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  —Bien... ¿Así que esto es lo que el poder de una diosa recién despierta y consciente puede hacer?   

El Patriarca tomó la mano del antiguo caballero de Libra y con algo de esfuerzo logró levantarse, una pequeña disputa se había desarrollado después de que la habían impedido el paso a la antigua deidad atacándola con la técnica más grande de la balanza sagrada, sin embargo, algo muy extraño había pasado pues cuando el golpe impactó contra Mnénmosine, hubo un lapso de tiempo en el que nadie ni nada se movió. 

Sus ojos cambiaron radicalmente, ahora había un brillo suplicante y aterrado en su mirada y no hacía más que repetir frases como: "acabará con todo si no evito esto", "humanos inútiles, dejadme ir a donde se encuentra Chronos". Shion quiso hablar con ella de la mejor manera posible pero no pudo ni siquiera plantearle el problema cuando ya había sido arrojado lejos junto con Dohko, quien no estaba nada contento de ver como habían intentado matar al ser más querido que aún le quedaba pues  el viejo tigre había jurado protegerlo de todos para que jamás tuviera que sufrir una perdida de esa magnitud. 

  —Tendremos que hacer algo contra ella si queremos sobrevivir... 

El antiguo Patriarca ordenó las variaciones de las estrategias y se dio cuenta que la única manera de hacer que la diosa los escuchara era a través de una gran llamada de atención. 

  —Dohko, tengo una idea.— al ver a los caballeros de plata intentar detenerla, había deducido algo muy importante que tendrá la ventaja del éxito —Tenemos que distraerla de alguna forma para poder llamar su atención... necesito que lances las armas de Libra a ella sin lastimarla. 

  —¿Qué? Shion tú mejor que nadie sabe que estas armas no son juguetes...

—No me malinterpretes, Dohko, no pretendo denigrar la armadura de Libra ni mucho menos, solamente... 

—No hay tiempo para charlas, tomaré tu opción pero quiero que sepas que me ofende muchísimo.

Una sonrisa traviesa surcó los labios del castaño y mientras se elevaba por el bosque que estaba frente a ellos para tener una vista más clara de su objetivo, Shion negó con la cabeza y simplemente se rió. 

—Siempre con ese espíritu. 

Mientras tanto, Marin se había convertido en la principal victima de la diosa ya que ésta la había tomado como una muñeca de trapo y sus meteoros no lograban hacerle el daño justo para que la soltara. 

—¡Marin! ¡Carajo! ¡¿A caso siempre tienes que ser el centro de atención?!— Shaina le gritó mientras huía de la mirada asfixiante que tenía aquella deidad; dió un gran salto y logró encajar sus uñas en la piel de la inmortal quien chilló de dolor mientras soltaba a la portadora del águila, pues una cosa era ser inmune a la muerte y otra muy distinta al dolor.            

  —¡Claro Shaina! ¡Me fascina ser la damisela en peligro! 

La pelirroja se paró en seco e hizo arder su cosmos hasta el límite y con la voz tan potente como pudo, exclamó:

  —¡GOLPES METEORO! 

Y por supuesto que su golpe iba darle de lleno y sin escalas a la diosa mas su sorpresa fue cuando pudo ver el destello de una de las armas de Libra potenciar su ataque seguido de una gran explosión de luz que fue acompañado por un rugido del que sería el estricto y paciente Patriarca. 

—¡REVOLUCIÓN DE POLVO ESTELAR! 

La diosa hizo todo lo que pudo por evitar la mayor parte del daño pero al ser cruelmente golpeada por tres poderosas fuerzas al mismo tiempo se vio obligada a pararse en seco y girar su atención a los humanos que tenía en frente. 

—Su santidad, le ruego que vosotros me perdonéis por esta muestra de insolencia ante ti pero también te pido que nos digáis cual es tu mayor pesar para estar en este estado de alarma. 

Mnénmosine  miró con recelo a Shion antes de emitir algún sonido, valorando si era seguro para ella hablar de cual era su objetivo.

—Voy a detener a Chronos ahora, esta locura es mucho más de lo que él me había prometido.

Sus ojos parecían estar completamente perdidos, y en ese momento Dohko entró a escena arrodillándose frente a ella. 

—Os ruego que me digáis cual es el motivo de traición. 

—No puede restablecer todo en la tierra porque hacerlo acabaría con su existencia misma ya que él también fue parte de un cambio en este lugar y retornar todo a como era en el primer instante sería borrar su propia existencia, lo que significa que no quedará nada para los dioses, para la naturaleza o para los humanos. 

Tras el pequeño relato de la diosa,hubo un silencio terriblemente sepulcral donde todos los presentes tenían cierta incertidumbre en el cual Dohko terminó por sonreír y soltar una sonora carcajada. 

—¿Qué esperamos entonces? ¡Vayamos a detener a ese titán apestoso!              



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  —Vaya... no creí que Cocito sería tan volátil... 

Milo se acomodó la clavícula rota con un solo movimiento, escupió sangre casi a los pies de donde estaba Aioria, el cual estaba tan furioso como el dios en frente de él. El escorpión sonrió con burla y soltó una risa divertida. 

—Bueno, al mal paso hay que darle prisa ¿no crees Aioria? 

—Voy a destruir a ese maldito congelador... 

El león estaba tan furioso que sin pensar dos veces se lanzó contra aquella bestia congelante sin darse cuenta de que este estaba a punto de golpearlo específicamente a él ya que los consideraba una verdadera amenaza para él.

  —Es una pena que no puedas hablar...— Aioria encendió su cosmos casi al límite y apretó el puño con fuerza, listo para descargar la furia del León sobre el de hielo —Deseaba tanto escucharte maldecir mi nombre cuando acabe contigo. 

Antes de soltar el plasma relámpago, pudo ver como varias líneas rojas se clavaban en diferentes puntos de su oponente y al interpretar lo que había pasado, terminó por soltar su gran ataque con un fuerte rugido. 

—¡Plasma Relámpago! 

Un grito desgarrador salió de la garganta del gran Cocito y al igual que pasó con la Estigia, una flecha dorada con ondas azules se enterró en su pecho, el antiguo Dios se retorció y gritó tanto que su voz iba apagándose poco a poco hasta que las ondas infernales terminaron por consumirlo. 

Chronos miró como sus aliados más fuertes eran cosumidos por estos insignificantes mortales y palideció, para ser sinceros, él tampoco estaba en sus condiciones optimas para luchar ya que tenía una limitación muy grande de su poder, siendo únicamente capaz de utilizar un 3% de su fuerza real. Aquel sentimiento de desesperación se adueñó de nuevo de su pecho y pudo sentir como ese nudo en el estómago se volvía a formar era justo como había recordado, aquella fatídica batalla donde había sido cortado en pedazos y arrojado al tártaro.

—No... no... ¡NO!

Justo cuando estuvo a punto de utilizar su gudaña, Mnénmosine entró por la gran abertura que había en el templo, acto que desde luego hizo sonreír al titan del tiempo. 

—Mi querida Diosa... 

—Silencio Chronos... ¡Epiales! 

La sombra que estaba combatiendo a Aries y Tauro, giró rápidamente su cabeza hasta donde estaba la Diosa de los recuerdos, el corazón de ambos fue nuevamente unido como en aquella era donde solamente eran una bella leyenda. 

— Ven aquí, sombra mía. 

Epiales se arremolinó y en un pestañeo llegó hasta ella, quien después de darle una cálida bienvenida, se giró a encarar al Titán mayor. 

—Deja esto ya.                  

Lo que no fueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora