Capítulo XXII

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Arnold bajó lentamente su mano, descubriendo los grandes ojos pardos de Jaimie observándolo fijamente. Gracias a la cercanía, pudo notar que tenía un resplandor verdoso en los bordes de su mirada, apenas perceptibles, que se fundían rápidamente en su mirada.

- ¿Podrías controlar a tu marido? –gruñó Gretel, asomándose en el pasillo, con sus ojos clavados sobre Helga- ¿Quién se cree para lanzar amenazas sobre mí?

- No-es-mi-marido. –gruñó la menor de los Pataki, aunque parecía hacerlo más como una reacción inmediata y no porque verdaderamente lo sintiese.

Arnold notó que Will pasaba tranquilamente y se dejaba caer en su lugar, mucho más cómodo en su piel, sin rastro alguno de lo atormentado que había estado. Gretel, por su cuenta, podía parecer tener todo bajo control, pero Arnold se dio cuenta de la manera en que respiraba agitada y que sus labios los tenía en un intenso color rojo. La chica se sentó con muy poca gracia y rápidamente Lila la abrazó contra su costado, como si en lugar de haber estado haciendo... quien sabe qué cosa en el baño, hubiese regresado de un agotador maratón de ejercicio.

- ¿Qué me perdí? –Jaimie observó a todos, sorprendida- Oh... Lila, parece que has bebido mucho.

- La reté a besar a Will. –Gretel respondió con naturalidad- A él no le gustó eso.

- La estaba castigando por eso. –respondió el pelirrojo, bebiendo de su vaso y dándole una larga mirada a la chaqueta deportiva que llevaba Jaimie- Lindo. –acarició una de las orejas de colores- Muy colorido.

La chica lo miró divertida, de él a Gretel y de regreso.

- ¿Así que castigas...? –preguntó, sin distraerse por el halago del pelirrojo.

- Y tengo una mano pesada, por lo que dicen. –bromeó el chico, guiñándole un ojo con diversión.

- Oh... -la chica parpadeó varias veces y fijó su mirada en la alemana- ¿Y tú hiciste a tu novia besarlo?

- ¿Qué te puedo decir? Hay algo entre dos pelirrojos... que si tu hermano hubiese estado, posiblemente... indudablemente... completamente segura... hubiese insinuado un millón de veces un trío con él. –respondió Gretel.

Jaimie soltó una mezcla entre carcajada y tos que la obligó a cubrirse la boca y regresó a ver a Arnold con sorpresa.

Él solo pudo reírse abiertamente al notar que ella le estaba consultando, con la mirada, si era verdad todo lo que estaba escuchando.

- ¿Por qué mi novio es la autoridad absoluta de la verdad? No es la primera vez que lo miran con cara de "Por favor, dime que mienten" –preguntó Helga, levantando sus cejas- Tengo esta terrible sensación de que nuestros hijos van a escucharme darles castigos y van a regresar la mirada a Arnold con cara de "¿Habla en serio?"

- "Debe estar bromeando" –imitó Will una voz infantil- "Esta bromeando ¿Verdad? Eso es imposible"

- Y Helga riéndose como bruja. –se unió Gretel- "¡Es verdad! ¡Cien días en los calabozos! ¡Mocosos!"

- ¡Hey! –se quejó la rubia, fulminándolos con la mirada- ¿Qué tipo de madre creen que sería?

- ¿Soy la única que encuentra adorable que una chica tan seria hable naturalmente de tener hijos con su novio? –preguntó Jaimie, con una pequeña sonrisa.

- Oh, es una cursi. –le explicó Scott.

- Totalmente cursi. –se unió Lila, con voz tranquila, aunque sus mejillas sonrojadas delataban que no estaba en total control de su boca.

Cacería «Hey Arnold!»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora