Nathan me cogió de la cintura y andamos hasta la entrada del bar. Cada vez sentía un nudo en la garganta más grande.
En la misma puerta había un grupo de gente fumando hierbas extrañas (que creaban un olor espantoso).
Entramos y mis ojos se abrieron como platos:
Había una masa de gente considerable, todos estaban muy borrachos y haciendo de todo.
Quería irme de ahí.-¡Eh, mirad quiénes han venido! -chilló un tipo que ya conocía de la otra vez.
-¡Son Nathan y su putita! Aún recuerdo la buena tarde que pasamos con... ¿Vanessa? -añadió otro.
-Vicky, me llamo Vicky, no Vanessa. -mi voz era diminuta allí.
-Se llama Victoria, para los nuevos. Algunos no la conocéis y otros... la conocéis a fondo, ¡literalmente! -bromeó Nathan.
Todos rieron muy fuerte y se me hizo un nudo en la garganta. Ésto iba de mal en peor y acabábamos de entrar.
-Venid, habéis llegado en el momento justo. -nos sentamos en el sofá que todos rodeaban. -Vamos a jugar a "Chupito o reto", va a ser genial. -dijo otro tipo.
Menuda chiquillada.
Parecía que yo fuese una anciana, pero estos juegos son a los que jugaba en las fiestas hacía ya 10 años.Si no me apetecía hacer el reto que me propusieran esos salvajes me tomaría un chupito.
-No quiero jugar... -dije.
-No era una opción, nena. -me dijo Nathan apretando con fuerza mi muñeca. -¡Chicos, Victoria empieza!
Busqué con la mirada a alguna mujer para encontrar apoyo o comprensión. Para mi desgracia, la única que había estaba borracha perdida y haciéndole cosas asquerosas a un tío. Suspiré.
-Bien, preciosa. Te reto a que me metas la lengua hasta la campanilla. -propuso un borracho.
-No, me niego. -cogí el vaso y lo llené con la botella. Bebí sin pensarlo y pasaron al siguiente.
-Charles, te reto a que le hagas un buen striptease a esta chica. -propuso el dueño del bar.
Por favor, lo que menos me apetecía en este mundo es que ese tío de unos 50 años largos (era el más viejo de la sala con diferencia) se acercase a mí.
Por un momento tenía la esperanza de que se negaría porque me tendría un poco de compasión, pero obviamente no tuvo problema en restregarse contra mí. Todos le aplaudían como si fuera un Dios y yo aguantaba mis lágrimas y ganas de vomitar.
Pasó una hora y aún seguíamos jugando al estúpido juego. Estaba segura de que jamás había bebido tanto en mi vida, me estaba empezando a sentir realmente mal y a perder el conocimiento.
-Chicos, qué os parece si... -un rubio se acercó a mí y me quitó la camiseta de un rápido movimiento. Se notaba que era experto en eso.
Todos silbaban y aplaudían, yo no tenía la fuerza necesaria para hacer nada y detenerles. Mis lágrimas empezaron a recorrer mis mejillas y las piernas se me movían solas.
-N-no, por favor, no. -supliqué. Mis labios temblaban más que nunca. No tenía fuerzas para negarme a nada.
-¡Venga, venga! ¿Quién empieza chavales? ¡¡¡Hay para todos!!! -gritó Nathan. Me parecía un verdadero psicópata.
¿Por qué no podían ser personas normales?
-¡No, por favor, dejadme en paz! -chillé con más fuerza cuando seguían quitándome la ropa a tirones. -¡Nooooo!
Entonces se escuchó un golpe en seco que detuvo a todos los presentes de la sala. La puerta se abrió con fuerza, no podía ver quién era por el nivel de alcohol que tenía en el cuerpo, por al oír su voz supe quién era:
-¿¡Qué cojones hacéis!? -estaba histérico. -¡Fuera de aquí todos, ahora mismo! ¡¡¡Voy a llamar a la puta policía como no salgáis todos ya!!!
Todos salieron despavoridos detrás del primero como si fueran un rebaño, incluído Nathan.
Yo seguía sin asimilar lo que me acababa de pasar, estaba ahí, tumbada en ese sofá en el que casi me violan varios hombres de nuevo, con el torso al descubierto y a mis pies el resto de mi ropa rota.
-¡¡¡Vicky!!! -se acercó rápido a mí con preocupación y me rodeó con los brazos. Me dejé caer en su pecho y lloré ante él como nunca lo había hecho.
Estando a su lado ya no me importaba nada más, quería olvidarlo todo y centrarme en él y yo. Pero eso era imposible. Mi mundo estaba demasiado hundido, me encontraba en un pozo sin fondo del que era muy difícil salir ya.
No podía separarme de Liam.
Le necesitaba. Necesitaba estar pegada a él y no separarme en mucho tiempo; necesitaba que sus brazos me rodearan de esa forma y no me soltasen.
Estaba demasiado rota, ya sí que no podía más.
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Víctima Silenciosa
Roman d'amour~NOMINADA A LOS WATTYS 2019~ {Acabada} Vicky Collins lleva años siendo víctima de los abusos de su marido, aunque nunca fue capaz de contarlo a nadie. Pero, cuando su nuevo jefe Liam aparece en su vida, todo cambiará para siempre.