{Capítulo 24}

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-Ya está, tranquila. -me abrazó y me presionó contra su pecho. Le necesitaba tanto. -Ese hijo de puta va a pagar por todo lo que ha hecho, te lo prometo. -besó mi cabeza sin despegarse de mí.

-¿Y cómo? -pregunté

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-¿Y cómo? -pregunté.

-Pues iremos a denunciarle y contaremos toda la verdad. No te preocupes, te acompañaré. -dijo.

-¡No, no, no! -me despegué de él asustada para poder mirarle a los ojos. -¡No puedo hacer eso, me matará!

-No te volverá a poner la mano encima mientras esté yo contigo, y estaré siempre. Si no le denuncias te acabará matando él. Sé que tienes miedo, pero...

-¡No, no lo entiendes, no sabes lo que siento ni jamás podrás sentir el miedo que tengo porque, por suerte, no lo has vivido! -interrumpí. -¡No sabes de lo que Nathan es capaz, mira los mensajes que me está escribiendo!

《Nathan》
Vuelve a casa ahora mismo o cuando te vea te mataré, no estoy de broma. Os mataré a Liam y a ti si no vuelves ya.

-¡Me dan igual sus amenazas ahora! Tienes que denunciarle, no puedes seguir aguantando este calvario en el que vives, si no le denuncias y te pasa algo... juro que me moriré; otra vez no, otra vez no puede ser... -parecía que Liam iba a echarse a llorar también y no entendía por qué.

-¿Cómo que otra vez? -bajé el tono al darme cuenta de que le ocurría algo.

-Hay muchas cosas que no sabes de mí... -suspiró.

-Me estás asustando. -dije. -¿Qué pasa?

-Nunca he contado ésto a nadie a parte de al juez pero... hoy lo haré por primera vez. -suspiró. -Mi madre era víctima de violencia de género, mi padre era un maltratador. He pasado una infancia terrible viendo sufrir a mi madre de esa manera... viendo como mi padre le hacía todo lo que tú me has contado que te ha hecho Nathan. Por dios, no sabes lo mal que lo pasó ella y lo mal que lo he pasado yo. Me siento muy mal por no haber hecho nada al respecto, pero era muy pequeño y no sabía muy bien cómo actuar, solo sufría y sufría.

-No puedes culparte de eso, la culpa no es tuya. -le abracé de nuevo para hacerle sentir mejor. -¿Y qué tal está tu madre?

-Un día, cuando tenía ocho años, desperté por un fuerte ruido que oí desde la terraza. Decidí no darle importancia, pero el ruido iba a más así que, un rato después, cuando me asomé, vi que el cuerpo de mi madre estaba en la calle y mi padre estaba siendo interrogado por la policía. No entendía nada; me llevaron a tirones hacia el furgón, por lo que vi de nuevo el cuerpo de mi madre ensangrentado. Entré en estado de shock. Al minuto me explicaron que mi padre había tirado a mi madre por la terraza. -su voz quebraba. -Sentí una puñalada en el pecho, no me lo esperaba. Fueron muy francos conmigo y me dieron la noticia sin rodeos.

-¡Dios santo! -me llevé las manos a la boca. Lo que tenía que haber sufrido Liam no era normal.

-Mi padre está en la cárcel y, a día de hoy, me sigo asegurando de que no salga de ahí. Aunque haya pasado mucho tiempo de aquello, sigo sintiendo el mismo dolor. Por eso no quiero que te ocurra a ti porque, si te pasara algo, me moriría. No puedo permitir que vuelva a ocurrir. -dijo con dolor en su voz.

-Liam, lo siento muchísimo yo no sé qué decir, no me lo esperaba... No pasará de nuevo lo que, por desgracia, le ocurrió a tu madre. -dije.

-No pasará si sigues mis indicaciones. -me acarició la cabeza. -No hace falta que vayamos justo ahora, pero iremos pronto y acabaremos con todo ésto. No pararé hasta conseguir que Nathan pague por todo lo que te hizo, cielo.

Cielo. ¿Cielo?
No me esperaba ese cielo, y me percaté de que él tampoco.

-¿Cielo? -alcé una ceja y vi cómo se ponía nervioso.

-S-sí... me salió solo... yo...

-Me encanta. -le callé con un corto beso cerca de sus labios.

-¿Ah sí? -preguntó con una sonrisa.

-Demasiado. -me acerqué un poco más y besé de nuevo sus labios con intensidad. Echaba de menos este sabor tan exquisito.

-Te... quiero. Te quiero mucho. -no me esperaba ésto yo tampoco.

-Yo también. -admití cerrando los ojos.

Íbamos poco a poco, y me gustaba que Liam respetase eso.

Me iba a dormir de un momento a otro por culpa de todo lo que había bebido antes con los mamarrachos esos.

-¿Estás bien? -preguntó.

-No me encuentro muy bien, necesito dormir... Si no te importa, llévame a algún hotel, lo que cueste la noche lo puedes descontar de mi sueldo. -dije.

-¿Estás loca? ¡No te voy a dejar sola en ningún hotel! Te puedes quedar aquí el tiempo que quieras. -respondió.

-No quiero ser un estorbo, estás tranquilo en tu casa y tienes que tener a la empleada en casa. Me estás ayudando muchísimo, pero no es necesario que te desvivas por mí. -dije.

-¿Crees que para mí no eres más que una empleada? Pues estás muy equivocada. Ven. -se levantó del sofá e hice lo mismo.

Le seguí por el pasillo y subimos las escaleras que daban a la segunda planta.

-Esta es mi habitación. -señaló. -Aquí tienes un baño, de momento solo hay uno porque la casa está en obras, pero bueno, te puedes duchar y lo que quieras en él. Aquí hay otra habitación, ¿te apetece dormir aquí? Hay más sitio si no te gusta o lo que sea. -Liam seguía tenso tras lo ocurrido esta tarde.

-Es genial. -sonreí liberando su tensión.

-Vale, toma unas toallas por si te quieres duchar y siéntete como en casa. -dijo.

-Gracias... Voy a darme una ducha rápida e intentaré dormir.

Mientras me caía el agua de la ducha volví a llorar. Seguía sin asimilar todo lo que me estaba pasando.

Observé mi reflejo en el espejo del baño y daba miedo. Tenía todo el maquillaje corrido y una cara horrible; no sabía cómo Liam podía fijarse en mí.

Me envolví en la pequeña toalla que me dio Liam y salí del baño hacia la habitación.

Me senté en la cama y cerré los ojos para intentar relajarme y liberar toda la tensión que tenía acumulada. Justo en ese momento, Liam dio unos toquecitos a la puerta.

-Pasa. -dije.

-Te traigo algo de ropa... Es mía, te quedará grande pero al menos estarás cómoda. -la dejó en la cama. -Bueno, me voy y dejo de molestarte.

-Espera. -dije. -Muchas gracias por todo lo que estás haciendo por mí, no sé qué sería de mí sin ti.

-Sabes que te ayudo con mucho gusto. -me dio un cálido beso en los labios y se fue, dejándome en un vacío enorme.

Cuánto deseaba dormir abrazada a él.

Víctima SilenciosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora