{Capítulo 26}

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Una hora después salimos de comisaría. Estábamos hambrientos así que fuimos a un pequeño restaurante a comer. Liam insistió en que estuviera lejos de mi barrio para evitar encontrarnos con Nathan.

-Estoy muy orgulloso de ti. -dijo cortando un trozo de carne.

-La verdad es que si no fuera por ti, jamás habría ido a denunciarle. -admití.

-Bueno, lo importante es que ya lo has hecho y dentro de un tiempo serás libre. -nuestras manos se entrelazaron.

No quería admitir que estaba muerta de miedo; Nathan era una persona muy agresiva.

Fuimos a pasar la tarde a la oficina; teníamos bastante trabajo atrasado.

Por suerte, la única persona que podía hacerme un interrogatorio allí era Marta, y se había ido con Nacho de viaje, así que nadie me diría nada.

-Toma, aquí tienes todo tu trabajo. -Liam dejó un taco de papeles en mi mesa. -Cuando acabe la tarde paso de nuevo por ti, he colocado una cámara en la entrada y desde mi ordenador puedo ver quién entra al edificio, por si Nathan aparece o lo que sea.

-Gracias, te quiero. -aún me costaba decirle te quiero, aunque fuera lo más real que salía de mí.

-Y yo. -besó mis labios y se fue a su despacho.

Sonreí como una tonta. Este hombre me tenía locamente enamorada
No sabía qué era lo que teníamos exactamente o cuánto duraría, pero solo quería vivirlo y ser feliz a su lado.

Pasé varias horas sin parar de hacer tareas que tenía pendientes.

Oí unos gritos desde la planta baja que me extrañaron, aquí nunca habían peleas.

NARRA LIAM

Intentaba concentrarme pero no podía dejar de mirar aquella pantalla.
Tenía miedo de que Nathan viniese a por Vicky. Sabía que ese hijo de puta no pararía hasta tenerla, ya sea viva o muerta.
Seguro que en estos días que su mujer no ha vuelto a casa ha pasado por la oficina más de una vez a buscarla, y no sería la última.

Y, efectivamente, apareció; lo vi entrar por la puerta principal desde la cámara.
Normalmente hay que tener un acceso exclusivo para entrar pero, con lo famoso que es Nathan Ardchivald, normal que le dejasen pasar.

Bajé corriendo por las escaleras. No podía permitir que entrase a por Vicky.

Cuando le encontré estaba en el salón principal, hablando con Brenda, una compañera:

-Sí, pues creo que Vicky está en su desp...

-¿¡Qué coño haces aquí!? -interrumpí a Brenda con un grito hacia Nathan. Me daba igual que todos mis empleados estuviesen mirándome.

-He venido a por mi mujer así que, si no quieres que te parta la boca, apártate y déjame subir a por ella. -musticó a punto de pegarme.

-Lo último que haría es dejar a Vicky con un monstruo como tú. -respondí. -No sabes cómo te odio y las ganas que tengo de matarte, pero no lo hago por ella.

-¡Atrévete a repetir eso, carbón! -me golpeó varias veces seguidas con su puño, mi nariz comenzó a sangrar y algunos compañeros nos querían separar, pero me resistí.

-No voy a pegarte porque pronto recibirás el palo más grande de tu vida. -dije presionando mi nariz para no marearme más. -¡Seguridad! Por favor, llévense a este monstruo y asegúrense de que no vuelva a pisar esta oficina.

-Pero, señor, se trata de Nathan Ardchivald. -dijo uno de ellos agarrando a Nathan.

-¡Como si es el rey de Roma! Soy el jefe de aquí, así que si digo que no vuelva a entrar, no lo permitiréis y punto. -no me gustaba tratar así a mis empleados, pero cuando Vicky estaba en peligro me ponía de muy mala ostia.

-¡Voy a matarla, tengo contactos que me ayudarán! -gritó Nathan antes de ser echado de aquí -No pararé hasta que consiga lo que quiero.

Cuando se cerró la puerta todos los presentes me miraban extrañados:

-Aquí no ha pasado nada. -todos asintieron al oírme. -Podéis iros a casa; ya.

Todos se fueron al instante. Creo que la única que no había visto el numerito era Vicky, lo cual agradecía. Cuando la oficina se vació subí a ver a Vicky. Me costaba andar porque Nathan me había golpeado hasta dejarme aturdido.

Preferí no haberle golpeado para evitar problemas en la empresa, pero me habría encantado machacarle allí mismo.

Víctima SilenciosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora