Capítulo 19: ¿Novias?

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*Narra Tokio*

Ash me estaba pidiendo que fuera su novia, ¿qué hice para merecer esto tan lindo si yo había sido tan mala?

Me moví de la puerta y me acerqué a ella para tomar su cara.

-¡Claro que quiero ser tu novia!.-Dije viéndola a los ojos y me acerqué aún más para besarla.

-Prométeme algo.-Dijo cuando nos separamos.

-¿Qué cosa?-Recorrí sus labios con mi dedo mientras veía como se movían, esos labios que ahora eran míos.

-Que vamos a salir de aquí juntas.-Tomó mis manos.

-Te lo prometo.-Dije con una sonrisa y la besé.

-Y quiero una cosa más.

-Pídame lo que quiera señorita.-Acaricié su mejilla.

-No quiero bajar, me quiero quedar contigo... no sé si puedes hacer algo.-Dijo fingiendo una carita de tristeza con la que morí de amor y ternura.

Se me ocurrió algo al instante.

-Diré que te enfermaste, te acostarás en el sofá con una manta y yo te cuidaré, ¿te parece?-Dije viéndola a los ojos mientras acariciaba su pelo.

Se quedó viéndome con una sonrisa sin responder.

-¿Qué pasa?-Pregunté riendo.

-Pasa que eres hermosa.

-No me digas esas cosas que me dan ganas de cerrar esa puerta con seguro y no dejarte salir de aquí nunca más.

–Que mala eres y me encanta.

Sonreí con picardía al igual que ella y decidimos poner nuestro plan en marcha.

-Necesito bajar ahora, acuéstate en ese sofá y di que te duele algo, lo que sea, yo iré a avisar que estás enferma y nos quedaremos aquí juntas, ¿bien?-Dije acercándome a la puerta.

-Bien, no te tardes.

Le guiñé un ojo y bajé las escaleras. Aún estaba Denver, así que me acerqué a él para luego hablarle en voz baja para que nadie pudiera escuchar.

-Denver, tenemos un inconveniente, Ashley está muy enferma y no puede estar aquí abajo.-Mentí.

-¿Y qué planeas hacer?-Preguntó.

-Necesito medicamentos, tú sabes que no podemos salir de aquí con algún rehén herido.

Traté de justificar todo lo que decía para que me pudiera creer.

-Los medicamentos los tiene Berlín en su oficina, vas a tener que decirle esto a él para ver qué podemos hacer.

Problemas...

-Gracias, iré donde él.-Dije tratando de ocultar mi rabia.

Berlín estaba en la oficina como siempre. Entré sin pedir permiso.

-Berlín, tenemos una rehén en malas condiciones, necesito los medicamentos para ver qué le podemos dar.

-¿De quién hablas?-Preguntó.

El mejor atraco de mi vida | La casa de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora