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"...Probablemente en este momento estés enloqueciendo porque no he aparecido por nuestro hogar desde hace ya varios días. 

Sé que es egoísta de mi parte no decirte porqué decidí irme tan de repente pero no quiero que se olviden tan fácil de mí, quiero que me recuerden como solía ser: un muchacho despreocupado que se la pasaba dando respuestas cortas a las cuestiones cotidianas pero podría haber escrito el mejor libro de filosofía de la historia, aquél chico de la cabeza en las nubes que chocaba contra todo lo que se atravesaba en su camino por ser tan condenadamente distraído; quiero que me recuerden así. 

Como el Shaka que debía ser en esta vida, como el despreocupado budista hijo de su misma madre... como el hermano que tanto adoraban proteger. 

¿Qué tan larga debe ser la vida para poder disfrutarla en todo su esplendor? Todas esas emociones que el cerebro humano se encarga de poner en nuestro órgano vital simplemente por pura exageración de los humanos, todos esas sensaciones que nos faltan por experimentar a través de nuestros sentidos, toda esa información incierta que de verdad no atinamos a descubrir en una sola línea de la vida.

Todo eso queda flotando a la deriva cuando la muerte viene para adueñarse de lo que le fue prometido, queda sumido en un limbo imparable que no se encuentra en el plano de esta dimensión sino en nuestra propia alma que vuelve a su estado original cada día, cada hora y minuto que las personas viajamos al hades. 

Quiero que conserven mis cosas como si yo siguiera viviendo ahí porque estoy seguro de que si ustedes no dejan de recordarme voy a estar a su lado todo lo que nos resta de vida. 

Lamento no poder decirles el verdadero motivo de porque decidí despedirme de esta manera tan cobarde de ustedes pero yo sé que no me dejarían salir de nuestro hogar y me encerrarían en una lejana torre si se los decía de viva voz.

Les pido mis más sinceras disculpas desde el fondo de mi corazón y espero que algún día perdonen esta imprudencia de mi parte, los veré en nuestra siguiente vida de eso no hay duda. 

Los quiere, Shaka.

P.D.: Shijima, cuida mucho de Asmita y no te olvides de molestar a Fudo por mí"

  —Ese pedazo de idiota...

Las lágrimas de los hermanos Spica que comenzaron originalmente por rabia contra su hermano se fueron transformando poco a poco en llanto de tristeza y aflicción, esa carta no parecía en nada una pequeña misiva donde decía que se iba a recorrer el mundo como les había dicho que haría cuando menos lo esperaran. 

Esa carta parecía que estaba próximo a morir y eso simplemente no podían soportarlo... y mucho menos Asmita que estaba hecho un mar de lágrimas silenciosas. 

—Tranquilo Shijima, probablemente es otro de sus dramas y... 

—No está bromeando, Fudo.— el tono severo de su hermano mayor lo obligó a cerrar la boca y dejar que continuara —Puede que bromeé con cosas como romperse una pierna o desmayarse... pero conozco a Shaka y sé que siempre que habla de la muerte es porque es en serio. 

Su tono de voz fue bajando ligeramente hasta que se fundió con sus lágrimas, el pequeño Fudo no pudo más al ver a sus hermanos hechos unas magdalenas, cuando de repente su mente se remontó a la época de su niñez. 

Vio como Shaka siempre estaba ahí para él incluso cuando Asmita lo regañaba severamente y Shijima perdía la paciencia, el pequeño siempre podría contar con su hermano mayor para todo, sin importar cuanto creciera siempre había anhelado ser como su hermano Shaka. No era por menospreciar a sus otros dos hermanos pero Shaka siempre mantenía la compostura y parecía tener una paciencia infinita. 

Lo que no fueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora