Capítulo 15: How to train your inner wolf.

111 9 0
                                    

~Jason~

Chris y yo llegamos al mirador de Waimea Canyon, observando el paisaje a nuestro alrededor. Aunque hay poca gente en él, de camino hemos visto grandes grupos prepararse para el paseo, así que en cuestión de minutos este lugar va a estar lleno de gente.

– Vale, ya hemos llegado... ¿Ahora qué?

– Cuidado con la caída. —Le digo, dejándolo perplejo.

– ¿Per-?

Sin dejarle terminar, lo empujo hacia delante, haciéndolo tropezar con la barandilla. Su grito llama la atención de algunas personas, pero nadie llega a verlo caer por el precipicio. Cuando nadie mira, salto hacia delante, deslizándome por la piedra escarpada.

El muchacho está tirado en el suelo, con la ropa rasgada, sucia y ensangrentada. Al tocar el suelo, decido quitarme la camiseta, dejándola sobre una roca lisa para evitar que se manche de arena y polvo. Chris se levanta, enfadado, y me mira fijamente a los ojos.

– ¿¡Estás loco o qué!? —Me grita, enfurecido— ¡Podría haberme matado!

– Si te rompes un hueso, se repara solo. Si sangras, la herida se cura y se cierra. Si te decapitan, te envenenan con acónito o te atacan con plata, mueres. Así que no te quejes. —Le digo, acallando sus quejas— Transfórmate.

– No puedo... No de forma voluntaria...

– Está bien.

Me lanzo al ataque, golpeándolo una y otra vez. El muchacho recibe todos los golpes, gritando de dolor y suplicándome que me detenga, pero yo continúo. Finalmente, cuando siento que su nariz se rompe y sana casi al momento, sus ojos se vuelven amarillos y su cuerpo comienza a estremecerse, cambiando de aspecto. Tras gruñir, salta sobre mí para atacarme, pero yo soy más rápido. Al golpearle de nuevo, el hombre lobo corre por el cañón, huyendo de mí.

– Mierda. —Musito, antes de correr detrás suyo.

Decido convertime y lo alcanzo al poco tiempo. Al caer al suelo, el muchacho recupera su apariencia humana, por lo que yo decido hacer lo mismo.

– ¿Cómo lo haces? ¿Cómo es tan fácil?

– Porque soy un hombre lobo desde Febrero y lo que aprendí primero fue a controlar mis transformaciones. Dejarse llevar por nuestras emociones puede estar bien, ya que nos vuelve más fuertes... Pero debes ser capaz de evitar convertirte cada vez que te sientes enfadado o amenazado por algo o alguien.

– Entiendo... ¿Cuál es la primera lección?

– Cronometrar el tiempo que puedes estar transformado. Y, por lo visto... No más de cinco minutos si haces esfuerzos.

– ¿Eso es malo?

– No... Es tu primera transformación y es bastante común que tu cuerpo todavía no se acostumbre a tu lobo interior. ¿Imagino que solo tomas la apariencia de hombre lobo cuando estás muy enfadado?

– S-sí... Hay un agente de policía que se mete conmigo, bromeando sobre mí o mi hermano y comienzo a sentirme muy rabioso... Hasta que cambio de aspecto. Siempre igual: primero los ojos, luego las garras y, finalmente, el pelo.

– ¿Y cómo consigues tranquilizarte?

– Corro a las duchas de los vestuarios y me doy una ducha fría.

– Típico de un hombre lobo principiante... Yo también hacía eso en los entrenamientos de fútbol. Necesitas encontrar un Ancla. Algo o alguien que te tranquilice.

– ¿Matty es tu Ancla? —Me pregunta, por lo que asiento con la cabeza— ¿Cómo puede un vampiro tranquilizar a un hombre lobo? Yo les tengo mucho miedo y ese olor...

– El olor serás capaz de bloquearlo y Matty y yo hemos vivido muchas cosas juntos... No es el vampiro en sí lo que me tranquiliza, sino lo que he hecho con él. —Chris se sonroja, desviando la mirada y yo comienzo a reír al ver que lo ha entendido a la primera— Tienes que saber que el dolor puede convertirnos en hombre lobo si estamos en nuestra forma humana o convertirnos en humanos si estamos en nuestra forma de hombre lobo.

– Entonces, el dolor es malo en los dos sentidos. ¿Qué más?

– De acuerdo al nivel de ira que sientas, tus poderes se descontrolan más o menos, por lo que serás más o menos peligroso para ti mismo y aquellos que te rodean. En la luna llena, cuando asumas la forma lupina completa, tus poderes están en su apogeo. Somos lo que los humanos llaman lunáticos, ya que enloquecemos por la luna.

– ¿Qué sabes sobre los Cazadores? —Me pregunta, haciéndome sonreír por lo rápido que está pillando el asunto.

– No mucho. Como sabes, nunca nos hemos enfrentado a uno. Bueno, Matthew sí, pues tiene más de dos siglos de edad, pero Brady, Mark, Chloe y yo no habíamos visto uno hasta ahora. Suelen ser personas que han sufrido por el mundo sobrenatural o han enloquecido al descubrirlo. Se rigen por una serie de normas, que se resumen en una simple frase: Nous chassons ceux qui nous chasser.

– Cazamos a los que nos cazan. —Traduce Chris, haciéndome asentir.

– Así es. Nos tratan como a bestias y nos cazan porque muchos de nosotros los cazamos. Lo cual, para pacifistas como nosotros, es más un inconveniente.

– ¿Nunca has matado a nadie?

– Sí, he derrotado a dos Exterminadores... —Respondo, recordando a Melissa y a mi padre— Pero nunca he matado a un humano, si eso es lo que preguntas.

– ¿Exterminadores?

– Las parcas de criaturas sobrenaturales. Suelen trabajar como mercenarios. Pero está bien por ahora de teoría... Sigamos con la práctica. Aunque esta luna te convertirás en lobo, pensar en esa Ancla durante la luna llena puede hacer que no lo hagas. Ahora, te enseñaré a sacar tus garras sin necesidad de convertirte en hombre lobo.

– ¿Es eso posible? —Pregunta, quedando boquiabierto al vérmelo hacer— Wow... ¿Cómo se hace?

– Es sencillo. Mueves la mano de arriba abajo de esta forma. Y salen solas. —Lo hago de nuevo antes de que Chris me imite, aunque no lo consigue— Tienes que estar relajado y no pensar en que salgan, Chris. Si piensan en ello, no saldrán nunca.

– ¿Y cómo me relajo?

– Cierra los ojos y céntrate en mi voz.

El muchacho hace lo que le digo, consiguiendo relajarse lo suficiente como para dejar caer sus manos, consiguiendo sacar sus garras. Cuando le digo que ya puede abrirlos de nuevo, se percata de su éxito y comienza a saltar de emoción, abrazándome.

De repente, algo llama mi atención. Es un objeto metálico y ligero que parece estar deslizándose cerca nuestro. Entonces, me percato de lo que es y escondo a Chris entre mi cuerpo, cerrando los ojos.

– ¡Cierra los ojos, Chris! —Grito, consiguiendo que me haga caso.

Una granada cegadora explota a mi espalda, pero no me afecta al haber cerrado los ojos. Escucho unas flechas volar hacia mi dirección, pero las esquivo sin problemas, incluso con el muchacho entre mis brazos. Tras el segundo lanzamiento y sabiendo que los cazadores tardan unos siete segundos en recargar el arma, echo a correr por el cañón, mientras que Chris se altera, hiperventilando.

– ¿¡Cazadores!? —Pregunta, sacando y escondiendo sus garras una y otra vez.

– ¡Así es, Chris! ¡Pero necesito que pienses en tu Ancla! ¡Lo que sea! ¡Lo que te haga sentir seguro!

Las flechas vuelan a nuestro alrededor, indicándonos que los Cazadores todavía nos siguen. Nosotros dos seguimos corriendo y siento que Chris está mucho más tranquilo que antes. 

Aunque, de nada sirve haberse relajado, pues llegamos a un callejón sin salida. Y, al darnos la vuelta, vemos dos cazadores en lo alto del precipicio apuntándonos con ballestas y dos frente a nosotros, haciendo exactamente lo mismo. Estamos rodeados, y no tenemos forma de escapar. 

La Luz en la Oscuridad [Remastered]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora