CAPÍTULO 30

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Maratón 3/?



Sonrío al ver a Hoseok, quien se ha mantenido a mi lado todo este tiempo y con el que sé que puedo contar para lo que sea, poniéndose de rodillas para acariciar mi abultado vientre a causa de los siete meses y medio de embarazo que tengo, y siete de estos los llevo, milagrosamente, sin ver a Namjoon y guardándome el secreto de tener un hijo suyo en mi vientre con gran egoísmo y recelo.

De alguna manera u otra el universo ha conspirado a mi favor y ha oído mis súplicas para no volver a ver a Namjoon. Por suerte para mí, no lo he encontrado en mi nuevo lugar de trabajo, ni en los lugares a los que asisto habitualmente, y siento que ésta no es más que una señal del destino diciéndome que él y yo no estamos hechos el uno para el otro y que ambos debemos seguir nuestro camino. Y no sé si decir que me alegra o que me entristece que haya cumplido su promesa de no mantener contacto conmigo.

Siento un pequeño movimiento en mi vientre cuando Hoseok le canta a mi bebé y vuelvo a sonreír con la felicidad adueñándose de mí. Mi mano también se posa sobre la redonda superficie y Hoseok coloca la suya sobre la mía, sorprendiéndome un poco pero no llego a apartarla, y entrelaza sus dedos con los míos para comenzar un camino de caricias de nuestras manos unidas por mi vientre.

No logro comprender el por qué, pero mi vista se dirige hacia el otro lado de la calle. Me quedo de piedra cuando veo a Namjoon de pie sobre la acera observando la escena, o más específico a Hoseok con sus manos sobre mi vientre abultado, con su ceño fruncido, sus labios entreabiertos y una mezcla entre confusión y tristeza asomándose en sus expresiones.

Su mirada sube hasta conectarse con la mía y nos quedamos observando durante lo que parecen ser horas ya que siento que me he desconectado del mundo, tanto así que ignoro las fuertes patadas que hay en mi estómago y a los alardeos y chillidos emocionados de Hoseok por dicha acción del bebé.

Veo que una diminuta sonrisa se asoma en su rostro luego de cierto tiempo en el que nos quedamos observando, y apesar de la distancia, logro ser consciente de la tristeza que dicho gesto abarca en él. Sus ojos se han cristalizado, lo han vuelto a hacer, y soy testigo de ésto luego de mucho tiempo. Su cabeza se agacha, pero es muy tarde, porque ya he notado la lágrima que acaba de descender por su mejilla.

Quiero correr, pero no precisamente para huir de él y de lo que su presencia me causa, sino para ir a consolarlo, tal como cuando murió su padre, pero temo que eso nos vuelva a unir como hace unos meses lo hizo.

No quisiera volver con él, pero aún así tanto mi corazón como mi mente y mi conciencia me piden que hable con él, que le diga que este bebé que está dentro de mí no es del hombre que actualmente se encuentra a mi lado —como de seguro él lo está pensando—, sino que es de él, que se lo he estado ocultando por tanto tiempo sólo como una venganza por lo que me hizo sentir tras su traición. Pero también me pide que le diga que yo quiero que él sea su padre, que le permito ejercer su papel, y que también lo perdono porque quiero que vuelva a estar conmigo.

Pero me rehúso a gran parte de las peticiones de mi corazón, mente y conciencia, porque sí deseo y quiero que él sea el padre de mi bebé, pero a pesar de que lo amo no me puedo permitir regresar con él, porque viviré con el miedo de que vuelva a hacer aquello que me destruyó a mí, que lo destruyó a él, que destruyó lo que sea que teníamos.

—¿Soohae, te encuentras bien?

Escucho la voz de Hoseok al lado mío, pero no le respondo al instante ya que me encuentro embelesida viendo la alta figura de Namjoon alejarse hasta su auto, donde logro ver a su madre en el interior esperándolo. La mujer le dice algo, a lo que él como respuesta niega con la cabeza para dedicarme una última mirada que cala cada parte de mi ser y posteriormente pone en marcha el auto.

ESPOSOS CON DERECHOS;️ K. Namjoon ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora