Prefacio

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Hay una reunión tensa, quizá sea la más tensa que han vivido los menores que se encuentran en la sala. Cada niño llora, grita, se culpan el uno al otro. Uno de ellos está en silencio pero con los ojos ensanchados, como si hubiera visto el peor crimen del mundo... no, de hecho, acaba de cometer junto con sus compañeros una atrocidad tan grande que les marcara sus vidas para siempre. Se ha vuelto un recuerdo crudo y una carga enorme para cada uno.

— ¡Son unos sin vergüenzas!

— ¡Dejaron que se llevaran a un inocente! Permitieron que se lo llevaran...

— No puedo creerlo, no lo puedo creer. Has deshonrado el nombre de nuestra familia. ¡¿En que estabas pensando?!

— Ni si quiera era una Omega. ¡Fue a una Alfa! ¡Una Alfa!

— Pobre niña, pobre niña, ahora está sucia y nadie querrá esposarla.

— ¡¿A quién le importa la niña?! Nuestros nombres, nuestras reputaciones se verán manchadas por el error de estos niños sin cerebro.

— Alfas y unos Omegas abusaron de una Alfa... ¿Qué excusa van a poner? Si hubiera sido una omega le hubiéramos echado la culpa a ella por su celo... ¡¡PERO NO!!

— ¿Y qué hay del otro niño? Sólo pasaba por ahí y lo hicieron responsable del crimen de estos imbéciles...

— ¿Qué hice mal? Yo no te críe así. Dios mío... ¡¿Por qué me castigas así, Dios?!

— Deberían ir a la cárcel todos ustedes...

— ¡Son sólo unos niños! Tienen trece años...

— Yo tengo catorce...

— ¡Cállate! Ya tienen la edad para poder saber lo que está mal y bien. ¡Pero esto es más que una travesura! No rompieron una ventana, no le dejaron una abolladura a un coche. Me da asco tan sólo recordar lo que han hecho.

— ¡Yo no quise hacerlo! – reclama un niño mientras golpea la pared con lagrimas en los ojos — .Ninguno estaba en sus cinco sentidos.

— ¡Tú nos ofreciste la condenada droga!— dice otro señalándolo con el dedo y temblando.

— Es verdad, tú tienes la culpa de todo.

— ¿Les obligue a tomársela?

Los dos niños se ponen a pelear. Los adultos tratan de apartarlos mientras que el niño que no ha mencionado nada sigue con la misma expresión. Quiere creer que es una pesadilla, una alucinación.

Alguien le da unas palmaditas en la espalda. El menor deja caer lágrimas.

— Lo siento — habla por primera vez.

— Claro, un lo siento borrara todo — regaña uno de los adultos. Dos mujeres lloran abrazadas, avergonzadas de sus hijos.

— ¿Qué dirán mis amigas?

— ¿Qué van a pensar la gente de nosotros?

— Somos unas de las familias más poderosas e importantes de toda China y todo se derrumbara. ¡Estamos perdidos!

— Esperen... recordemos que el mocoso que pasaba por ahí fue culpado. Hay que dejarlo así. Después de todo es un niño de la calle y nadie vendrá a su rescate y los chicos que crecen en los barrios son delincuentes. Tal vez sea lo mejor...

— ¡Otro niño fue testigo! ¡Los vio, los vio ¡ Va hablar tarde o temprano. Va hablar.

— No lo hará, padre. Yo le amenace que no se atreviera hacerlo...

Ese niño que hablo es golpeado en la cara por la gran mano de su progenitor.

— Muy mal, muy mal.

— ¡Suficiente!

Todo el salón queda en un silencio sepulcral por unos momentos.

— Estoy de acuerdo. Ese niño que al parecer no tiene buena imagen. Ha robado varias veces. Consideremos esto como el destino. Ese chico debe ir donde pertenece: En la cárcel.

— ¿No escuchaste? Hubo un testigo...

— Podemos callarlo con dinero. Y que de testimonio que fue el mugroso de la calle. Todos aquí presentes, juremos nunca hablar de esto jamás. De ahora en adelante, esto sólo será una pesadilla. Nunca paso, nada paso. De eso no se habla. ¿Me escucharon? A partir de mañana cada quien regresa a sus actividades como siempre. Vuelvo a repetir... ¡De eso no se habla, de eso no se habla! ¡Nunca paso, nunca paso! 


***

Espero que les guste la historia

Esta canción y la anterior serán el tema principal de la historia. 

Saludos. 

¿Quién arruino mi vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora