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  —Milo, abre la puerta por favor. 

Sin respuesta de nuevo: volvió a tocar con más insistencia, buscando que el escorpión abriera la puerta. 

—Lárgate, traidor de mierda. 

El tono de voz del caballero de la octava casa sonó con furia y resentimiento, algo que Camus simplemente no pudo resistir, se alejó a paso lento por el corredor con la mirada gacha... antes de correr a toda velocidad en dirección a la puerta, rompiendo el picaporte por la fuerza ejercida. 

Encontrando la habitación vacía y la puerta del baño cerrada. 

—Fantástico... 

Se acercó de nuevo a la puerta para evaluar la dureza de la madera con la que estaba hecha y repitiendo el mismo procedimiento que la puerta de la habitación, rompió por completo el picaporte, encontrando cara a cara a Milo de escorpio... sentado en la maldita bañera con una pelota en la mano: lanzándola hacía la pared para volver a atraparla.   

  —¿Es divertido para tí romper puertas? 

—Milo, por favor, escúchame. 

—¿Por qué hacerlo? La última vez que te escuché una vida anterior se me vino encima. 

—¿Estás molesto por eso? 

—¡¿Por qué más lo estaría?! Carajo ¡No necesito estos recuerdos de mierda! estaba bien de la forma en la que estaba antes ¿Por qué demonios nadie me preguntó si quería hacer esto o no?

Camus no sabía que palabras usar: al él tampoco le habían preguntado si quería luchar de nuevo con sus colegas. Estaba muy feliz con su novia anterior e incluso estaba pensando en un futuro no muy lejano casarse con ella... hasta que Atena le habló en sueños al mismo tiempo que le devolvía la memoria, y de repente era un guerrero manipulador del agua y el hielo siendo portador legítimo del signo de Acuario y además... Gay, así que suspirando con cansancio se sentó en la taza del inodoro mirando sus manos. 

—A mí... A mí tampoco me preguntaron si lo quería o no...— hablar de su pasado le parecía demasiado lejano y de verdad sentía como las sensaciones pasadas comenzaban a aplastarlo poco a poco —Era feliz con la vida que tenía: una prometida preciosa y una casa prospera, y de pronto desperté un día y la cara de mi prometida parecía desconocida y todo lo que conocía poco a poco se fue esfumando con el tiempo hasta que me convertí en lo que soy ahora: una especie de híbrido entre dos personalidades que no son para nada compatibles. Ya no puedo controlar mis sentimientos como en los pasados años de lucha y ahora no puedo evitar tener ese sentimiento de querer ayudar a cualquier persona en mi camino. 

Un largo silencio precedió a su confesión, sin embargo, las palabras de heleno le hicieron encender en furia. 

—No sabía que los traidores podían sentirse culpables...

Camus no pudo más así que rompiendo su compostura, tomó a Milo de la chaqueta y lo obligó a verlo a los ojos. 

—¡Maldita sea! ¡¿Hasta cuando demonios piensas seguir en esa postura?! ¿No podrías superarlo ya? Es jodidamente estúpido verte en esa postura así que... ¡NO HABLES DE COSAS QUE NO ENTIENDES TAN A LA LIGERA, IMBÉCIL! ¡SI NO SABES, NO HABLES!

Lo lanzó contra la pared poniendo ambas manos al lado de su cabeza. 

—Entonces ¿cómo sé que puedo confiar en tu palabra de nuevo? 

—¡POR QUE TE AMO, MALDITA SEA! ¿No lo entiendes, idiota? ¿Crees que haría este tipo de cosas por cualquier persona? ¡Te amo tanto que estoy a punto de explotar! 

Lo que no fueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora