Capítulo 25: Vampire's wrath.

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~Jason~

Jack me observa boquiabierto, procesando las palabras que acabo de pronunciar. Mi mano viaja a su sien derecha, y, aunque se sorprende por mi osada acción, el hombre lobo de ojos negros permite que mi mano acaricie el límite de su ojo.

– C-creo que tienes razón, Jason. —Dice, mirándome fijamente a los ojos— No tengo por qué estar triste ni sentirme culpable por el color de mis ojos. Ya me responsabilicé de mi error siendo un policía humano, no debería seguir avergonzándome ahora al ser un hombre lobo.

Tanto Jack como yo sonreímos al mismo tiempo y siento que mi mano emite una calidez extraña. Como si alguien me controlara, paso la mano por encima de los ojos del hombre lobo, que se sorprende, retrocediendo unos pasos. De repente, la negrura comienza a desaparecer y la esclerótica de sus ojos vuelve a ser blanca.

– Jack, tus ojos...

– ¿Qué? ¿Qué les pasa? —Pregunta, asustado.

– E-están cambiando de color. —Respondo, dejándolo boquiabierto— C-creo haber leído algo sobre ello en una novela británica. Decía algo así como...

«Él nunca entendió cuán especial eran sus ojos. Cuán especial yo creí que era. Pero, para sí mismo, no era más que un sucio asesino que ahora había sido maldecido por haber terminado con la vida de aquel pobre inocente. Yo le dije que se equivocaba, que un error no lo convierte en un monstruo, que ser un lobo no lo convertía en un monstruo, pero no quiso creerme. Al menos, no hasta que le conté lo que el pueblo creía de él, lo héroe que había sido desde aquel fatídico día. Y lo besé. Fue sorprendentemente cálido. Y, al separarnos, sus ojos perdieron esa oscuridad que lo atormentaba, volviéndose de un azul tan cálido como el beso que nos dimos.».

Jack me mira en shock y unas pequeñas lágrimas comienzan a caer por sus mejillas. Rápidamente, paso mis manos por su piel, deshaciendo ese rastro.

– Como no te avergüenzas de tener los ojos negros, un rayo de esperanza ha brillado en tu corazón. Lo he sentido en mis manos al igual que lo vi antes en tus ojos. Una luz en la oscuridad. Tu luz dentro de tu propia oscuridad. Y has hecho que tus ojos cambien de color.

– ¿De qué color se están volviendo? —Me pregunta, sonriendo.

– ¿Has matado a algún inocente desde que te convertiste? —El hombre lobo asiente, algo cabizbajo— Entonces creo que sabes la respuesta...

– Son fríos, ¿verdad? Son de un gélido azul...

– Son los ojos azules más cálidos que he visto nunca. —Respondo, sonriendo.

– Gracias, Jason. Gracias por curarme. Gracias por todo.

– No creo que haya sido yo, Jack, pero no hay de qué.

He tenido razón todo este tiempo: Jack no es una mala persona y, verlo ahora, emocionado por haber recuperado la luz en sus ojos, me hace ver que simplemente necesitaba que alguien confiara en él para que pudiera confiar en sí mismo lo suficiente como para controlar su lobo interior. De repente, mi teléfono suena.

– ¿Brady? —Pregunto, al contestar la llamada— ¿Ha pasado algo con Chloe?

– No, ella está bien. Son Mark y Matthew... Los Exterminadores los han citado en Diamond Head a medianoche y, tal y como pensábamos, era una trampa. Están inconscientes y malheridos en la habitación del hotel de Matthew. Estamos cosiéndoles las heridas porque la sangre de los vampiros no sirve.

– ¿¡Cómo!? ¡Voy para allá! —Grito, colgando.

– ¿Qué ocurre?

– ¡Los Exterminadores nos han atacado y mis amigos han salido malheridos!

La Luz en la Oscuridad [Remastered]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora