Capítulo 39: Esta tarde es nuestra.

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*Narra Ash*

Abrí mis ojos de golpe, estaba atada a una silla, tenía una cinta en mi boca por lo que no podía gritar. Comencé a moverme desesperada, sabía que había sido Río el que me tenía aquí, ya que me encontraba en el mismo lugar donde me había golpeado.

¿Dónde estás, cariño?

Sentí unos pasos y luego a alguien aplaudir, sabía de quien se trataba.

-¿Te das cuenta que yo siempre gano?-Dijo quitándome la cinta de la boca de forma tan brusca que me provocó dolor en los labios.

Me dolían las muñecas y los tobillos por las amarras, estaban muy apretadas.

-No intentes gritar o te irá peor.-Dijo viéndome a los ojos y apuntándome.

Se acercó a mi y se agachó para ponerse a mi altura.

-Tokio tiene buen gusto, eres muy guapa y claro, estuvo conmigo.-Rió.

-Aléjate.-Dije débil.

-Eres guapísima.-Se acercó a mi boca para darme un corto beso.

Sentí asco, náuseas.

-Esta tarde es para ambos.-Dijo acercándose de nuevo a mi, pero esta vez moví mi cara para que no me tocara.

Y de la nada ya estaba llorando, me sentía débil ¿y cómo no sentirme así? Estaba atada de manos y pies a una silla, no podía gritar porque Río estaba armado, no podía hacer nada.

-No llores, tranquila.-Acercó su mano a mi cara para acariciarme, pero cuando se estaba acercando le escupí en la cara.

-Si vuelves a hacer algo así, te vas a arrepentir toda tu vida.-Dijo limpiándose la cara con su mano.

-Déjame ir.-Dije débil.

-No.-Respondió.

*Narra Tokio*

Seguía buscando a Ash, no podía estar quieta en un lugar.

Mientras caminaba, o mejor dicho, corría por los pasillos, me encontré a Moscú, él era un poco más comprensivo.

-¡Moscú!-Me detuve frente a él.

-¿Si?

-¿Sabes de dónde vino ese disparo?-Pregunté.

-Creo que vino desde abajo, pero no sé de donde ¿por qué?

-Es que... ¿y a Río, lo has visto?

-Ya veo cuál es el problema, no, tampoco lo he visto, si llego a saber algo te avisaré.-Dijo con una sonrisa.

-Gracias.

No entendía como podían estar todos tan tranquilos al haber oído un disparo, hasta se escucharon gritos en ese momento.

"Creo que vino desde abajo", recordé las palabras de Moscú.

Bajé corriendo, pero no se trataba de la parte principal de la fábrica, sino que un poco más abajo.

Recordé que habían unas escaleras que llevaban a un lugar parecido a un sótano, comencé a caminar y me detuve frente a las escaleras.

El mejor atraco de mi vida | La casa de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora