Capítulo 22: Ya estoy en prisión.

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*Narra Tokio*

Seguí a Rio, no quería que bajara y le hiciera algo a Ash.

-¿Dónde vas?-Le pregunté pero me ignoró.

-Si piensas que me voy a quedar callado, estás muy equivocada.

-Dime una cosa, ¿qué sacas con decirle esto a todos? Yo no me voy a separar de ella, hagan lo que hagan.

Se volteó para quedar frente a mi y me miró con odio.

-¿Y qué sabes tú si ella no está jugando contigo y en realidad te quiere delatar? Tal vez se está acercando a ti solo por conveniencia y a lo mejor podría hasta delatarnos a todos.

-No es así.

-No la conoces, llevamos 9 días encerrados en esta mierda y tú ya le estás jurando amor eterno.

-¿Pasó algo?-Preguntó alguien detrás de mi.

-No Berlín, no pasa nada.-Le respondió Rio.

No me volteé en ningún momento.

-¿Estaban discutiendo?-Volvió a preguntar Berlín.

-No, solo estábamos hablando de que llevamos nueve días en esta basura y que ojalá ninguno de los rehenes nos delate, iríamos a la cárcel y se nos acabaría todo.-dijo Río.

Yo seguía dándole la espalda a Berlín, no entendía por qué Rio no le decía teniendo la oportunidad de hacerlo, pero se lo estaba agradeciendo internamente.

-Pues si, han pasado nueve días, pero desde ya, somos millonarios, de lo demás no te preocupes, el profesor lo tiene todo bajo control.-Dijo Berlín pasando a su lado, tocando su hombro con una sonrisa.

Por fin se había ido, mi corazón latía rápido y estaba nerviosa, pero daba las gracias porque Rio no le dijo.

Él comenzó a caminar y yo seguía detrás de él, entró a una oficina y lo seguí.

-¿Por qué no lo hiciste? ¿Por qué no le dijiste?-Le pregunté.

-Porque ahora siento pena.

-No necesito tu lástima.

-Tokio, esto no está bien.

-Nada de esto está bien, yo lo sé, aquí dentro han pasado tantas cosas y no he tenido tiempo de asimilar nada, los días pasan y nosotros seguimos aquí encerrados, la policía está afuera esperándonos y al menos yo... ya estoy en prisión.

-¿Sabes por qué no le dije?-Dijo desviando el tema.

-Porque sientes pena, ya lo dijiste.

-Y además lo hice porque aún me queda un poco de respeto hacia ti... Tokio, tú sabes mi nombre, eres la única que lo sabe, yo te lo dije porque estaba totalmente enamorado de ti...

-No quiero que sigas hablando, solo quiero que no le cuentes esto a nadie.

-No puedo, esto es algo muy grande.

Me senté en el sofá y sujeté mi cabeza con ambas manos, sentí de repente algo en el pecho y ganas de vomitar.

-¿Te sientes bien?-Preguntó acercándose a mí.

-¿Qué crees tú?

-Creo que estás enferma, y no hablo de que te duela algo, lo digo porque en realidad lo estás, nunca serás feliz con una mujer.

-Véte a la mierda.-Dije débil.

-Buena idea.-Salió de la oficina dejándome sola.

Me acomodé en aquel sofá y cerré mis ojos, necesitaba un descanso y tiempo para pensar con la cabeza fría.

*Narra Ash*

Extrañaba a Tokio, necesitaba estar con ella, ella me distrae, me quita el miedo de todo lo que pueda pasar aquí dentro, me entrega protección, sé que ella no dejará que algo malo me pase.

Miraba hacia las escaleras esperando que ella bajara, pero Helsinki estaba con nosotros y no tenía ni la menor idea de cuándo bajaría ella.

[...]

Ya era de noche, Tokio debía haber bajado hace rato y me estaba empezando a preocupar, vi a Rio bajar y se acercó a Helsinki.

-Tokio no está capacitada para bajar, yo tomaré su turno.-Le dijo Rio, a lo que Helsinki asintió y subió.

¿De nuevo le habrá pasado algo?

Rio buscaba a alguien con la mirada, hasta que se detuvo en mí por un momento.

Sentí temor, su mirada era amenazante, me hizo sentir como un animalito al que estaban a punto de atacar.

Bajó Nairobi y le ayudó a repartir los sacos de dormir y comida.

Cuando era mi turno de recibir las cosas, Rio me miró a los ojos y yo a él, estaba serio, enojado y no entendía por qué.

¿Tokio dónde estás? Te necesito y necesito que me digas lo que está pasando.

Desde lo que pasó arriba con Berlín no he tenido la oportunidad de hablar con ella y me estaba desesperando un poco.

Tenía un plan.

Me llevé la cuchara a la boca y de la nada escupí la comida como que no me gustaba.

Nairobi aún seguía con nosotros y corrió hacia mí.

-¿Qué pasó?-Preguntó.

-La comida, soy alérgica y ahora tengo ganas de vomitar.

-Ve al baño, no te tardes.-Me estrechó la mano para ayudar a pararme.

Pasé al lado de Rio y me quedó mirando.

Subí las escaleras corriendo y me fui al baño, la puerta estaba abierta y Tokio estaba ahí lavándose la cara, era como si hubiese sabido que iba subir.

Me quedé en la puerta viéndola por unos segundos, ella aún no había notado que yo estaba ahí, hasta que levantó la cabeza y me vio.

No hizo movimiento alguno, pero yo corrí hacia ella a abrazarla.

-Hola, pequeña.-Dijo recibiendo mi abrazo.

-¿Por qué no bajabas?-Pregunté con los ojos llorosos, tenía ganas de llorar y no sabía por qué.

*Narra Tokio*

Por fin tenía a Ash en mi brazos y tenía miedo de contarle que Rio sabe lo nuestro por temor a arruinar este momento que estaba buscando para estar con ella.

-Me sentía mareada, pero ahora estoy mejor, mucho mejor ahora que estas aquí conmigo.-La besé.

Me acerqué a la puerta y la cerré con el seguro.

-Ven, sigue abrazándome.-Me dijo como una niña pequeña.

La volví a abrazar, pero me empujó y caímos al suelo, ella sobre mí.

-Eres mala.-Dijo viéndome a los ojos.

-Perdóname, de verdad no estaba pensando cuando saqué el arma.

No me respondió y me besó.

-Bueno, pero no quiero hablar de eso ahora, no quiere decir que te escapaste de tener que darme explicaciones, pero ahora quiero hacer otra cosa.

-¿Qué cosa quieres hacer?

-La pregunta sería, ¿qué cosa ME quieres hacer?

El mejor atraco de mi vida | La casa de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora