ESPOSOS CON DERECHOS;️ K. Namjoon ✔

CAPÍTULO 12

Mi cuerpo se tensa al instante en que cruzo miradas con Namjoon. Nunca pensé en que alguna vez me iba a sentir tan incómoda al encontrarme con él como me estoy sintiendo ahora. Su cuerpo, al igual que el mío, se tensa, pero muy por el contrario de mi segunda reacción, él me ignora como si no me hubiese visto y desvía su mirada hacia el cuerpo de su madre que le da la espalda debido a que está esperando mi respuesta, una que no va a llegar.

—Mamá, —la mencionada se sobresalta al escuchar la sorpresiva voz de Namjoon dirigirse a ella y posteriormente se gira y levanta la mirada para observar a su hijo —el doctor quiere que subas para hablar contigo y darte unas indicaciones para el cuidado del señor Dongseuk. —nunca pude comprender el por qué Namjoon se refería a su padre por su nombre y nunca como su progenitor, a pesar de que había indagado un par de veces, sólo lograba recibir un "es una historia larga".

Mi cuerpo toma una postura aún más rígida en cuanto veo a la señora Kim brindándome una sonrisa que parece ser cómplice, insinuando algo que he de suponer es "arreglar las cosas" con su hijo en cuanto ella se vaya, pero en realidad no me agrada mucho la idea. Luego de su sonrisa hacia mí, se gira y comienza a subir los escalones.

Por un momento me quedo de pie en mi lugar hasta que la madre de Namjoon desaparezca por las escaleras, y antes de que el susodicho se gire en mi dirección, decido tomar rumbo hacia la cocina en busca de cualquier cosa comestible que me pueda brindar la señora Miso y también tratando de huir de él.

Por suerte para mí, Namjoon no me ha dirigido la palabra o intentado llamar mi atención ni mucho menos me ha seguido hasta aquí. Me siento en una de las sillas que hay alrededor de la encimera que hay en el centro de la cocina, coloco mi bolso sobre la misma y le dedico una pequeña sonrisa infantil a la señora Miso, diciéndole con ésta a qué he venido hasta la cocina. Ella suelta una pequeña risa y luego de preguntarme si quiero algo en específico y esperar por mi respuesta que se reduce a un "cualquier cosa está bien", se pone manos a la obra.

La observo cocinar durante varios minutos una merienda más bien debido a que dentro de un par de horas será servida la cena y en poco tiempo ya tiene un par de platos puestos sobre la encimera en donde voy a comer. Al comienzo me indago sobre el por qué ha puesto más de un plato, pero luego llego a la conclusión de que me va a acompañar en la comida.

Con un ademán me indica que ya puedo iniciar y antes de que le diga que voy a esperar a que ella se siente también para poder comenzar ha comer, ya ha desaparecido por la puerta que conduce al salón principal.

A pesar de que no quiero ser mal educada y esperar a la señora Miso, el rugido de mi estómago me aclama por atención y una voz en mi mente ne dice que a la ama de llaves de los Kim no le importará mucho si no la espero.

Comienzo engullendo algunas de las frutas bañadas con chocolate y suelto inevitablemente un suspiro de satisfacción en cuanto mi lengua se degusta con la misma. Intercambio entre bocados de fruta con pequeños tragos al vaso de leche y en pocos minutos ya he comido la mitad del plato.

Me detengo en seco cuando escucho la voz de la señora Miso venir en mi dirección y me apresuro en limpiar las comisuras de mis labios antes de que ingrese. Pero mayor es mi sorpresa cuando la veo entrar a la cocina seguida de Kim Namjoon. Él me dedica una mirada indiferente que sólo dura un segundo y luego se sienta a mi izquierda, donde está el plato de comida que pensaba era de la señora Miso.

Maldigo internamente el momento en que mi estómago pidió por comida, el momento en que yo pedí por comida, y principalmente el momento en el que conocí a Namjoon, aunque esto último lo he estado maldiciendo desde hace ya mucho tiempo.

Observo de reojo a Namjoon comer con la vista fija en su teléfono en donde revisa no sé qué. Luego de varios segundos en donde sé que no puedo sentirme más incómoda de lo que me siento, sigo con mi comida, esta vez masticando más lento de lo normal, lo que por fuera se puede traducir como tranquilidad, pero por dentro sólo se reduce a tensión y espectación por lo que pueda pasar y lo que se pueda llegar a decir.