Capítulo 34: Promesa.

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*Narra Tokio*

La escuché decir "te amo" y mi corazón comenzó a latir rápidamente, se me partió en mil pedazos.

Tal vez me estaba pasando con ella, no merecía que la tratara de esa forma.

Tomé en mis manos la carta que me había entregado hace un rato y comencé a leerla frente a ella, pero en mi cabeza.

Mis ojos se llenaron de lágrimas en pocos segundos.

Te amo Ashley, en serio te amo y no se por qué estoy haciendo esto, NOS estoy haciendo esto, nuestra relación es lo más bonito que me pudo pasar y lo estoy mandando todo a la mierda por algo que ni siquiera era tan grave.

Ash estaba sentada con ambas manos en su cabeza y llorando, esperando una respuesta de mi parte. Me senté frente a ella para llamar su atención y al instante me miró.

*Narra Ash*

Sentía que algo bueno iba a pasar... o no, o tal vez como siempre me estoy haciendo ilusiones.

Ella tenía la carta que le había escrito en sus manos sin decir palabra alguna, sin mirarme, mientras yo secaba las lágrimas que caían por mis mejillas.

-Tokio... ¿te puedo hacer una pregunta?

Ella por fin me miró, asintió y dejó a un lado la carta.

-¿De verdad ya no te importa lo nuestro?-Dije con miedo de escuchar la respuesta.

Tardó en responder, pero lo hizo.

-Ash... lo que escuchaste abajo es cierto, eres el amor de mi vida y... en serio te amo.

Tokio me había vuelto a llamar "Ash", me ama y dijo que era el amor de su vida, ahora estaba llorando de felicidad.

Se levantó, se acercó a mí y puso sus manos en mi cara.

-Deja de llorar, no sabes cuánto me duele verte así.-Dijo viéndome a los ojos.

-¿Esto es real? ¿No estás jugando conmigo?-Pregunté.

-¿Por qué jugaría contigo? Eso es lo que menos quiero.

-¿Y por qué me dijiste todas esas cosas?

-Porque estaba aterrada, pero comprendí que no puedo estar lejos de ti, no me hace bien.-Dijo secando mis lágrimas.

-Tú también eres el amor de mi vida.-Dije sonriendo.

-Me encanta que sonrías, tu sonrisa es hermosa, tú eres hermosa, dios... me encantas y no sé cómo pude decirte todo eso si estoy loca de amor por ti.

-¿Me puedes abrazar?-Pregunté viéndola con ternura.

-Para ti tengo abrazos infinitos, amor.-Dijo acercándose a mí y apretándome contra su cuerpo.

Sentir su calor, que me llame "amor", eso era todo lo que necesitaba.

Cuando nos separamos se sentó a mi lado y nos quedamos mirando a los ojos con una sonrisa, estábamos en silencio, no era incómodo, todo lo contrario.

Se acercó a mi lentamente y susurró "no te vayas nunca de mi vida" cerca de mis labios para luego besarme.

Extrañaba sentir sus labios contra los míos. Puedo decir que soy adicta a ella y a todo lo que provenga de ella.

-Perdóname.-Dijo cuando nos separamos del beso.

-Claro que te perdono, eres tanto, tan perfecta para mí...

Me volvió a besar sin dejarme acabar la frase.

-Extrañaba tus besos.-Dije subiendo mi mano a su mejilla para acariciarla.

-¿Podemos hacer una promesa?-Preguntó.

-Claro.

-No nos volvamos a hacer algo así, dañarnos de esta forma, alejarnos, lo único que me daña es estar lejos de ti, no lo soporto.

-Si a todo, si es contigo, lo que sea, esa promesa se va a cumplir y no te lo prometo, te lo juro.

Levanté mi dedo meñique y ella el suyo para juntarlos y sellar la promesa.

-Gracias, nunca terminaría de agradecerte por tanto, por todo lo que me haces sentir y quiero que sepas que no importa lo que pase, te esperaría una vida entera, te amo en esta vida y en las que me quedan.-Dije viendo nuestros dedos unidos con una sonrisa.

-Te amo con cada latido de mi corazón.-Dijo lanzándose sobre mi para besarme.

La extrañaba, extrañaba todo de ella.

-Me duele la herida.-Dije cuando me pasó a llevar por error.

-Lo siento cariño.

-Pero no te alejes, no dejes de besarme.-La tomé del cuello y la volví a acercar a mí.

Rodeé su cintura con mis piernas, la besaba con desesperación, con tanto deseo, quería estar con ella así toda la vida.

-Ash, no quiero que le pase algo a tu herida.-Dijo alejándose bruscamente.

No quería que paráramos.

-Estoy bien amor, el que te hayas ido me dolió más de lo que me duele la pierna.-Dije viéndola a los ojos.

-Preciosa, es en serio, tengo que curarte.

-Tokio, te extrañaba, déjame tocarte, quiero estar contigo.

-Pero después te puede doler...

-¡Cállate un rato, por favor!-La interrumpí tapando su boca con mi mano.

Quité mi mano y le sonreí viendo sus labios con deseo. Tokio me sonrió y se acercó a besarme.

Ella seguía sobre mí y yo con mis piernas rodeando sus caderas, Tokio hacía movimientos que me volvían loca, cerraba mis ojos para disfrutar el momento mientras ella seguía besándome.

De repente paró, se alejó de mí y se levantó, lo que hizo que me asustara un poco.

-¿Qué pasa?-Pregunté.

-Pasa que esta tarde es nuestra y te voy a hacer totalmente mía.

El mejor atraco de mi vida | La casa de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora