Capítulo 26: Ella no se irá.

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*Narra Tokio*

Todos tenían sus máscaras puestas excepto yo.

Nairobi se quitó la suya y me la puso rápidamente para luego subir las escaleras corriendo.

Ninguna persona de las que estaba entrando alcanzó a verla, por suerte.

¿Por qué Nairobi había hecho eso por mí? Sentía que me estaba apoyando, pero esto no era necesario, no necesito la lástima de nadie.

Entraron 5 médicos, cada uno con una maleta.

Nosotros estábamos de pie haciendo un círculo y con nuestras máscaras, sentía que estábamos intimidando a los médicos y así era, lo sabía por su manera de mirarnos y de caminar, les temblaban las piernas, actuaban con cuidado y hacían movimientos lentos, pero necesitaba que se dieran prisa.

-Bienvenidos.-Dijo Berlín acercándose a ellos.

Los médicos le estrecharon la mano y preguntaron lo que había pasado.

-Pregúntenle todo a Tokio.-Dijo Rio.

-¿Disculpa? Yo no fui la que le disparó.-Respondí.

-Chicos, este no es el momento.-Dijo Moscú.

Caminé hacia los médicos y les expliqué que Ash había recibido una bala en la pierna, ellos comenzaron a pedir explicaciones y yo a perder la paciencia.

-Por favor hagan algo , reaccionen rápido, ahí la tienen.-Dije haciéndome a un lado.

Sabía que si les decía lo que había pasado le contarían a la policía y eso no era lo que queríamos, pero de todos modos corríamos peligro, ya sabían que había una rehén herida.

Los médicos se acercaron a Ash y comenzaron a hablar entre ellos. Decían que le quitarían la bala, pero que había perdido mucha sangre y que necesitará todos los cuidados.

-Esta rehén se irá con nosotros.-Dijo uno de los médicos después de un rato viendo el estado de Ash.

-De ninguna manera.-Respondí sin pensar.

-Podría estar en peligro, necesitamos hacerlo.-Respondió.

Sabía que estaba siendo egoísta y que estaba pensando en mí antes que en ella, pero no soportaba la idea de que ella se fuera, tal vez no la vería nunca más, quizás la perdería para siempre.

-No, ella no se puede ir.-Dijo Berlín.

Sabía que Berlín no lo hacía por mí, lo estaba haciendo porque aún seguía pensando que Ash nos iba a delatar.

-¿Podemos hablar?-Le dijo uno de los médicos a Berlín.

-Que sea rápido por favor, Ash... Ashley no está bien.-Dije nerviosa, casi gritando.

Se acercaron a Berlín y comenzaron a hablar, mientras los hacían, me acerqué a Ash, tenía los ojos entreabiertos, pestañeaba lento y estaba temblando.

-Mi amor, estarás bien.

-Tokio... yo... no me quiero ir...-Me respondió en voz baja.

-No cariño, no te irás.-Le respondí.

-Quiero... estar... contigo, siempre.

-Es lo que más quiero preciosa.-Dije con los ojos llenos de lágrimas, pero no podía llorar.

Me estaba aguantando las ganas de llorar y las ganas de besarla, pero llevaba la máscara de Nairobi y no podía quitármela por ningún motivo. Sentí que alguien me tocó el hombro y me tuve que voltear, era Berlín.

-Llegamos a un acuerdo, Ashley se queda, ahora vuelve a tu lugar.-Me Dijo cortante.

No le respondí y volví donde estaba minutos atrás.

Los médicos se acercaron a Ash y comenzaron a sacar algunos implementos de sus maletas.

Estaba nerviosa, ni siquiera podía mirar lo que le estaban haciendo a Ash.

Fijé la mirada hacia Rio, estaba mirando el suelo, ojalá poder saber en qué pensaba, pero no creía que pudiera estar arrepentido.

Sonará fuerte y nunca creí decirlo, pero él me quiso matar, el disparo iba para mí, no para Ash.

Nunca se lo iba a perdonar, nunca en mi vida creí que podría llegar a odiarlo tanto. Rio lo era todo para mí, yo siempre estuve sola, mi familia se alejó de mí al saber que andaba en malos pasos, hasta que llegó él, pero con Ash es todo tan diferente, ella me acepta tal y como soy, a pesar de saber en todo lo que me he metido y que merezco ir a la cárcel. Me siento completa cuando estoy a su lado, me hace feliz y me da igual la forma en la que nos conocimos, este es y será siempre el mejor atraco de mi vida. La quiero, la quiero de verdad y quiero estar con ella hasta cuando me lo permita.

Estoy enamorada, siento cómo mi corazón se acelera cuando estamos juntas, Ash es tan especial para mí, que siento que tengo y que debo luchar para no perderla.

Mi cabeza iba a explotar de tanto pensar, estaba cansada, pero no quería perderme de algo.

[...]

Pasó un largo rato, hasta que los médicos comenzaron a hablar entre ellos y se acercaron a decirle algo a Berlín.

Vi a Ash sin moverme de mi lugar, tenía los ojos cerrados.

El mejor atraco de mi vida | La casa de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora