Habían 3 cosas que tzuyu detestaba en específico:
* Adolescentes bipolares
* Drama innecesario
* Personas manipuladoras (vamos, ¡déjenle ese trabajo a ella!)
Nunca pensó que este conjunto vendría en forma de chica; una hermosa y malvada chica, cabe...
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Al llegar a casa estacioné el auto justo al frente, diciéndole a Sana que esperase por mí mientras buscaba el teléfono. Obviamente no hizo caso e insistió en entrar, así que entrando con una ardilla hiperactiva a mis espaldas me encontré con probablemente la escena menos esperada desarrollándose frente a mis ojos.
Mamá. Sentada en el sofá, recostando su cabeza sobre el hombro de un tipo.
- ¿Mamá?
La doctora se sobresaltó ante mi llamado separándose al instante del desconocido. Ambos se levantaron un poco nerviosos ante mi repentina presencia, mamá acercándose hacia donde yo estaba - ¿Cariño? ¿Qué haces aquí tan temprano?
- Mamá... - Ví como él se situaba un poco más atrás de ella. Era alto, delgado pero en buena forma, su cabello grisáceo y una sonrisa cálida en su rostro - ¿Qué...?
Sentí la mano de Sana posarse en mi antebrazo, apretandolo suavemente como en señal de "Tranquilizate".
- Tzuyu, cariño, te presento a Jung Jiwon. - Mamá se apartó un poco para darle espacio al hombre a acercarse a mí - Estudió conmigo en la Universidad pero se especializó en psiquiatría.
- Mucho gusto, Tzuyu-ssi. Tu madre me ha hablado maravillas sobre tí. - dijo el hombre, todavía sonriendome.
Qué cliché.
- Lamentablemente no puedo decir lo mismo. - sentí el agarre en mi brazo apretarse fuertemente y la mirada de mi mamá prácticamente lanzando dagas desde mi visión periférica. Rápidamente rectifiqué - Ehm, digo, el placer es mío.
Noté a mamá enfocar su atención en la chica a mi lado, perfecta oportunidad para cambiar el tema - Hola, querida. ¿Cómo te llamas?
- Oh, disculpen. - la japonesa hizo una leve reverencia, aún aferrada a mi brazo izquierdo - Soy Minatozaki Sana, un placer en conocerlos.
- Oh, eres muy linda, querida. ¿Por qué nunca te había visto? - Mamá sonrió mientras el "Jiwon" hacia una reverencia por su lado.
- Nos conocemos desde hace poco, - la japonesa se acercó a mi, pegando su costado derecho a mi cuerpo y recostando su cabeza en mi hombro - pero nos hemos vuelto muy, muy cercanas, ¿cierto Tzu?
Ambos adultos se notaron un poco descolocados ante el tono de la japonesa, y al sentir mis mejillas sonrojarse intenté salir lo más rapido posible de la sofocante situación - Ok, nos vamos. Llegaré más tarde.
Tomé la mano de la pelinegra sin diquiera esperar una respuesta de mi madre. No fué hasta que entré en el auto que exhalé el aire que no sabía acumulaba en mis pulmones, recostando mi frente sobre el volante mientras pensaba en lo sucedido anteriormente.
- No buscaste tú teléfono. - murmuró vagamente la japonesa a mi lado.
- Al diablo con el teléfono. Mamá está saliendo con alguien... - balbuceé con el mismo tono quedo de voz - Mamá está saliendo con ese tipo.
