CAPÍTULO 20

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¿Qué tan egocéntrica tiene que ser una persona para que crea que todo el mundo gira alrededor de ella y que puede hacer lo que se le venga en gana sin recibir una reprimenda a cambio?

Namjoon me irrita en sobremanera, su sola presencia logra irritarme de vez en cuando, pero hay momentos en los que en verdad no lo soporto. Como éste. Él no parece darse cuenta de lo que acaba de hacer ni de la gravedad que conlleva, o al menos no lo hace hasta que nota mi mirada puesta fijamente sobre sus orbes.

Observo nuevamente el portátil cerrado y vuelvo a mirarlo a él aún con más ira. Quiero gritarle muchas barbaridades, quiero darle una bofetada, y, si la ira no se me va con eso, entonces golpearle con la computadora en la cabeza. Sin embargo, me mantengo en silencio y en mi lugar, tratando de mantener la compostura.

—Soohae...

—Largo. —susurro, interrumpiéndolo. Y, cuando noto que se mantiene como un imbécil en su lugar sobre la cama, no puedo controlar mis ganas por gritarle —¡He dicho que te vayas de mi maldita habitación! —exclamo, pero el muy imbécil lo único que hace es sonreír y tomarse todo como una broma.

¿Le doy con la computadora en la cabeza o no lo hago?

—Por Dios, Soohae, no te lo tomes tan a pecho... ¡Lo hice sin ser consciente! —sí, definitivamente debería darle con la computadora. Joder, es que no puede ser más irritante. Y lo que más me molesta es la sonrisa que mantiene en su rostro tan tranquila y pasiva como si mi ira sólo fuese fingida.

—Mira, Namjoon, no me jodas la paciencia —escupo entre dientes, aguantándome las ganas de gritarle y de golpearlo —, he dicho que te largues de mi habitación.

—¿Enserio te enojó tanto? —pregunta, incrédulo.

—Será estúpido. —susurro más para mí, desviando durante un segundo la mirada para posarla nuevamente en él. Tenso mi mandíbula, apretando fuertemente mis dientes contras los contrarios y aprieto entre mis puños las sábanas bajo mi cuerpo .

—Quien debería estar enojado aquí soy yo. —y una risa se me escapa en forma de bufido cuando le escucho soltar tan estúpidas palabras.

—¿Tú, Namjoon? ¿Enojado? —él asiente ante mis preguntas retóricas e irónicas, provocando que mi enfado aumente. —¿Y por qué? —ahora es su turno de soltar una risa en forma de bufido.

—No tienes ningún derecho a estar hablando de mí, mucho menos de mi padre con tu folla-amigo. —joder, se dio cuenta que hablaba sobre él. ¿Cómo? ¿Acaso fui muy obvia?... Da igual, eso no le dá derecho a colgar de forma atrevida una llamada que no era suya.

Suspiro y pellizco el puente de mi nariz en un intento de mantener la calma.

—Pues si lo que tanto te molesta es que hable con mi folla-amigo, entonces consígueme una amiga o algo para poder desahogarme de toda la mierda que me sucede desde que te conocí. —Namjoon se queda de piedra al escuchar mis últimas palabras, y yo también lo hago.

Su mirada se vuelve dura y no me la quita de encima y yo tampoco la aparto de la suya. En silencio de levanta de la cama y pasa por detrás de mí para rodear la cama y caminar hasta la puerta de mi habitación.

Cuando creo que se va a ir sin responder a lo que yo considero fue algo ofensivo para él, siento que se detiene bajo el umbral de la puerta y se queda de pie. No giro en ningún momento a mirarlo.

—Si tanto te jode mi sola presencia sólo tienes que irte, nadie te está reteniendo. —la firmeza y la rabia se dibuja en sus palabras y sólo puedo pensar en que lo dice enserio.

ESPOSOS CON DERECHOS;️ K. Namjoon ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora