Víctima Silenciosa

{Capítulo 14}

Aquello parecía ser sacado de unos de mis sueños; jamás creería estar allí.

Muchos no lo entenderían, pensarían que es una simple gala sin importancia, pero cuando algo de verdad te gusta y apasiona, no es así.

Era como si un actor iba a recoger un Óscar o un cantante un disco de oro. Yo no iba a recoger nada, pero el simple hecho de estar ahí esa noche me encantaba.

A cada lado que miraba había gente famosa, de las que me moriría por chillarles mi emoción y pedirles hacernos un selfie, pero que no se lo decía para mantener un poco la compostura de aquel lugar tan sofisticado.

Jason daría su discurso en apenas diez minutos, así que Liam y yo tomamos asiento en el gran salón para poder verle de cerca.

-Maldito cabrón está hecho Jason... -pensé que estaba pensando, pero lo solté en voz alta.

-¿Cómo? ¿Por qué dices eso? -preguntó Liam.

-No, nada. Olvídalo. -respiré hondo y quise dejarlo pasar.

-No, dímelo. No te guardes las cosas, cuéntame qué te ha hecho para que pienses eso y lo solucionaremos. -insistió.

Lo pensé bien durante unos segundos, no era justo que me quedase callada y él recibiese un premio que me pertenecía. Ya era tarde para ello, pero al menos se podría saber la verdad.
Era yo quien merecía ese premio y esa fama gracias a lo que escribí. No era justo que se llevase él lo que era mío.

-Me da vergüenza contarlo... -admití.

-No te guardes las cosas. Si te sientes más cómoda, ignora nuestra relación laboral y piensa que soy un... un... amigo.

-Bueno, en resumen, Jason se aprovechó de mí. Me da vergüenza admitir que, hace varios años, me enamoré de ese capullo que se acercó a mí para follarme y robarme todas mis obras inéditas. -sentí un nudo en la garganta al recordarlo. Pensaba que ya lo había superado del todo (tenía problemas peores con Nathan), que esos meses ya pasaron, pero en ese momento, al contarlo en voz alta, me sentí de nuevo como una imbécil.

-Yo... no me esperaba que Jason te hiciese esa perrada. Lo siento muchísimo, si hay algo que esté en mi mano...

-No he acabado. -le interrumpí. -Ese relato con el que va a recoger el premio, es mío. Lo escribí exactamente igual hace unos años, y me lo robó.

-Y ahora... ¿qué hacemos? -Liam no podía hacer nada.

-Sé que debí contarlo antes, pero no me salía. Igualmente no te lo conté para que le delatases, fue un poco... un instinto. Ya es tarde, él recogerá su premio y yo disfrutaré de estar aquí. También sé que no tengo pruebas para que me creas, pero tampoco las quiero porque no quiero demostrarte nada. Por si no me crees, te puedo contar el relato completo sin haberlo leído y verás que es igual.

-Ni hablar. -se levantó de un salto y me extrañé. -Eso no va a acabar así, y no dudes en que te crea porque claro que lo hago.

-¡Liam! -le seguí como pude porque no alcanzaba ir a su ritmo. -¿A dónde vas?

-¡A recuperar lo que te pertenece! ¡Aún hay tiempo! -todos nos estaban mirando.

Corrí como pude detrás suya durante varios minutos. Entre lo estrecho que era el vestido, los tacones que llevaba y lo rápido que iba él, me iba a morir.

Liam entró a una pequeña sala con un cartel de "Personal autorizado".

-Quédate aquí, vuelvo enseguida. -dijo. Asentí nerviosa.

Pasaron varios minutos y no salía de esa sala. Me estaba empezando a preocupar, y la gala comenzaba en apenas dos minutos.
La puerta se abrió y salí de mis pensamientos: