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El agua cristalina del lago brillaba bajo los rayos de Sol, sus pies descalzos tocaban la verde hierba. Su cuerpo se sentía extrañamente ligero, no recordaba nada antes de despertar en la pradera, los árboles se mecían con el pasar del viento, después de tanto tiempo pudo respirar con profundidad sin experimentar ese agudo dolor en el pecho ¿Estaba muerto? ¿Realmente todo había acabado? Si hubiera sabido que así se sentía morir, habría aceptado su destino desde mucho antes.

—Así que finalmente me han asesinado—susurró al cielo despejado.

—Pero ¿No estabas muerto desde mucho antes?

Aquella voz calma se le acercaba por la espalda. No hizo ademán de voltear a ver de quien se trataba porque lo sabía, simplemente dejó que se acercará hasta quedar sentado a su lado a la orilla del lago.

—Es bueno verte aquí

—¿Es el cielo? Porque la vista es hermosa

Lo escuchó reír por lo bajo. —Si te dijera que es tu interior ¿Lo creerías? —dijo con voz que denotaba diversión

—Algo tan hermoso no puede estar en mí—masculló

—Yo no estaría tan seguro, pero si no lo ves es tu problema

Hizo una mueca, estando en aquel lugar sus preocupaciones se redujeron al máximo. Ya no sentía dolor o ganas de recluirse entre cuatro paredes, la tranquilidad se colaba entre sus huesos haciendo que por primera vez en años su mente fuera pura, con un pestañeo dejó ir los pensamientos que imposibilitaban sus deseos al arrojar sentimientos y emociones negativas, que se atoraban en su pecho sin dejarle respirar.

Su cuerpo ya no le molestaba, sentado en aquel río por primera vez su reflejo en el agua no fue un motivo de burla o llanto, pudo decir que por algunos momentos se amo.

—De verdad creí que serías fuerte, pero me has impresionado, no muchos llegarían a donde estas, ahora me pregunto ¿Cuáles serán las consecuencias?

—No entiendo —dijo sin mucho ánimo de hablar con él.

—¿Qué extensión tiene la sombra del dolor en tu corazón Jimin?

—¿No deberías saber tú eso?—provocó

—¿Recuerdas cuando todo era más sencillo?

Lo hacía, todos los días al levantarse y casi llorar por seguir vivo reproducía en su mente aquellos buenos recuerdos que aún quedaban impregnados en su ser, con el afán de poder soportar el monumental peso que se encorbaba su espalda. Su momento feliz era lo que lo mantenía en pie, pero a medida que transcurría el tiempo este se hacía incierto, las lagunas mentales estaban a punto de borrarlo, su memoria quería olvidar y eso le aterraba, no deseaba dejar de sentir aquella felicidad genuina, si lo hacía no habría nada en su existencia que valiera realmente la pena para continuar de pie.

Su infancia había estado compuesta por pastelillos de manzana y tardes de juego en el jardín con "capitán" su adorable perro. Antes que su madre volviera al trabajo se pasaban las tardes compartiendo el tiempo a solas hasta que llegaba su padre y comían los tres juntos.

Mamá ¿Podemos ir al parque en la tarde?

Tenía siete años, se encontraba en la plenitud de la infancia, sus cachetitos rellenos y su adorable sonrisa lo hacían obtener todo lo que deseaba de sus padres y familiares, desbordada inocencia y amabilidad a donde quiera que iba.

 My Cute Chubby ♡Yoonmin♡ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora