{Capítulo 18}

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¿Cómo que lo sabía todo?
¿A qué se refería?

Me entraron unos nervios que me estaban comiendo la cabeza.

-Eres inútil. ¿No te das cuenta de que pueden sospechar de mí por tu culpa? -bufó. -Arruinarías mi vida.

-¿Perdona? ¡He acabado así por tu culpa! -chillé. ¿No se daba cuenta de aue él estaba arruinando ya la mía?

-¿Tú también vas a chillar? -me agarró del cuello y apenas podía respirar por mi estado. -Cierra el pico, zorra. Estoy harto de ti y más de ese gilipollas, se la va a ganar.

-Hazme lo que quieras, pero a él ni lo toques. -dije con furia. No le aguantaba más.

Podría permitir lo que fuera, menos que metiese a Liam por medio. No se lo merecía, no tenía nada que ver en ésto.

-¿Así que lo que quiera? -alzó una ceja.

-Prefiero pasarlo mal a que le metas a él en ésto.

-Bien; tú decides. Creo que vas a desear no salir de este hospital nunca, porque cuando salgas te haré la vida imposible. -sonrió con malicia y se fue, dejándome sola.

Suspiré y cerré los ojos. No podía más con ésto, me estaba viniendo demasiado grande.

Me quedé sola dos o tres horas, hasta que oí un taconeo acercarse hacia mi habitación. Sabía que era ella:

-¡Vicky! Por fin te encuentro. -besó mi mejilla y se sentó en mi camilla.

-Marta. -sonreí sin ganas. -¿Cómo te has enterado?

-Liam me llamó y me lo contó. Me pidió que viniese a echar un vistazo porque a él le habían echado... -alzó una ceja. -Nena, ¿puedes explicarme qué mierda ha pasado?

-Me dolían mucho las costillas por un golpe y Liam me llevó al hospital. Tras hacerme unas pruebas me operaron y cuando salí de quirófano Nathan y Liam se pelearon; no hay manera de que se lleven bien, son como el perro y el gato. -resumí.

-¿Qué clase de golpe para romperte las costillas?

-Soy muy torpe, me tropecé. -mentí. No era capaz de contar la verdad ni a mi mejor amiga.

-Tía... Deja de mentirme, dime la verdad. -alzó las cejas.

-¿Qué verdad? -me hice la sorprendida.

-La que llevas tiempo ocultándome. -hizo una pausa para que respondiese pero no lo hice y ella siguió. -Bueno, si no lo admites tú lo diré yo.

-Adelante. -respondí. Ya era el momento, Marta sabía la verdad.

-Estás liada con el jefe buenorro.

Suspiré aliviada.
Prefería que descubriese eso a lo otro.

-Marta... yo...

-No hace falta que me pidas disculpas por lo mala amiga que has sido por ocultarme esta valiosa información, solo cuéntame todo; con todo lujo de detalles. -sonrió juguetona.

 -sonrió juguetona

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-Bueno... No sé lo que tengo para contarte realmente... -la verdad es que no sabría definir lo que nos pasó a Liam y a mí. -Desde el primer día que apareció en la empresa sentí algo extraño y, por una circunstancia u otra, él también se interesó en mí. Creo que me fui dejando llevar, aunque no pasamos del tonteo. Hasta la noche de la gala que...

-¡Lo sabía! Estar en una habitación con él, aunque también estuviera el mongolo de Jason, tendría que haber acabado con algo... Perdón por la interrupción; sigue, sigue. -mi amiga se venía muy arriba con los cotilleos.

-Volvimos los dos juntos de la gala, porque Jason estaba por ahí amargado por lo del premio, ya sabes. -continué. -Lo siguiente fue sin pensarlo, un calentón, yo...

-¿¡Te lo tiraste!? ¿Y qué tal? Seguro que genial porque...

-¡Para, déjame acabar! -le pedí aguantando la risa; al reírme me dolían los puntos. Esa chica era inpredecible. -No nos dio tiempo más que a enrollarnos porque, cuando estabamos a punto de... Jason abrió la puerta.

-¡Oh, Dios mío! ¿¡Os pilló!? -chilló con emoción.

-¡No! Mandé a Liam fuera antes de que nos viese.

-¡Menudo majarón! El día que Jason no meta la pata...

-No, fue lo mejor. ¡Casi me tiro a mi jefe! ¿no te das cuenta de lo mal que está eso? -no sé cómo mi amiga estaba tan eufórica en vez de reñirme por lo que hice. Después recordé que Marta estaba como una cabra y lo entendí.

-Bueno, bueno; ¿y qué pasó después? -preguntó.

-Al día siguiente le dije que todo fue un error y, desde entonces, está mucho más distante conmigo. Sólo se que fue un error y que, aunque a mí me gustó, no entiendo qué pudo ver alguien como él en mí. -con ella podía ser sincera.

-¡Coño, si es que pareces tonta, nena! Si está distante es porque tú le has cortado todo el rollo, seguro que le gustas.

-¡No somos chiquillos, te recuerdo que los dos estamos casados! -esa conversación sería lógica si fuéramos adolescentes y no dos jóvenes pero adultas casadas. -¿Qué harías tú si estuvieras en mi lugar? Me siento fatal después de lo que hice...

-Yo jamás le podría poner los cuernos a Nacho pero, si lo hiciese, sería porque esa persona me hace sentir muchísimo; y sé que tú eres igual que yo en ese aspecto. No le pondrías los cuernos a Nathan por cualquiera. Párate a pensar bien lo que sientes por Liam.

-Tienes razón. Créeme que ya le he dado muchas vueltas y... creo que estoy enamorada de él. -nunca pensé que lo diría en alto, y al hacerlo todo sonaba muy raro. -En este tiempo me ha demostrado más que nadie.

-Pues debe saberlo. -me acarició el pelo con una sonrisa de "todo va a ir bien".

-Es mi jefe y decirle eso haría las cosas más difíciles. -dije.

-No creo que Liam acabase así contigo por casualidad así que, tarde o temprano, debe saber la verdad. -respondió.

Cerré los ojos y respiré hondo.
Pronto se lo diría, merecía saber la verdad.

Víctima SilenciosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora