*Narra Tokio*
Rio me iba a disparar, pero alguien llegó por detrás y lo empujó haciendo que Rio cayera al suelo.
Sentí un grito de Ash a mis espaldas.
Rio había alcanzado a disparar y le había llegado la bala a Ash.
-¡NOOOO!- Grité tirándome al suelo y tomando la cabeza de Ash.
Tenía los ojos abiertos, pero estaba a punto de cerrarlos.
-¡Por favor mantén los ojos abiertos, estoy aquí, sé fuerte!-Le grité mientras la acariciaba.
La bala le había llegado en la pierna, estaba perdiendo mucha sangre.
-¡Eres un hijo de puta!-Le grité a Rio.
Oslo y Helsinki estaban sosteniendo a Rio para que no hiciera otra cosa.
-¡Se lo merece por haberme quitado lo que más quise en esta vida!-Me gritó él.
-¡Por favor llévenselo!.-Les dije con desesperación.
Helsinki y Oslo se lo llevaron a arrastras, Rio seguía gritando cosas y pegando patadas para que lo soltaran, pero ya no lo podía escuchar, solo pensaba en Ash.
-Cariño, sé fuerte, ¿si? haré algo, te lo prometo.-Le dije a Ash con los ojos llenos de lágrimas.
Al instante llegó Moscú corriendo y se acercó a nosotras.
-¡¿Qué ha pasado?!-Preguntó llevando sus manos a la cabeza.
-¡Necesitamos ayuda, necesitamos que entren médicos!
-Pero... ¿y qué hay del profesor?
-Una de las reglas era que no podíamos herir a ningún rehén, el profesor tiene que saber esto... ahora necesito que lo llames para que se contacte con alguien que nos pueda ayudar, es urgente.
Moscú asintió y salió corriendo.
-¿Tokio?-Dijo Ash muy débil.
-Eso, quiero que me hables y que no cierres los ojos, por favor sigue hablándome.
-Me duele.-Dijo llorando, pero estaba tan débil que no podía mantener los ojos abiertos.
-Lo sé cariño, en este momento estamos buscando ayuda.-La besé en la frente, no podía dejar de llorar, tenía la cabeza de Ash en mis piernas, acariciaba su cabello y solo esperaba que alguien llegara a ayudarla.
Sentí a alguien corriendo, era Nairobi.
-Tokio, el profesor quiere hablar contigo, está en el teléfono.
-No dejaré a Ash sola, no puedo contestar, lo siento.-Respondí.
-Tokio... hazlo.-Dijo Ash.
-¿Estas segura?
-Por... favor.
-Te quiero.-La miré a los ojos y la volví a besar en la frente sin importar que Nairobi estuviera ahí.
-Y... yo... a ti.-Me respondió.
Me levante con cuidado y corrí a la oficina de Berlín para responder la llamada.
-¿Profesor?-Hablé.
-Tokio, ¿me puedes explicar qué mierda está pasando ahí dentro? De un minuto a otro todo está fuera de control.-Respondió.
-Eso no importa, solo mandé a Moscú a hablar contigo para que entre algún médico, la vida de una rehén está en peligro.
-Hablaré con la inspectora Murillo, pero después me vas a explicar todo.
-Como quieras, pero rápido, te lo ruego.
Dejé el teléfono en su sitio y volví al baño donde estaba Ash.
Nairobi seguía con ella, estaba arrodillada a su lado viéndola, pero Ash ya tenía los ojos cerrados.
-¡Sabía que no iba a ser una buena idea!-Grité corriendo hacia Ash.
-Tokio, por favor mantén la calma, ella va a estar bien.-Dijo Nairobi.
-No me pidas que mantenga la calma, ni siquiera sé si el profesor logrará hacer que entren médicos.
Nairobi me veía con tristeza, pero ningún abrazo o palabra de aliento haría que me sintiera bien.
-¡Tokio! ¡Necesitamos que bajes a Ashley!-Gritó Berlín.
-Vamos Tokio, le pides a ella que sea fuerte, pero también debes ser fuerte tú, entrégale tú esa fortaleza.-Dijo Nairobi tocando mi hombro.
Y eso voy a hacer.
Tomé a Ash en mis brazos con la ayuda de Nairobi y bajamos.
Se habían llevado a todos los rehenes, ¿dónde? No lo sé, pero la única rehén que me importaba era ella.
Había una camilla donde dejamos a Ash. Di un paso atrás y llevé mis manos a mi cara para seguir llorando, sentía tanta impotencia, todo había sido mi culpa, tal vez no debí haberle contado esto a Rio.
Nairobi me abrazó, era como si ella lo entendiera, como si me apoyara.
Rio estaba sentado hablando con Denver, me miraba con odio. En un momento se iba a levantar para venir hacia mí pero Denver lo detuvo.
-Chicos, vendrán a ver a esta rehén, necesitamos que se pongan las máscaras, no por este inconveniente revelaremos nuestra identidad.-Dijo Berlín con un tono de voz fuerte para que todos lo pudiéramos oír.
El primero que se puso la máscara fue Rio y luego Denver, ya que ellos estaban al lado de la puerta y debían apretar el botón para que se abriera.
-Tokio, ¿y tu máscara?-Me preguntó Nairobi.
La tenía botada en un rincón, no sabía dónde.
-No lo sé.-Respondí con desinterés.
-¿Cómo que no lo sabes?-Volvió a preguntar.
-Tokio, no vas a estar aquí abajo para que vean quién eres, nos podrías delatar a todos, así que sube, y rápido.-Dijo Berlín.
-No.-Fui cortante.
-Es una orden.
Crucé mis brazos.
En ese momento ya nada me importaba, me daba igual que supieran quien soy.
La puerta se comenzaba a abrir lentamente, todos tenían sus máscaras puestas, excepto yo.
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El mejor atraco de mi vida | La casa de papel
FanficHistoria no apta para personas de mente cerrada y homófobos. Si Tokio se enamorara de UNA rehén, ¿que pasaría con Rio? "Al parecer el síndrome de Estocolmo sí existía, yo era una simple rehén, pero ella me hacía sentir que era la más importante". Ac...