CAPÍTULO 18

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Siento una suave y continua caricia en mi brazo que logra despertarme. Miro a mi derecha y al levantar la mirada observo a Namjoon sentado a mi lado sobre la cama y con las piernas cruzadas, observándome con preocupación y levanta una de sus comisuras en una mueca cuando escucha un leve quejido salir de mis labios.

Mi estómago duele terriblemente debido a la fuerza que tuve que ejercer cuando terminé por vomitar la bilis y, además, siente un dolor en mi cabeza que acentúa más específicamente en mi ceño y no me permite enfocar muy bien la vista.

Observo que mi cuarto tiene la luz encendida y miro las cortinas por las cuales no se traspasa ninguna luz, así que llego a la conclusión de que aún es de madrugada.

—¿Qué hora es? —le pregunto a Namjoon, tratando de enfocar la vista a pesar de que hace que me duela la cabeza, pero luego de unos segundos el dolor se disipa.

—Son cerca de las cuatro de la madrugada... Te has quedado dormida en el baño así que te traje a la cama. —susurra con una diminuta sonrisa en su rostro.

—¿Y te has quedado todas estas tres horas aquí, mirándome dormir? —pregunto y Namjoon se sorprende, pero más sorprendida me quedo yo cuando noto sus mejillas tornarse de un casi disimulado tono rosado y se rasca su nuca con una mueca.

—Algo así.

—¡Vaya! ¡Qué acosador! —bromeo.

—Pues en realidad no todo el tiempo. Salí para... ¡Ah! Eso me recuerda... Llamé a mamá para que me diera alguna receta de un té que sirva para tu estómago. —dice y se inclina hacia la mesita de noche que está del otro lado de la cama para tomar una bandeja con una tetera y una taza a su lado. —¿Podrías sentarte? —pide y en cuanto acato su orden coloca la bandeja sobre mis piernas y sirve en la pequeña taza un poco del líquido. —No soy muy buen cocinero, así que espero que ésto no haga el efecto contrario al que debería hacer en ti. —sonríe en disculpa y espero a que me pase la taza, pero agrego otra sorpresa más a mi lista cuando posa la cerámica sobre mis labios y la inclina invitándome a beber.

El té no está caliente, más bien está tibio, por lo que intuyo que lo ha hecho hace ya varios minutos, pero aún así es delicioso y siento una sensación relajante y agradable en mi estómago que me hace suspirar, prácticamente gemir.

—¿Enserio lo has hecho? —entrecierro los ojos y lo miro, desconfiando, o fingiendo hacerlo, de su sinceridad. Él ríe mientras agacha por un segundo su cabeza y vuelve a mirarme.

—¿Acaso está muy delicioso como para ser hecho por en mí?

—Si te soy sincera, sí, está más rico de lo esperado, claro, viniendo de ti que creo nunca has cocinando. —confieso con una pequeña risa que me hace doler los músculos del estómago.

—En realidad sí lo he hecho... —me corrige —Mamá intentó enseñarme a cocinar en mi adolescencia para que cuando me casara lo hiciera para mi esposa, pero nunca me quedaban bien las comidas así que renuncié —ríe ante sus palabras y supongo que también ante su estupidez hacia la cocina.

—¡Yah! Yo soy tu esposa, ¿por qué no cocinas para mí?

—Porque mamá se refería a una esposa a la que sí amara. —explica y por un momento quiero golpearlo.

—¿Debería sentirme ofendida por tus palabras? —río y él me sigue.

—Más bien deberías sentirte triste por no ser la afortunada. —y levanta sus cejas repetidamente en una actitud algo pícara y luego abre sus manos y ladea su cabeza en actitud de "hey, lo siento, pero así es la vida".

—Tú deberías sentirte mal por no ser el afortunado del que me enamore. —replico y el ríe. Pronto, las risas se detienen y aprovecho ese momento para tomar un nuevo sorbo de té.

ESPOSOS CON DERECHOS;️ K. Namjoon ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora