Epílogo

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Nos costó definir una fecha para nuestro matrimonio ya que cada vez se nos presentaba algún inconveniente. Luego de seis largos meses había llegado este día, organizamos algo en grande, en realidad yo. Él quería algo más reservado pero Erick Brian Colón de Vélez no podía quedar atrás.

Christopher quería que llegue con su madre, pero preferí y opté por la opción de entrar con mi hijo.

Tayler estaba conmigo en la casa, Christopher se quedó con Zabdiel, quería matarlo cuando me dijo que se quedaría ahí, menos mal su mamá también lo haría. 

El traje de mi hijo obviamente lo escogí yo, este niño sería un galán cuando sea grande igual que yo.

- Te ves hermoso bebé - dije al ver que ya estaba listo - pero yo me veré mejor.

- Le diré a mi papá - advirtió. Christopher me había dicho que intente dejar de pelear con Tayler, que ya estaba bastante grande para hacerlo.

- Chismoso - dejé un beso en su frente - voy a cambiarme.

Mi traje era azul, no quería el típico traje negro y le advertí a Christopher que si llegaba con un traje negro no me iba a casar.

Era tan extraño esto, me sentía nervioso por el hecho de que iban a estar varias personas acompañándonos en este día, yo casi invité a todos con los que me llevaba bien en mi trabajo y Christopher también.

- ¿Y? ¿Te gusta? - Tayler me miraba como analizando cada detalle.

- Me encanta papi - extendió sus brazos para que lo tome en brazos.

- Creo que tendrás buen gusto, eso me encanta.

Comenzó a sonar mi celular, por un momento pensé que lo había apagado, de seguro Tayler encendió.

- ¿Chris?

- ¿Ya vienes?

- No aún no.

- Se me olvidaron los anillos en la casa de Zabdiel, tendrás que demorar un poco más.

- ¿Qué? Pero Christopher...

- Lo siento, te amo.

No podía creer que se le hayan olvidado, quizás esta era una señal para que me arrepienta.

- Quiero irme.

- Tendremos que esperar un momento - me senté a su lado - adivina a quien se le olvidaron los anillos.

Tayler llevó una de sus manos a su frente negando con la cabeza, adoraba a este niño aunque pasemos casi todos los días peleando, cada día tenía actitudes parecidas a las mías.

Luego de unos minutos al fin nos fuimos, si pasaba algo más en el camino juraba que no me iba a casar.

Ya nos encontrábamos afuera apunto de entrar - tienes que caminar bien y derecho como te dije. Otra cosa si me arrepiento te quedas con Chris ¿eh?

- Papi ¡no! - soltó mi mano.

- Es broma bebé, no saldré corriendo ni nada por el estilo - volví a tomar su mano.

Abrieron la puerta, quedé tieso al ver que todos me estaban mirando. Amaba que las personas aprecien mi belleza pero no tantas a la vez. Estaba bastante nervioso.

Dirigí mi mirada a Christopher, estaba con un hermoso traje azul - ¡Upa que hombre! 

- ¡Papi! Ahora no.

Al llegar le dimos un beso a Tayler quien se fue con su abuela. Mi novio era hermoso, pero hoy estaba más reluciente que cualquier joya fina.

La ceremonia transcurrió normal como supongo que eran, de vez en cuando nos mirábamos para sonreír, mientras el padre hablaba yo pensaba muchas cosas en mi mente, se me vinieron los recuerdos de la primera vez que lo vi, la primera vez que me atreví a lastimarlo, pero también la primera vez que me dediqué a amarlo, este hombre me tenía amarrado a él y no quería que me suelte nunca.

Una lágrima bajó por mi mejilla, la limpié disimuladamente pero él se dio cuenta.

Cuando el padre al fin dijo las palabras que quería escuchar, nos dimos un beso que para ser sincero era el más hermoso que nos habíamos dado en todos estos años.

- Al fin eres mio.

- Tu siempre lo fuiste para mi ¿recuerdas que siempre te lo decía? Mi hombre - besé sus labios.

Salimos de ahí junto con Tayler para juntarnos con los demás en el lugar donde se haría la celebración, esto iba a estar buenísimo.

Al llegar me detuvo un momento - Te amo.

- Lo sé, yo también me amo - no podía faltar mi egocentrismo - Te amo mucho más amor, que raro suena ¿no?

- De ti sí - rió.

- Supongo que la traes puesta - le enseñé la cadena que ambos teníamos. Aquella vez que Christopher cortó la suya yo mandé a que la reparen nuevamente.

- Claro que sí - la dejó ver.

Comencé a escuchar gritos y aplausos al ritmo de una canción, era la que yo le había dedicado a Christopher cuando le propuse matrimonio, de seguro esto era obra de él.

Entramos al fin y de inmediato comenzamos a bailar, no nos quitábamos la mirada el uno del otro, estábamos más que felices de estar viviendo esto juntos. Porque sí, quería estar hasta mi último día con él.

Contra El Pasado - Chriserick (Tercera Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora