quieres oír la primera vez que pisas un país que no conoces. –susurró Will hacia Arnold.

- Nos van a secuestrar... ese ha sido su plan todo este tiempo. –jugó el rubio, siguiendo la broma.

- Tal vez... -acentuó Will.

- Solo... Tal vez... -Arnold entrecerró los ojos.

- ¿Estamos volviendo a los temas BDSM?

- Definitivamente volvemos a los temas BDSM. –apoyó Arnold.

- ¡Nadie va a jugar BDSM con ustedes dos! –gritó Helga, a todo pulmón y completamente roja- ¡Ya olvídense del tema del BDSM!

- ¡Helga! –regañó Lila, regresando a ver a los tres y observando a un lado y a otro- Admito que no todo el mundo habla inglés aquí... pero estoy segura que mucha gente te ha entendido.

- Justo cuando le explicaba a mi novia que debían comportarse bien aquí. –Gretel negó- Y tú vas y ya haces escándalo. Desgarbada ¿Recuerdas lo que dijo el Almirante?

- Si... -la rubia apretó sus labios por un momento y luego fulminó con la mirada a los dos chicos que estaban conteniendo la risa- Somos las representantes de la familia von Bismarck mientras él no este por aquí.

- Y ya sabes lo que nos hará si alguien reporta que nos hemos portado mal. –la alemana se cruzó de brazos, deteniéndose sorpresivamente- Tú sabes... como gritar tus cosas pervertidas de BDSM en medio la zona de arribo del aeropuerto.

- ...lo sé... -Helga respiró hondo y fulminó con la mirada a los dos chicos- Esta me la pagan...

- Yo veo esposas en tu futuro, novato. –Will le dio unas palmadas en la espalda a Arnold.

- ¿Y por qué no en las tuyas? –el rubio señaló con el mentón hacia las dos chicas que caminaban frente a ellos- Algo que he aprendido estos meses sobre Lila es que... -bajó la voz para que solo el chico le oyera- todo este tiempo de... detesto usar esta palabra pero... abstinencia total... La ha vuelto algo intensa sobre los temas... digamos... sexuales. Ya tengo grabada en la retina la escena de Lila toda manos sobre Gretel y no me lo puedo creer. Así que, apostaría mi viejo telescopio a que la idea de las esposas no le desagrada.

Cacería «Hey Arnold!»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora